Zackary pov.
- Respira ondo, zack- Murmuró mí madre desde el primer banco de la catedral.
Allí en frente de todos, la situación estaba por superarme, mí ceño fuertemente fruncido me estaba causando jaqueca.
"Carajo, ningun tipo en la tierra debe ser tan infeliz como lo soy yo hoy." La rabia se encendió de nuevo, trataba de mantenerla a raya pero simplemente aparecía de golpe.
Giré levemente hacia atrás y observé mí rostro en el santo grial, mí cara no podía estar más desagradable, no tenía nada que ver con esta situación, me pregunté si la chica estaría igual.
Mí vestimenta era fiel a mí estilo, completamente de negro, camisa, saco, moño y zapatos de charol.
Mire a la extensa hilera izquierda de bancos, la gente sonreía y otros miraban en dirección a la puerta, en busca de la novia.
Observé a mí padre con su mejor cara de póker, no sonreía ni estaba serio, estaba a la expectativa de que no demoliera la catedral en un ataque de furia.
Alcé el rostro y desvié la mirada a la otra hilera de bancos, allá había más familiares, e incluso mí amiga Christine, quien me miraba con el ceño fruncido y una sonrisa triste, pero ¿porqué? Más tarde le preguntaría. También estaban sus padres a quienes sonreí a medias, el rey Carlos y su esposa la reina Janet eran personas muy buenas, me caían muy bien ambos y eran, en efecto, con quienes teníamos muchas alianzas y tratos.
El resto eran nobles de Hellwitch y del Reino Blanco, allí adelante estaba la bruja de cabello rojizo, su rostro lucía triste, no estaba precisamente feliz, y hasta se removió algo inquieta cuando me devolvió la mirada.
De pronto se giró hacia atrás y la música prenupcial comenzó.
Mi corazón comenzó a latir desbocado.
***. .***
Eileen pov:
Mis manos sudaban horriblemente, mí esfuerzo por mantener la calma se estaba yendo al diablo, sumado a eso, mis poderes rogaban salir por mis dedos, y es que como mí corazón no quería estar ahí hoy, mí naturaleza quería sacarme de allí antes de que sea tarde.
Pero la música comenzó, mire a mí derecha y mí doncella se hizo a un lado con una reverencia.
No iría acompañada, no tenía padre ni madre, y tuve que rogarle a Myrcela que vaya en frente porque algo andaba mal, alguien estaba buscando hacerle daño al príncipe, y aunque era magia muy débil, temía por su seguridad, no porque me importará demasiado, pero no quería que nos culpen de traidoras.
Lo noté hoy en la mañanaporque mí esencia que envolvía al príncipe Zackary, se mezclo levemente con olor a malvones y a carbón, simplemente asqueroso, claramente era magia negra, las brujas que hacemos magia blanca jamás mezclamos nuestras esencias con carbón, es un conductor negativo, por el contrato usamos nuestro perfume personal y aceites o agua.
- Respire hondo magestad, luce usted radiante.- Murmuró la doncella. Una joven dulce de cabello castaño y ojos amables.
Asentí como pude, las enormes puertas de madera y oro se abrieron y di mí primer paso, y lo vi todo.
La catedral era extensa, hileras de bancos llenas de personas, éstas estaban decoradas con rosas blancas y fresias, supongo que era la combinación perfecta de los dos reinos.
El perfume inundó mis fosas nasales, era dulce, un equilibrio perfecto, fuerte pero suave, la alfombra blanca se extendía hacia el final, camine al ritmo de la música, por supuesto que jamás había imaginado que sería así, siempre pensé que me casaría por amor, y no por evitar una guerra.
Mí velo no me dejaba ver con claridad la expresión del príncipe Zackary, y no es que me importará pero ¿Que sentiría? Ya se que no había amor aquí, ni lo habría jamás, pero solo pedía que no sea cruel.
Escuché suspiros y halagos conforme iba llegando, hasta que al final llegue junto a él.
