Capítulo 12.

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Zackary.

El joven príncipe tenía la extraña sensación en el cuerpo como de estar gritando en medio de la nada, estar rodeado de paneles anti sonido, o peor aún, de ser espectador de su propia vida.

Su padre lo había traicionado.

Su propia sangre... El hombre al que admiraba, quería y respetaba.

Mentiría si dijera que quería ser como él, estaba en desacuerdo con muchas cosas y su fuerte personalidad no lo dejaba amoldarse a las imposiciones de éste, pero sí que había aprendido mucho del rey en todos estos años, y quizá incluso ahora también acababa de darle la lección que cambiaría su vida por completo y lo guiaría a su destino.

Lo habían prometido en matrimonio a sus espaldas, o más bien a espaldas de su madre y suya.

Su mamá... El dolor de su madre fue lo que lo trajo de vuelta del trance, los ojos tan iguales a los suyos que sufrían y se atormentaban en silencio.

Zackary haría muchas cosas de ahora en más, y la primera era no preocupar a su madre, así que con el porte que lo distinguía, alzo su barbilla, se acomodó su atuendo y avanzo hasta el frente.

Para su sorpresa la bruja de cabello plateado lo miraba fijamente en primera fila con curiosidad.

"Seguramente lo está disfrutando como todos, pues vamos a darles lo que quieren" Pensó.

La Suprema avanzo hasta quedar frente a él, esbozo una sonrisa amable y lo observo con atención.

- Realmente es un joven muy apuesto, buscaremos a alguien que esté a su altura- Dijo y dirigió esa última frase a los reyes.

La longeva bruja se giró con elegancia hacia el público que la observaba en silencio y expectante, buscaba a alguien con la mirada...

Hasta que al fin la encontró.

- Myrcella, sangre de mí sangre, deberías ser tú.

Todo paso demasiado rápido, Eileen se puso frente a su tía con la mirada como una fiera, ésta la aparto suavemente contestándole algo con los ojos.

- ¿Porque debe ser Myrcela?- La voz de Eileen sonó fuerte y valerosa.

Sarah observo a su nieta con interés pero no respondió.

- Será un honor.- Dijo Myrcela que caminaba hacia Zackary y los reyes con la mirada fija en su sobrina.

Zackary no podía creer el rumbo que estaba tomando su vida... Se casaría con una bruja, la pelirroja, era muy bonita por cierto, ¿pero porque debía ser ella? ¿Acaso no podría elegir su esposa? La rabia comenzó a hervir por sus venas, un gesto duro y amenazante se instaló en su rostro.

- ¡Veo que ya lo hemos resuelto!- Comento el rey con alegría.

La reina estuvo a punto de dar un paso al frente pero Zack la detuvo, podía sentir su desesperación porque era la misma que sentía él conforme pasaban los segundos y su vida era planeada por dos desgraciados.

Los murmullos comenzaron, y pronto las voces fueron más altas

Observaba a Eileen quien tenía la vista fija en la pelirroja que estaba a su lado, y sus ojos grises lucían atormentados y terriblemente tristes.

De pronto los ojos grises de la joven se agrandaron como platos, lanzo su máscara al suelo y con su dedo índice lanzó una pequeña luz al cielo, una luz azul como un zafiro.

La Suprema, quien se había acercado a hablar con los reyes, se giró inmediatamente y la observó con furia en sus ojos.

- Solicito me expliques porqué usaste magia, querida, sabes que está terminantemente prohibido el día de hoy.- Sarah se acercó lentamente y el silencio nuevamente invadió la escena.

Fresias y coronas. (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora