CANDIDATOS: EN SUS MARCAS, LISTOS... ¡FUERA!

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Hola, buenas noches a todos. Sé que he estado algo ausente, pero bueeee, si se enteraron mi computadora estuvo muerta y ya tenía la mitad del capítulo allí, por eso me retrasé más. Ya tengo mi lap. Nos vemos en las notas finales.

Gracias por estar aquí.

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Narcissa Black tomó el brazo que Blaise Zabini le ofreció y como si se tratara de una bella y llamativa pareja del momento avanzaron hacia la entrada del Ministerio de Magia y Hechicería. En efecto, tal y como Lucius le contó a Draco, parecía que Potter había dicho la verdad, pues para ser un día común en el Londres Mágico, lo cierto era que había muchísimo movimiento dentro del Ministerio.

Las cámaras y los reporteros de distintos medios de información del Mundo Mágico comenzaban a llegar de todas direcciones y en la entrada checaban a todos los que entraban y salían del lugar. Blaise estaba seguro de que Harry estaría ya adentro, al igual que la odiosa comadreja. El rubio y el abogado los siguieron muy de cerca, aunque acordaron que se mantendrían, una vez en el interior, a una distancia prudente para evitar salir en los medios.

—Señor, Zabini —saludó educadamente el guardia de la entrada al percatarse de la presencia del mago—. ¿Algún pendiente?

Blaise asintió con una sonrisa.

—Dejé varios pendientes en la oficina y es justo que venga a terminarlos. De hecho, mi buena amiga, la Abogada Ginevra Weasley me ayudará un poco.

—Oh, que bien. Buena tarde, licenciada.

—Por cierto... veo mucho movimiento. ¿Ocurre algo importante? No fui informado sobre ninguna junta.

—Al parecer es algo del Ministro —respondió el guardia con sinceridad—. No nos explicaron nada. Únicamente nos pidieron reforzar la vigilancia y no dejar entrar a nadie sospechoso. Nos están pidiendo que registremos a todo el que entra y sale.

—Ya veo... Sí que es extraño. Ya veremos dentro de un rato —sonrió—. Por cierto, el señor Malfoy Black y el licenciado Swan vienen conmigo, los atenderé en un rato libre.

—Perfecto. Adelante —señaló el hombre mientras su compañero anotaba en una libreta los nombres de los cuatro personajes.

—Realmente nadie sabe lo que va a pasar... —comentó Draco cuando estuvieron lejos de la entrada—. Todo está preparado para que Harry tome el cargo.

Blaise asintió.

—Nunca pensé que el Ministro, aún tratándose de Harry Potter, se prestara a hacer esto. Finalmente, existe el derecho de oposición, así como yo alguien más puede ejercerlo.

—Parece ser que todos se están reuniendo en el patio principal... —señaló el rubio—. Hacia allá caminan todos los reporteros.

—Es cierto. Será mejor que nos despidamos aquí —habló Blaise—. Ustedes vayan hacia allá luego de unos minutos y traten de confundirse entre las personas que se encuentren detrás. Ginny y yo trataremos de perdernos entre los reporteros para no ser vistos hasta que llegue el momento.

—De acuerdo.

Draco posó una mano en el hombro de su madre y le sonrió.

—Todo estará bien, mucha suerte —besó su mejilla con amor y se alejó junto al abogado de la familia. Swan por su parte no dijo nada, solo regaló una reconfortante sonrisa a la mujer.

SEÑOR AMANTE (Lucius Malfoy y Ginny Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora