Capítulo 44.

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Reina Eileen Good del Bosque Arlem, pov.

No pudo abrir sus ojos de inmediato, a través de sus párpados podía percibir mucha luz y le molestaba.

Cómo por arte de magia, la luz se volvió más tenue.

Seguro había sido Myrcella.

Hizo un repaso mental sobre las heridas en su cuerpo, sentía dolor en su rodilla derecha y una tenue puntada en su abdomen, recordó que durante la batalla con Nadeznha había recibido un golpe de varita en su labios, justo en la comisura.

Con cuidado se movió hasta quedar semi sentada y abrió los ojos cuidadosamente.

Definitivamente esta no era su habitación, el azul predominaba, también el negro.

Era la habitación de Zackary, su esposo.

Una parte del corazón de Eileen se quebró al pensar en él, el enfrentamiento con Nadeznha le había ofrecido, además de la oportunidad de darle unos buenos golpes, conocimiento.

La sangre de la bruja que es derrotada proporciona conocimiento, solo al final del duelo una vez que cae, tomando un sola gota de la adversaria/o se puede obtener valiosa información.

Y Eileen supo algunas cosas.

Su reclamo fue planeado por Nadeznha, quien consiguió manipularlos a ambos en el laberinto con un hechizo prohibido.

Zackary la había engañado con Christine, magia o no, era un hecho, y lo que venía a medio romper en su corazón, finalmente se había terminado de quebrar.

Sarah fue quien conspiró en su contra con su prima. (Si bien era casi una certeza, ahora pudo saberlo a ciencia cierta).

Y por último, El Rey Maxon sabía de alguna profecía que la involucraba, por lo visto, su prima tampoco sabía exactamente de que trataba.

Por primera vez en su vida Eileen sintió deseos de desaparecer, le dolía el cuerpo, el corazón y la mente; se sentía traicionada por su círculo más cercano, su familia, exceptuando a Myrcella, parecía sacada de un cuento de terror, y luego su matrimonio... Lo que creía que pudo ser real, lo que creyó ver en los preciosos ojos de Zackary... Todo eso se había transformado en algo sin futuro, en una mentira, ella fue parte de los planes de dos ambiciosas y desalmadas brujas.

Sintió que golpeaban la puerta, meditó unos segundos antes de decidir si contestar o no mientras su mirada estaba fija en el picaporte dorado.

Finamente se decidió, no podía ignorar la realidad para siempre, es más, debía ponerse en movimiento.

Carraspeó, y sintió un leve dolor en su garganta.

"Maldita bruja del infierno" Pensó.

- Adelante.

Cómo esperaba, la pelirroja melena de Myrcella se asomó con cuidado por la puerta, su rostro era el retrato de la preocupación. Cerró la puerta con cuidado y puso seguro, su vestido de terciopelo verde parecía flotar hasta que se acercó hasta ella rápidamente.

- Eilini...- Su tía prácticamente se tiró sobre ella y comenzó a llorar, alzó su rostro y con sus manos tomó el suyo.- Lo siento, lo siento, lo siento tanto.

Eileen sabía a qué se refería, Myrcella no podía interferir en el duelo ya que ella era la capitana de Las Blancas, era miembro activo.

- Sabíamos que este día llegaría...- Susurró Eileen besando con dulzura el rostro de su querida tía, a quien adoraba como a la mamá que no pudo tener.

- Ya puse al tanto a Las Blancas de la situación con Sarah, las otras Dos Supremas también lo saben, pero no logran localizarla, hay algo más grande aquí, me ocuparé de saber qué es, ambas debemos ocuparnos.

Fresias y coronas. (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora