SEÑOR AMANTE (Lucius Malfoy y Ginny Weasley)

TE EXTRAÑÉ

Faltaba aún una semana para que Lucius regresara y Ginny no hallaba qué hacer con lo que sentía... se dio una larga ducha y se metió en la cama... ahora era media noche y un sonido la despertó, no se molestó en ver que era... hacía una semana que creía escucharlo llegar pero era sólo un espejismo, una ilusión.

Lo que no sabía es que esta vez era distinto...

Un mago rubio la miraba en la oscuridad... había dejado sus negocios por ella... por tenerla, porque no había resistido la idea de estar sin ella... estaba vestida con una bata como acostumbraba a dormir pero no estaba tapada y le dejaba ver sus hermosas curvas...

Se acercó lentamente y se acostó sobre ella quien estuvo a punto de gritar pero pudo ver por el rabillo del ojo el anillo azul que salía de su mano. Se giró para verlo a los ojos grises que tanto le gustaban... y esperó a que la besara...

No supo cómo entró y tampoco se preocupó en averiguarlo... estaba con ella y era lo único que importaba... que la hiciera suya en ese momento. Lucius se quitó la camisa y la bata de Ginny saltó por los aires... ambos se deseaban con intensidad... pronto la bruja quedó desnuda y Lucius movió su varita desesperado por estar desnudo pronto...

La miró a los ojos como pidiéndole permiso para entrar, ella vio el miembro erecto... era enorme era verdad... pero lo quería sentir de inmediato...

—Hazlo— le dijo, el hombre se extrañó de que lo tuteara pero no le importó, al contrario le gustó... muchísimo.

La penetró de una sola estocada... Ginny gimió... le dolió... ni siquiera esperó a que se acostumbrara, comenzó a embestirla con desesperación... soltando bramidos roncos que Ginny disfrutaba moviendo la cabeza de lado a lado...

—Di mi nombre —exigió el hombre con urgencia, necesitaba escucharla... lo necesitaba... todas lo decían menos ella...

—Lu... Lucius —murmuró a su oído—. Lucius —repitió. Le encantaba decirlo.

Aquello fue tan hermoso que el mago se corrió... se corrió con una enorme sonrisa que la bruja no pudo ver... ¡Mierda! Rió para sus adentros... se había corrido de sólo escucharla pronunciar su nombre. Se quedó un rato dentro de ella y luego salió en forma lenta... Se acostó a su lado para descubrir que su pelirroja ya estaba dormida... respiraba en forma lenta y apacible.

Sonrió.

Se puso su ropa dispuesto a marcharse, pero antes de irse tomó su maleta y se dirigió al ropero de la bruja, lo abrió teniendo cuidado de no hacer ruido y comenzó a colgar unas cuantas prendas con su varita. Aquello no significaba que se mudaría con ella... pero si un pequeño aviso de que ahí estaba y que ella le pertenecía por completo y no podía ser de otro... no podía...

La miró por última vez y pudo escuchar como su nombre se escapaba de los labios de la joven... soñaba...

—Lucius- decía dormida

La besó suavemente en la frente y esta vez salió sin mirar a atrás...