Observé sus manos, se abrían y cerraban, como buscando el momento justo para levantar el velo.
- Ya puedes- Susurré más nerviosa que él, traté de sonreír pero fue más una nueva que una sonrisa debido a los nervios.
Con mucho cuidado tomo la tela entre sus manos y la levantó.
Su expresión fue un poema, abrió los ojos como platos y tragó con fuerza, quien sabe que estaría pasando por su cabeza, solo esperaba que fuera una buena impresión.
Sin sacarme la mirada de encima dejó que se deslice hacia atrás y su mirada bajo hasta mis labios, y como si hubiese roto un hechizo, parpadeó varias veces y me ofreció su brazo para girar al frente. Lo tomé con cuidado pero una mueca de dolor se me escapó.
Las cicatrices que me había dejado mí dulce abuela me estaban pasando factura.
El se percató de inmediato y me susurro al oído.
- Bruja, ¿Estás bien?- Creí ver preocupación en sus ojos, pero no estaba segura.
- Por supuesto.- Sonreí y alcé la barbilla.
Con mi mano libre hice un pequeño círculo.
"Recoveratio." Dije en un susurro inaudible.
E instantáneamente el dolor cesó, aunque solo duraría unas horas.
El sacerdote comenzó la ceremonia con un sermón acerca del amor, la felicidad y lo que esto significaba para las naciones.
Llegado a ese punto del discurso ambos nos removimos incómodos y le lanzamos una mirada de advertencia.
El príncipe, al ver qué hice lo mismo que él, me sonrió de lado, pero no fui capaz de devolverle el gesto. El sacerdote entendió de inmediato y pasó al gran paso.
- Ahora, pueden decir sus votos matrimoniales. Alteza..- Le hizo un gesto a Zackary con la mano.
- Prometo protegerte con todo lo que tengo, jamás estarás sola porque me convertiré en tu sombra, tomaré tus triunfos y tus penas como mías, el destino te ha puesto en mí camino y no te soltaré nunca mí reina plateada.
Tragué con fuerza sentí ganas de llorar, no había amor en su discurso y tampoco lo prometía, pero si me ofrecía lo que podía darme, compañía y sostén. Y algo en mí pobre corazón se estremeció al escuchar la parte final.
- Gracias.- Le contesté de corazón y sonreí, me devolvió la sonrisa más sincera que me había dado desde que nos conocíamos.
- Prometo cuidarte de todo y todos, mí fuerza ahora es tuya, mí magia llegará a dónde estés para socorrerte y jamás te soltaré la mano en el camino de nuestras vidas, tanto como vivamos, te ofrezco todo lo que soy, hoy y siempre.
Me dedico una sincera sonrisa sin mirarme, sus ojos azules estaban más intensos que antes, parecían el mar, podría perderme en la profundidad de esos ojos.
- Que sus dioses y la magia los acompañen. Puede besar a la novia.
Mí corazón comenzó a latir a la velocidad de la luz, Zackary se fue acercando lentamente hasta tomar mí rostro entre sus manos, el contacto con su piel me hizo estremecer y sentí como mí esencia nos envolvía a ambos. Sin embargo y para mí sorpresa no besó mis labios, sino la comisura.
- Nadie nos dirá cómo ni cuando hacerlo.- Su promesa en esa frase y el hecho de haber pensado pensado en que quizá no quería hacerlo, y aunque la tradición era tan antigua como el mundo me desconcertó, pero también me alegró profundamente.
Hoy comenzaba nuestro reinado y nadie nos diría como debíamos hacer las cosas, y éste fue el comienzo.
Sin embargo no pude evitar pensar que él no había descartado del todo la idea, y algo se encendió en mí.
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Fresias y coronas. (Libro 1)
Teen FictionEileen Good es la descendiente de las primeras brujas del mundo, la magia corre por sus venas así como la maldición de llevarla. Zackary Williams es el príncipe de Hellwitch, su destino es perseguir a las brujas y darles caza hasta acabarlas todas. ...