Seis meses antes del duelo.
Zackary:
Zack se levanto como todas las mañanas, tomo una ducha, cepillo sus dientes y revolvió un poco su cabello. Se dijo así mismo que necesitaba un corte, pero en el fondo dejar su cabello más largo de lo que a su padre le gustaba era un acto de rebeldía, así que resolvió que no se lo cortaría.
Tomo una camisa, un pantalón, y unas botas negras, lo único que destacaba en su atuendo era una cadena de plata con un dije y un nombre grabado.
Era tan bello como su madre... Sus ojos azules, el cabello oscuro y una tez blanquecina hacían suspirar a más de una mujer, sin embargo era el mismo carácter heredado de su padre que las espantaba. Arrogante, frio, calculador, despiadado y en ocasiones un rompedor de reglas.
Sin embargo y contra todo pronóstico y diferenciándose mucho de su padre, Zack era leal, llevaba la lealtad por las venas tanto como su belleza.
Observo su dormitorio deseando estar en otro lado, una enorme cama de sabanas negras, enormes almohadones con detalles en plateado, y luego, el piso de una roca rústica que si no fuese por la hermosa alfombra de piel, sus pies se helarían en invierno. Mas allá estaba el precioso balcón que daba vista a los campos y las pequeñas ciudades, le encantaba mirar las estrellas de noche, solo algunas noches, cuando no estaba planeando como atrapar o matar brujas.
-Consejo de mierda.- Murmuro con desprecio.
Se apresuro hacia la sala de reuniones en donde lo esperaban.
Camino por el castillo, por los pasillos de piedra llenos de pinturas de antepasados que tenían la misma cara de desgracia que la de él. Al llegar a la puerta, los guardias lo saludaron irguiéndose y golpeando el piso con fuerza, por su parte solo ladeo la cabeza y entro a la sala como el príncipe que era, con ese porte distinguido y soberbio muy suyo.
-Buenos días estimado príncipe- Lo saludo el viejo Richmond, saludo al que se unieron los otros tres hombres.
Zack no podía ver ni en sueños a este hombre, aunque su apariencia era como la de Santa Claus, su hostil carácter le decía que este viejo era un ambicioso y un traidor, pero por ahora no había hecho nada para demostrar lo contrario, así que se tragaba las ganas de degollarlo.
- Buenos días a todos.- Dijo observando a los hombres tomando asiento a la derecha, del lado del Rey, quien aun no había llegado.
- Señor príncipe, debemos discutir la cuestión del bosque Arlem.- Murmuro Ali, un hombre de tez aceitunada y cabello oscuro y rasgos orientales.
- En breve, apenas llegue el Rey.- Sabia que querían que exprese su opinión antes del Rey, pero Zack era demasiado inteligente para decir cualquier cosa y que cualquiera de estos tipos la usara a su favor luego.- Señor Ali, piense un poco por su cuenta, que para eso le pagan una exagerada cantidad de dinero con el aumento de impuestos a campesinos que usted mismo propuso el pasado mes.- Espeto con desdén.
El hombre se sonrojo, abrió la boca y la cerro, claramente aunque Zack no asistía a todas las reuniones, estaba enterado de todo.
De pronto se oyó una carcajada grave y algo roca, era el Rey Edward entrado imponente, con su larga barba oscura, capa de terciopelo negra y un traje finamente bordado con piedras preciosas.
- Cuidado con Zackary, ya ves que no se anda con rodeos.- Con pasos largos y pesados tomo lugar en la punta de la mesa.
- Por supuesto Rey Edward- Murmuro Ali y acomodo sus hojas con incomodidad.
- Damos inicio a la reunión semanal, el tema de hoy es...- El Rey hizo un gesto hacia Richmond.
- El bosque Arlem- Dijo.
La tensión fue de inmediata, y no era para menos, centenares de años de disputa por ese bosque con las brujas. Se consideraba territorio Santo, aunque muchas atrocidades se cometieron en nombre de ese bosque, nunca se llegaba a un acuerdo.
Ellas lo reclamaban como suyo por la magia que emanaba y ellos porque es parte geográfica de su reino, sin contar que son quienes exterminan a las brujas desde que fueron descubiertas y acusadas de hacer hechicería y crueldades a la gente.
- Bueno caballeros, soy todo oídos, hagan sus propuestas.- El Rey cruzo sus brazos y fijo la mirada en cada uno de los cuatro consejeros.
El primero en hablar fue el Conde Maxen, un hombre de cabello blanco muy corto, de unos 40 años y muy en forma. A Zack le caía bien, y era mucho decir, porque no le agradaba nadie, pero el hombre le inspiraba confianza, y había demostrado ser leal y eficiente en su trabajo.
- Hace tiempo vengo pensando en una solución, majestad, pero lo cierto es que es difícil para ambas partes, nosotros asesinamos y ellas hacen de las suyas.
- Dañan gente en nombre de la magia, Maxen- Mascullo Richmond.
- Se hacen muchas cosas en nombre de otras, Richmond.
El viejo Santa Claus se removió incomodo en su silla por un momento, y a Zack no se le paso desapercibido.
- Deberíamos desaparecer ese bosque, quizá en eso finalmente concuerden con nosotros las brujas.- Dijo Tucson, un hombre calvo regordete.
- ¿Acaso tu estarías de acuerdo en desaparecer algo que te proporcione poder, Tucson?- Le dijo el príncipe con voz filosa y pausada.
- Piensa antes de hablar, no podemos eliminar el bosque, obtenemos mucho oro de ahí.- Le contesto Richmond al calvo.
- Este tema se trata anualmente, han tenido un ano para pensar y traerme una propuesta a la altura de la circunstancia... ¡Y me salen con estas cosas!- El Rey Edward los miro con frialdad y ganas de ahorcarlos.
- Yo he pesando en algo...- Richmond miro de soslayo a Zack, quien lo estudiaba con escrutinio.- Puede pensar que es una locura, pero quizá no...
- Dilo de una vez.- Espeto el rey con impaciencia.
- ¿Qué tal si unimos en matrimonio a una Bruja con un Hellwitcher?
- ¿Acaso has perdido la cabeza?- Mascullo Zack lleno de rabia, y el rey alzo su mano delante de él para que se calmara.
Los otros tres hombres murmuraban en desacuerdo y comenzaron a elevar su voz hacia el viejo Richmond.
Pero Zackary vio en los ojos de su padre un brillo perverso, como si le hubiesen dado la lámpara de Aladin y pudiera pedir cualquier deseo.
Lo estaba considerando.
Carajo.
-No puedo creerlo... De todas las malas ideas propuestas en siglos, esta debe ser la peor...- El conde estaba de acuerdo con Zack, se tomo la cabeza entre sus manos y rasco su corto cabello con exasperación.
- Richmond, ¿acaso usted va a casarse con una Buja?- Pregunto Ali con los ojos desbordados.- No pretenderá que alguien más arriesgue el pescuezo por su maravillosa idea.
Pero Zack tenía los ojos fijos en su padre, quien estaba en silencio y ya estaba maquinando algún macabro plan.
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Fresias y coronas. (Libro 1)
Teen FictionEileen Good es la descendiente de las primeras brujas del mundo, la magia corre por sus venas así como la maldición de llevarla. Zackary Williams es el príncipe de Hellwitch, su destino es perseguir a las brujas y darles caza hasta acabarlas todas. ...