BODA

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—¡Maldición! —Exclamó la señora Weasley—. Tienes que calmarte Hermione, este no es el fin del mundo.

Ginny sonrió, acababa de llegar... llevaba un vestido de cóctel color gris y el cabello recogido... algo que no le agradaba mucho, pero era la boda de su hermano y sin duda, su madre la quería bien arreglada.

—¡Ginevra! —Exclamó su madre al verla—. Me alegro tanto... tengo tantas cosas que hacer... los invitados... el patio... digo el salón... ¡por Merlín! tan poco tiempo y tanto que hacer...

—Debes seguir tu propio consejo —recomendó su hija tocándole un hombro—, trata de calmarte.

—Lo haré... ay, hija —suspiró—. ¿Qué haré cuando tú también te cases?

Ella no respondió... si su madre supiera quién era el dueño de su corazón y con el único que se casaría...

—Aún falta mucho para eso, mamá...

—Es lo único que me consuela —dijo y salió de aquel cuarto donde sólo quedaron tres chicas, una rubia, una vestida de novia y cierta pelirroja—.

—Me alegro tanto —empezó Hermione viéndose en el espejo—. ¡Estoy desesperada! Creo que aumenté 10 gramos...

—¡Por Merlín Herms! Claro que no... —La calmó Luna sin mirar a la que antes era su mejor amiga—. Piensa que te casarás con el hombre que amas.

—Mi hermano te ama —la abrazó Ginny—, y ten por seguro que Ronald Weasley está así o más nervioso que tú... ya lo conoces...

—Tienes razón —suspiró Hermione—. ¡Chicas! Me alegra tanto que estén aquí... es el día más feliz de toda mi vida... creo que voy a llorar.

—¡Claro que no! —La detuvo Ginny—. No llegué temprano a maquillarte, para que te pongas a llorar...

La castaña sonrió, su amiga siempre había sido más extrovertida, desde el modo de vestirse hasta para hablar y era la indicada para maquillarla, lo que haría en ese preciso instante.

—Herms... —habló Luna tras un incómodo silencio—. ¿Van a querer que las ayude en algo o...?

—Creo que es todo —habló Herms con amabilidad, al tiempo que se sentaba ante el espejo—, supongo que Gin querrá privacidad para transformarme.

—Bueno —aceptó la rubia—, iré a arreglarme, y te veré dentro de un rato en el salón.

—Gracias, Luna.

—Ha sido un placer —respondió la otra y salió de la habitación.



—Es muy amable ¿no crees?

—Tal vez —cortó Ginny girando a su amiga—. No quiero que veas el espejo hasta que termine.

—Pero...

—No quiero que lo veas...

—Ok —aceptó, pensando que jamás ganaría una discusión de belleza con su futura cuñada, esa terquedad venía de familia... aunque ella no era la precisa para hablar de necios, sabelotodos y testarudos...—


Mientras Ginny movía la brocha de un lado a otros por su cara, Herms se quedó pensando en lo extraña que se había vuelto la relación entre Luna y la pelirroja, antes eran muy unidas, pero ahora se mostraban frías y distantes y llegó a preguntarse si el gran Harry Potter tendría algo que ver en eso.

SEÑOR AMANTE (Lucius Malfoy y Ginny Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora