Capítulo 39.

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Rey Maxon L. pov.

Melir aguardaba por su llegada en las puertas de la Fortaleza negra, de pié y con una gran sonrisa.

Maxon se puso de mal humor, más del que ya cargaba a causa del hijo de perra de Richmond, el inhabilitado mental de Hellwitch y el esposo de esa bruja.

Y la chica... Podía recordar sus finos cabellos plateados, su piel como la luna, sus labios llenos y rosados.

Un estruendo se oyó desde una de las torres de la fortaleza, los ojos de Melir estaban enormes como platos, el rey había lanzado algo con una rapidez tal que solo de percibió el impacto, su humor había empeorado.

Bajó de su caballo y pasó por al lado del enano sin siqueira saludar, y éste que ya lo conocía y era inmune a sus rabietas lo siguió con aire despreocupado hasta el despacho, pasando por la gran sala, y finalmente avanzando un poco más a la izquierda.

Maxon se sentó en su enorme silla de ébano y plata, su armadura rechinó un poco y con paciencia comenzó a desatar la manopla.

- Déjame solo Melir.

- Ni siquiera me ha saludado.- El pequeño hombre de cruzó de brazos y lo observó con regocijo, como disfrutando la escena.

- Adiós.

- Pero primero de dice hola, magestad.

- Hola.

- Hola a usted también, ¿Cómo le ha ido?

- Adiós.

- ¡Ah, no! Casi derrumba su propia torre, explíqueme que lo trae tan mal.

Maxon pareció sorprendido ante las palabras de Melir.

- ¿Cómo dices? ¿Qué torre?

- Le ha lanzado algo a la torre desde su caballo al llegar, ¿Que le pasó?

Súbitamente se levantó y salió disparado hacia afuera nuevamente, Melir se quedó allí, golpeando el suelo con un pié.

"Que niño terco, ¿Porqué no me cree?" Pensó lanzando una risilla, pero se puso su máscara de seriedad nuevamente al oír que volvía.

- Melir, ¿Estás seguro que fui yo?

- Efectivamente Magestad.

Maxon se revolvió el cabello desconcertado, por su parte en enano quería partirse de la risa.

- ¿Pudo resolver la situación con el Rey Hellwitch?

- ¿Con cuál de los dos?- Su voz se volvió filosa... Así que ahí estaba la cuestión, ahora tenía otro Hellwitcher en su lista negra.

- ¿Acaso tiene un problema con el Rey Zackary Hellwitch?

El rey no le contestó, en su lugar, las sombras comenzaron a ceñirse lentamente en la habitación y sus ojos dorados estaban brillantes de rabia.

- Me han robado, Melir.

Las palabras borraron cualquier rastro de diversión en él, ya comprendía porqué había vuelto tan enojado del Sur... Entonces las palabras de Sarah Good eran ciertas.

- Sin embargo, ésto fue planeado por el Rey Hellwitch, Sarah Good y Nadeznha Good.

- ¿Nadeznha?

- La misma.

- ¿Y la chica? ¿Acaso ella sabe ésto?

- Ninguno de los dos sabe, he visto sus ojos, son parte del juego de éstos tres, como yo.

Un silencio mortal se instaló allí, las sombras eran cada vez más negras, la habitación estaba helada, y la nariz de Melir estaba roja como una frutilla.

Fresias y coronas. (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora