Capítulo 43.

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Rey Zackary Hellwitch pov.

Todo paso demasiado de prisa, la discusión con el Rey Maxon en el pasillo, la llegada de la mujer pelirroja, y el desastre inminente.

El rostro de Eileen fue camaleónico, demasiadas emociones pasaron por su rostro: desconcierto, dolor, confusión y furia.

El suelo comenzó a temblar, el nombre de Nadeznha tenía un trasfondo enorme en la joven bruja de cabellos plateados.

Sus ojos grises se volvieron más oscuros, su iris pareció agrandarse un poco, Myrcella trataba de hablar con ella, pero parecía que algo se había quebrado en su psiquis.

Zackary no podía culparla o mucho menos no comprenderla, habían sido victimas de la brujería negra de Nadeznha.

¿Entonces el reclamo de Eileen fue planeado? El encuentro en el laberinto, el grito de esa noche, ¿todo fue obra de ella?

El Rey Maxon Lexostor reparació y observaba con atencion a la joven reina.

Sus ojos dorados la estudiaban como si fuese una bomba a punto de estallar.

- Que nadie la toque, esto es peligroso.- Ordenó con vehemencia.

Inmediatamente Myrcella soltó sus hombros y volteó a mirar al Rey del Norte, Zackary hervía de rabia, ¿Que estúpido derecho creía tener sobre la joven? O peor aún, en su castillo.

- Vete a tu reino, Maxon.- Sentenció el joven pelinegro y clavó sus ojos llenos de odio en él.

Maxon lo ignoró rotundamente, en cambio, sus ojos dorados seguían clavados en ella, avanzó un paso en su dirección pero ella comenzó a caminar camino a la salida, dónde estaba su némesis.

De pié en la entrada estaba su prima Nadeznha, el tiempo y la brujería negra habían hecho estragos con ella, habían pasado muchos años desde que Eileen la había visto, y la observaba como a un gusano al que había que aplastar.

Zackary no perdía de vista a su Reina, en un segundo pudo ver cómo unas finas líneas de electricidad salían de sus dedos, jamás la había visto así de enojada.

Pero también percibió algo más, algo en la mirada de la bruja, resentimiento.

El Rey Maxon reapareció, se quedó a un lado pero observaba la escena listo para intervenir, parecía analizar todo como si se tratase de un juego de ajedrez.

Por otra parte el rostro de Myrcella era el mismo que el de Eileen.

¿Qué carajo pasa aquí?

- Rey Maxon, he recibido un poquito de ayuda, y escapé de tu apuesto Capitán Fenebrick.

Maxon quiso dar un paso al frente pero la mano de Eileen lo detuvo.

El cielo comenzó a oscurecerse, la luz de estaba yendo, y el sol fue tapado por espesas nubes.

- Estás en mí Castillo maldita bruja exiliada, mírame a la cara, porque te arrancaré un brazo.- Amenazó Eileen a Nadeznha.

Ésta le devolvió una mirada llena de odio, la misma que le había dedicado su prima un minuto antes.

- ¿Cómo podría ignorarte si tu eres la protagonista aquí?

- Interveniste en mí vida... Por segunda vez.- la voz de la Reina era odio puro, y una acusación que a nadie se le pasó desapercibida.

Avanzaba con lentitud hacia su prima, y ésta retrocedía, en un segundo unos pequeños rayos violetas salieron de sus dedos, lista para atacar a Eileen.

- Eileen, ella no vale la pena, eres mejor.- Advirtió su tía, tratando de que entre en razón.

Por primera vez Eileen volteó a ver a Myrcella, y una lágrima gris como su pupila rodaba por su pálida mejilla.

Fresias y coronas. (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora