CELOS, DESEOS Y LA NOVIA

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Ginny bebió ávidamente de la sustancia humeante que Hermione acercó hasta su boca, estaba en shock, no supo como la sacaron de esa plaza comercial, excepto que ahora temblaba en el sofá de Pansy Parkinson, el primer lugar a donde Draco las llevó tras el enfrentamiento.


—Lucius... —susurró una vez que terminó su bebida y miró entorno a la habitación con temor, necesitaba verlo—.

—Vendrá más tarde Gin —le abrazó la castaña suavemente al tiempo que dejaba la taza sobre la mesita de junto—. Tuvo que ir a arreglar unos cuantos asuntos, ya volverá.


La pelirroja no dijo nada, permaneció en silencio entre los brazos de su amiga hasta que un enojado Draco Malfoy irrumpió en la habitación, Pansy le seguía de cerca. Ambos se notaban molestos, pareciese que hubiesen discutido acaloradamente.


—No malinterpretes las cosas, Draco. No quise decir eso, era un simple comentario.

—No digas que eres mi amiga cuando me das la espalda en el momento que más te necesito.

—No compares, Draco. Una cosa es irte a buscar a la casa de Granger y otra muy distinta que la traigas a mi casa.

—Creí que contaba contigo, disculpa por ser tan idiota, Pansy, nunca quise romper la atmosfera de amor y tranquilidad que reina en tu departamento —dijo cada palabra con sarcasmo sin disfrazar.

—A mí no me vengas a gritar, Draco, te recuerdo que esta es mi propiedad y...

—Nosotros ya nos vamos. Hermione —la llamó—, iremos a otra parte.

—Ginny no está bien... —susurró la castaña—. Necesita descansar un momento, como doctora sé lo que te digo, no podemos moverla.

—Pueden quedarse, Draco —intervino Pansy—, al menos hasta que Ginny mejore.

—Dije que nos vamos, Hermione, ¿no te das cuenta que la señorita Parkinson no nos quiere en casa?

—¡Draco! Es suficiente —gritó Pansy colocándose frente a él—. Si te dije lo que dije fue porque tengo miedo, costó mucho hacerme de una nueva reputación y llegas a mi casa sin avisar, con una chica desmayada y con la misma Hermione Granger, después de un enfrentamiento con el mismísimo Harry Potter. Mi padre va a aniquilarme si se entera.

—¡Claro! Y ese es un precio demasiado caro para la princesa de Slytherin ¿verdad? Ahora comprendo a Zabini, no sigues siendo más que la muñeca superficial de siempre, los hombres no queremos muñecas de colección Pansy, queremos mujeres de carne y hueso, que sientan y amen, no que solo se paren y sonrían.

—¡No metas a Zabini en esto!

—¡Es la verdad, Pansy! Abre los ojos. El cuerpo se termina, la belleza muere y el día de mañana no quiero venir a visitar a una pobre anciana sin hijos y con un historial de hombres demasiado alto.

—¿Me estás llamando prostituta cara? Si a esas vamos tu tienes a otra durmiendo en tu cama, sabemos que Digal no es una perita en dulce.

—¡Deja de meterte con mi novia!

—¡Me sorprende que la recuerdes cuando te besuqueas con Granger! ¿O te olvidaste que llamaste para decirme de tu tonto beso con la esposa de la comadreja?


Lo dijo sin pensar, el puño abierto de Draco Malfoy cayó sobre la mesa y Hermione se puso en pie de un brinco.


—¡Basta! ¿No pueden hablar como dos personas civilizadas? Lo que Malfoy o yo dejemos de hacer no te importa, Parkinson. Ahora sí, vámonos —habló tranquila mientras levantaba suavemente a Ginny del sofá, pero Draco pudo ver en sus ojos el brillo causado por las lágrimas, ella no sabía nada de Digal.

SEÑOR AMANTE (Lucius Malfoy y Ginny Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora