capítulo 53.

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Rey Zackary Hellwitch del Bosque Arlem, pov.

Los ojos azules de Zackary se complementaban de una forma preciosa pero también tan fría como la misma nieve del Norte.

Había salido al atardecer del Castillo Negro tras recibir una lechuza gris plata, que tan solo con verla ya supo de quién sería el mensaje, pues ambas eran realmente peculiares y hermosas a la vez.

Zack observaba el horizonte montado sobre Fuegoazul, el caballo estaba ansioso como él, movía sus patas y el blanco aliento producto del frío salía de sus ollares hasta desvanecerse en la noche.

El Rey se había aventurado solo, sin guardias que lo resguarden, pero había sido su decisión, incluso le costó una pequeña riña con Robert, su mayordomo.

Mas adelante, quizá a media manzana de distancia, la impoluta fila de mercenarios del Rey Maxon se despegaba perfectamente marcando el límite de una frontera con la otra; Zackary veía las diferencias entre un reino y otro, y no pensaba en el suyo, sino el de su padre, el Rey Edward, que el último tiempo había intentado cubrir la pobreza de Hellwitch con fachadas bonitas, pero eran las caras amargadas y de hambre de los pueblerinos habían llamado la atención del Rey del Norte para ponerlo sobre las cuerdas y exigirle que mejorara sus condiciones de vida porque de lo contrario, los beneficios marítimos se acabarían.

Zackary peinó su cabello una vez más con su mano, estaba algo nervioso y frustrado. Ya no debía preocuparse por el reino de su padre, y sin embargo, era la gente que había acudido a él mediante una carta formal enviada al Castillo Negro, porque como bien sabían, él no era como Edward, su sentido de la justicia era diferente, su mente funcionaba de otra forma, y le rogaban por ayuda una vez más, al parecer las provisiones y mejoras duraron poco y nuevamente se hallaban medio a la deriva.

Ni su pesado abrigo de piel pudo evitar el escalofrío que sintió al ver cómo las filas se abrían dándole paso a dos jinetes principales seguidos de otros cinco más que  los protegían.

Sentía que una parte de su pobre corazón volvía a latir.

La vió de la misma forma en la que se ve un atardecer, con la misma nostalgia, añoranza y anhelo. Con el mismo deseo de poder congelar el tiempo y hacerlo infinito.

Eileen, su reina de cabellos plateados volvía luego de su viaje al Norte, y deseaba tanto hablar con ella como extrañaba su presencia en las paredes del Castillo.

Poco a poco el Rey Maxon y Eileen avanzaron cada uno en un caballo, la comitiva que los protegían no les perdía pisada.

Al llegar hasta él, los hermosos ojos grises de la bruja se encontraron con los de Zackary con un brillo especial, ¿Acaso era de añoranza? ¿Lo había extrañado tanto como él a ella? Sintió como el calor le volvía al cuerpo, pero aún así no sintió la dulce fragancia de fresias como solía hacerlo antes de todo, de su error.

Y aún así, ni su repentina amargura podían evitar que una coqueta sonrisa se deslice de sus labios al verla de nuevo.

- Mí reina ha vuelto a casa.- Dijo casi alegre y se bajó de Fuegoazul para ofrecerle su mano y bajar del caballo.

El Rey Maxon no perdía de vista a Zackary, la forma en que miraba a la bruja le causaban deseos de golpearlo. Rápidamente bajó de su caballo y se puso de pié esperando que la joven voltee.

Eileen sonrió al ver a Zackary, mentiría si dijera que había pensado mucho en él, pero verlo le causaba algo parecido a la alegría, pero también sabía que no era amor. Le dio su mano y solo dio un paso antes de volver hacia Maxon.

- No tengo suficientes palabras para agradecerle por todo lo que ha hecho por mí, desde dejarme entrar a su reino, protegerme y hasta revelarme algo.- Los ojos de ella observaban los del Rey del Norte deseando pintarlos con sus pupilas, para retratarlos por siempre en sus pensamientos... Tragó con fuerza sintiendo una sensación punzante en los ojos, no sabía porqué la idea le causaba pena.

Fresias y coronas. (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora