Capítulo 55.

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Reina Eileen Good del Bosque Arlem, pov.

Eileen se miró al espejo una vez más, si bien unas tenues ojeras se asomaban producto del cansancio por el entrenamiento, no se veía tan mal después de todo.

En esta ocasión, eligió el negro, un vestido de gasa y seda, una combinación exquisita que realmente la favorecía. Era de mangas largas, y éstas terminaban en un anillo en su dedo medio, un escote de corazón y un cinto plateado hacían que su cintura pareciera la de una avispa.

Había algo acerca del la víspera de Halloween que le ensombrecia el espíritu, su tía solía decirle que era por el torrente de magia negra que circulaba a montones, conjuros, maldiciones y otros hechizos que se conjuraban, todo estaba en el aire, y de alguna manera, aveces tocaba el espíritu, y entonces, el aura solía variar algunos días, como el de hoy...

El día de hoy Eileen no dejaba de pensar en el Rey del Norte, a pesar de que en un momento bajaría para tener una cena con su esposo, podía jurar que sentía un fuego abrazador resguardandole la espalda, unas gemas doradas que no la perdían de vista...

O quizá fue lo que deseaba.

Deseaba que el Rey Maxon Lexostor la quiera.

¿Cómo sería ser amada por el Rey más letal de todos?

¿Ser protegida por él? Recordaba cada detalle de él, su filosa mandíbula, el cabello rubio dorado con piel de marfil, y por supuesto sus ojos... Los ojos del Rey Maxon callaban cosas, pero gritaban otras.

Su esbelto cuerpo y la tenacidad que transmitía al caminar... No era de extrañar que los demás reyes no chistaran ante él.

Recordaba su mirada el día que se despidieron, y por toda la magia del mundo que jamás la olvidaría, pero sus palabras tampoco, claramente el Rey no la obligaría a tomar un camino con él, y en un punto, hasta sintió una barrera, como si algo en él se hubiera cerrado.

Alzó la mirada decidida a dejar atrás todo aquello, no sabía si podía seguir su vida junto con Zackary, alguna vez hubo amor, pero ¿Podría quererlo de nuevo? Quizá el tiempo le diera una respuesta.

Se puso su corona, la cual no había usado desde la coronación, pero su espíritu estaba raro, y las acciones también, así que la colocó sobre su cabeza y por un momento divagó con ella.

El peso del reino recaía también sobre sus hombros, debería luchar por él hasta el final, porque los planes de Nadeznha y su abuela no se limitaban solamente a ella, había más, debía derrotar nuevamente a su prima en el duelo de Halloween para saber que tramaban.

Con calma salió de su habitación, bajo las escaleras hasta encontrarse con Robert, quien parecía estar esperándola.

- No sé cómo lo hace, pero se supera usted misma siempre, luce radiante majestad.

Eileen sonrió con ganas y con gesto familiar le dio un golpecito en su espalda antes de avanzar.

- Gracias Robert.- Dijo antes de marcharse.

Sabía que Zackary aguardaba por ella en el jardín, de alguna manera se había vuelto el lugar en donde podían hablar con tranquilidad y sin tapujos, cosa que no parecían sentir paredes adentro del Castillo Negro.

Al llegar a la fuente, Zackary estaba de pié devorándola con los ojos, podía sentir la mirada enardecida del Rey recorriendo su vestido, la noche se sentía distinta de alguna forma, como si él de hubiese permitido sentir un poco más de lo normal.

"Es el Halloween." Se dijo Eileen así misma.

Por supuesto él no se quedaba atrás, su cabello negro azabache y esos ojos intensamente azules le recordaban a la primera vez que lo vió, tan despampanante, una belleza tan mordaz que daba envidia. Su camisa blanca parecía brillar más debajo de la luna, y ni hablar de sus pantalones y zapatos negros... Zackary Hellwitch era un imán de tentaciones.

Fresias y coronas. (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora