Capítulo 25.

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Zackary pov.

Zunilda avanzó cuidadosamente hasta nosotros, sus ojos negros como la noche no dejaban de observarnos, primero a ella y luego a mí, aunque al final me dedicó una mirada llena de desprecio.

Yo sabía que no iba a ser bienvenido aquí, el brujo lo había advertido, no era lugar para humanos, pero la cuestión aquí y que ellos ignoraban era que mí sangre no era pura.

Mí madre me había hecho jurar que no podía decir una sola palabra al respecto, recuerdo que me lo explicó apenas fui un adolescente y desde allí jamás le dije nada a nadie, tal como le había prometido.

"- Esto no puede saberlo nadie, o tu vida estará en peligro, el conocimiento en manos equivocadas puede ser letal.-" Todavía podía sentir sus ojos sobre los míos tratando de hacerme llegar la importancia de esas palabras.

- Altezas sean bienvenidos.- Dijo la bruja acompañando las palabras con una leve referencia, los lobos detrás de ella mostraron sus dientes.

Daba la impresión de que los lobos hacían exactamente lo que la bruja no quería demostrar.

Ambos intercambiamos miradas y con un gesto imperceptible la alenté a seguir.

- Primeramente queremos ofrecerles disculpas por no habernos presentado antes.- Su voz era firme pero amable.

- Disculpen, hemos estado oscupandonos de muchas cosas a la vez.- Agregué con firmeza y agaché mí cabeza en una clara disculpa.

Algunos centauros murmuraron algo pero fui incapaz de comprender qué.

Mis ojos iban y venían, no perdía nada de vista, desde mí perspectiva, estábamos lejos del castillo y está área les pertenecía a ellos, además de que no teníamos idea de lo que había allí o de las criaturas que lo habitaban.

- Aceptamos sus disculpas, y son bienvenidos cuando lo deseen.- Respondió Zunilda, su cabello plateado se asemejaba al de Eileen, pero este era opaco y con algunos mechones negros.- ¿Qué tal su estancia en el gran castillo negro?

- Muy bien, gracias.- Contestó ella con amabilidad.- El bosque nos ha dado la bienvenida apenas llegamos.

La reina fue directo al grano, en otra circunstancia hubiese sonreído orgulloso, pero seguía en guardia y no quería que tuvieran una mala impresión de nosotros, no habíamos ido con la intención de causar más conflictos.

- Lo sentí, sí.- Zunilda desplegó una perezosa sonrisa, con un rápido movimiento de su mano creó tres asientos de madera y una pequeña mesa ratona de oro llena de manjares dulces y tazas llenas de té.- Por favor siéntense, creo que debemos hablar sobre eso.

Curiosamente los lobos se acomodaron a su alrededor con calma, algunos se durmieron y otros continuaban mirándonos, por su parte los centauros formaron un círculo perfecto también y se quedaron tan quietos que podrían haber sido estatuas.

Tomamos asiento, pero a pesar de ver a los lobos bastante tranquilos no podía relajarme, mi cuerpo estaba tenso y en alerta.

- Rey Zackary Hellwitch, definitivamente es toda una sorpresa que se haya casado con Eileen God.- Eileen le sonrió con nerviosismo.

- Fue inesperado para ambos pero necesario.- Contesto sin apartar la mirada de la anciana y con cautela, ahora sus ojos eran más amables y no tan hostiles como antes.

- Sobre todo necesario, hace cientos de años que esto no para, y no es como que ésta idea no se haya propuesto, por supuesto.

El rostro de Eileen fue de desconcierto total.

- ¿Cómo dice? Es que nadie me dijo que se haya intentado esto...

- Hay muchas cosas que se ocultan, se cree que es lo mejor, pero al final pasan estas cosas.- Hizo un gesto con la mano hacia nosotros, con cuidado sirvió te hirviendo de la tetera y nos tendió una taza para cada uno.

Fresias y coronas. (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora