Capítulo 26.

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Eileen pov.

Súbitamente volvimos al mismo camino en donde nos cruzamos con Legolias, allí están los caballos también, y aunque Camaleón se ve muy tranquilo, Fuegoazul relincha al ver a Zackary.

Una parte de mi mente se quedó en lo que dijo Zunilda con respecto a él, pero siento que no puede explicarme nada, parece ser frontal conmigo, así que supongo que debe tener una razón un poco más reservada para no decírmelo.

Frunzo el ceño, ¿Lo sabrá la tal Christina? La molestia llega hasta mí garganta y siento ganas de ahorcarla.

La magia hace que mis malditos celos me controlen de sobremanera, y aunque lo intento mi humor cambia de colores a gris.

Ambos subimos a nuestros caballos y emprendemos camino al castillo, el silencio no es incómodo, la experiencia en el corazón del Bosque Arlem ha sido reveladora de muchas cosas.

- Tengo una duda.- Dice Zackary de pronto, su vista va al frente y su ceño levemente fruncido.- ¿Te dijo algo el lobo que se quedó en tus pies?

Su pregunta me toma por sorpresa y Sonrío ampliamente.

- Bueno, quería un bocadillo de crema y el no podía tocarlo, me pidió el favor y me agradeció, por otro lado me dijo que nos visitaría alguna vez.

- Rayos, si que hablaron, es curioso como puedes comprender a los animales, es realmente asombroso.- Comentó negando con su cabeza.

- Es un don, solo eso.- Digo restándole importancia.

- Por supuesto que no, es impresionante.

Avanzamos más y más aumentando la velocidad y en poco tiempo llegamos a las puertas de nuestro castillo.

- ¿Puedo decirte algo?

Nuevamente su voz me saca de mis pensamientos y asiento en señal de respuesta.

Nos miramos por un segundo.

- Te lo explicaré, prometo que lo haré, por favor no dejes que eso me aleje de...- La intensidad de su mirada me hizo arder, el de verdad deseaba darme una explicación, y sino le interesara no se molestaría en decirme esto ahora, algo de removió en mi pecho.

De pronto quise bajarlo de su caballo y besarlo con fuerza, me sonrojé furiosamente ante mis pensamientos y negué con la cabeza y bajé de Camaleón avanzando hacia adelante y volteó a mirarlo.

- Confío en ti, se que lo harás cuando creas que ha llegado el momento.

Y otra vez esos ojos azules mirándome, el perfume a fresias se vuelve realmente intenso y siento que me mareo, no puedo despegar mis ojos de él, y siento que a él le pasa exactamente lo mismo.

De repente baja de su caballo con una agilidad que me saca el aire y hace que abra mis ojos como platos, llega a mí con una sola zancada y siento el calor que emana su cuerpo.

Veo sus preciosos ojos azules, quiero nadar en ese océano y perderme, podría morir por ellos, y pensar en eso hace que mí estómago se retuerza. ¿Cuándo paso esto? No sabía que estaría dispuesta a morir por él.

Tragó con fuerza y frunzo el ceño.

¿Es todo culpa de la magia? ¿O estaba comenzando a tener sentimientos hacia él?
Recordaba las palabras de su madre aquel día de la boda cuando se acercó a mí antes de que irme a la catedral.

" Es frío como un tempano, pero cuando ama, protege y da la vida por ello."

Sentí mí boca seca, sus labios tenían una retorcida sonrisa que me sacaba el aire, la forma tan perfecta de su rostro era una pérdida para mí.

Fresias y coronas. (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora