RENTA

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—Lo siento —se disculpó Ron al verla bajar de nuevo—, no debí ser tan duro contigo. Harry es mi amigo y tú ya no eres una niña, tienes derecho a decidir lo que quieres o no hacer.

—Me voy Ron.

—Pero, te estoy pidiendo...

—Lo sé —le sonrió—, pero me voy. Lo del trabajo es cierto, estoy muy emocionada y quiero irme.

—¿Pero...

—No digas nada, vendré a visitarlos todos los fines de semana y los seguiré viendo por los preparativos de la boda, no crean que me olvido de ello.

—Gracias —la abrazó Hermione con mucho cariño—. Te deseo la mejor de las suertes en tu nuevo trabajo.

—Gracias, Herm. ¿Harry?

—Que te vaya bien —la abrazó de igual forma, muy suave, y pudo sentir el olor a rosas que desprendía su pelo—, puedes contar conmigo para lo que sea.

La pelirroja no le respondió, simplemente le dedicó una pequeña sonrisa y avanzó hacia el resto de su familia para despedirse.

—Hija, siempre estaremos para lo que sea —sonrió el señor Weasley—. Estoy orgulloso de ti, esa es nuestra mujercita

—Gracias, papá. Yo también te quiero.

—¿Es necesario que te marches ahora? —preguntó George—. Aún no hemos comido y créeme que a ninguno se nos ha quitado el hambre.

—Debo irme, George.

—Bien, cuando puedas date tus vueltas por la tienda hermanita, no se sabe lo que se puede necesitar para jugarle un broma al jefe ¿eh? —se burló—, si es muy gruñón le damos algo que le endulce la vida... si te cae mal lo envenenamos...

—¡George!— gritó su madre.

—Lo siento... ya en serio... Ginny, lo que necesites para prosperar en el trabajo está a tu disposición en sortilegios Weasley.

—Gracias de nuevo, pero no creo que mi jefe vaya a necesitar algo de eso —le sonrió deseando en verdad que así fuera ese desconocido jefe.

Cuando hubo abrazado a su hermano y recordado a Fred en su rostro, se dio la vuelta para hacer lo más difícil, despedirse de su mamá.

Durante años esa bruja la había sobreprotegido ¿por qué? Simple, siempre quiso una niña y como ella era su sueño hecho realidad no quería ponerla en peligro. Pero se lo agradecía, gracias a ello ambas habían formado unos lazos afectivos enormes y la mirada de su madre le llegaba hasta el alma haciendo que deseara quedarse, no tenía a donde ir y ya era tarde, en un par de horas comenzaría a obscurecer.

—Hija... ¿tiene que ser así?

—¿En qué quedamos mamá? Ya no soy una niña-

—Lo sé —sonrió su madre acariciándole el cabello— pero es que... me duelo mucho...

—Estaré bien, lo prometo

—Te creo hija, yo sólo quiero darte esto —dijo al tiempo que colocaba unos cuantos galeones de oro en su mano

—¡Mamá! Esto es mucho dinero... yo no...

—Ya me lo pagarás cuando te den el sueldo en tu brillante trabajo —le sonrió—ahora anda... vete... yo estaré bien

Ginny iba a decir un "te quiero mamá" pero estaba segura que pese a ser muy fuerte iba a decir toda la verdad. Y se alejó dispuesta a recorrer el mundo mágico.


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—¿Diga? —preguntó una mujer rechoncha.

—Lamento la interrupción —se disculpó Ginny pegada a la reja— pero me preguntaba si me podría dar informes del departamento que dicen que se renta.

—Claro, ¿es para usted?

—Sí —respondió—.

—Es usted muy joven, pero quizá le agrade a la señora, pase.

La anciana abrió la reja y la dejó entrar hacia los condominios que se rentaban, eran muy bonitos, era un zona lujosa y cara... tan cara que la pelirroja se tuvo que preguntar que calzones bombachos de Merlín estaba haciendo ahí.

—Por aquí —dijo la mujer y Ginny la siguió hasta detenerse en la primera puerta del primer piso donde llamaron, una mujer madura de ojos color avellana salió instantes más tarde—.

—¿Qué tal, Lina? —saludó a la anciana.

—Muy bien, señora, aquí le traigo a una niña que dice que quiere rentar el departamento.

—Bien, gracias Lina, paso a saludarte luego.

—Sí, señora —agradeció con una leve cabezada y se fue por donde había venido.

—Pasa, querida —invitó la nueva dama a Ginny, quien quedó asombrada al ver lo ordenado que estaba su departamento—. ¿Bebes?

—No, gracias —contestó al tiempo que tomaba asiento en un cómodo sillón negro—.

—Soy Celia Turrent —le dio la mano con amabilidad—, es preciso que sepas que mi hijo se casó hace poco y ha comprado una casa. Este fue su departamento de soltero pero es mío, mi difunto esposo me lo dejó junto a nuestra casa como herencia... por lo que he decidido rentarlo. La renta es un poco elevada pero podemos llegar a un acuerdo. ¿Alguna pregunta?

—¿Hablamos de este departamento? —se sorprendió la joven—.

—Sí, ¿hay algún problema?

—No para nada es sólo que... bien, si se llegara a un acuerdo yo quería empezarlo a ocupar lo más pronto posible y veo que aún sigue aquí.

—¿Yo? Para nada —rió la dama—. El departamento se renta amueblado, usualmente es para personas que se quedan un mes por cuestiones de trabajo y se van. Si quieres lo puedes ocupar en este mismo instante, yo sólo he venido a ver que estuviera limpio.

—Algo más —comentó Ginny—, me da mucha pena pero yo no tengo mucho dinero... este departamento es muy lindo y...

—¡No te preocupes! Desde lejos se ve que eres una chica responsable, no confiaría en nadie más que en ti para vivir en este departamento... eres la cuarta persona que viene y sólo a ti te lo estoy ofreciendo.

—Gracias.

—Son 3,000 galeones mensuales, pero te puedo dar un precio de 2,700... comprenderás que teniendo todo lo que tiene no lo puedo dar a menos.

—No, eso está bien.

—Entonces es todo tuyo, sólo tienes que dejarme un anticipo y firmar un documento.

—Claro —se alegró Ginny.

Una hora más tarde Ginny entregaba 2,700 galeones de los 3,500 que le entregó su madre y firmaba un contrato.

Se despidió de la dama y recorrió su nuevo hogar.

Era un lugar hermoso. Tenía una recámara muy amplia, un estudio, sala, comedor y cocina... ¡y totalmente amueblado! Entró al cuarto y saltó de inmediato a la cama, era tan suave... Ginny jamás había dormido en una cama tan suave ni estado en lugar más precioso, después de todo estar sola no era tan malo.

Tuvo ganas de dormir pero un sonido en el estómago le hizo recordar que debía comer, fue a la cocina, había una refrigerador muggle enorme... una estufa... todo de lujo... pero fue una lástima que no hubiera comida, tras sentirse mal por ello, guardó el resto del dinero y salió en busca de la portera.


SEÑOR AMANTE (Lucius Malfoy y Ginny Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora