Capítulo 15.

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Zackary.

El mes previo a la boda se me había pasado espantosamente rápido, jamás pensé que extrañaría tanto mí soltería, la idea de tener que renunciar a ella para casarme por mí reino me comía la cabeza de noche.

De día trataba de estar lo más ocupado posible, me ocupaba de papeleos, de cazar brujas al sur, las que buscaban invadirnos o atacaban pueblos.

Muchas veces Robert quiso abordar el asunto de la boda pero simplemente lo ignoraba poniendo alguna excusa de mierda y huyendo.

Huyendo como una rata, odiaba mí destino,  en lo que me había convertido.

Llegada la noche me encerraba en mí cuarto, desde aquel día no le dirigía la palabra a mí padre, había dejado de asistir a las reuniones del consejo, sin embargo me mantenía al tanto de absolutamente todo, pedía un informe completo de ellas y los leía con tranquilidad en la mañana.

Este sería mí reino algún día, y era mí trabajo cuidar de la gente y proveerles lo que necesiten.

Desde mí balcón por las noches podía sentir el perfume a fresias de la bruja, no había vuelto a verla desde esa noche en mí habitación, pero ni un día su esencia se fue de mí lado, era impresionante y curioso.

Detestaba el poder que tenía, ¿Cómo era posible sentir su perfume sino estaba aquí? Me obligaba a pensar en ella, pero entonces  ¿Pensaría ella en mí?

Pensar en esa chica solo hacía que me sienta más estúpido, otra traidora que me había embrujado, era igual o peor que mí padre.

El sonido de la puerta me saco de mis pensamientos.

- Si es Robert, pase.

Oyó la puerta y también supo que era el fin de su huida.

- Su madre le envió todo lo necesario para el día de mañana, también el anillo que solicitó.

Zackary se dio media vuelta y camino hasta llegar al viejo Rob y tomó el anillo.

Era precioso, realmente una obra de arte. El joyero Bob había hecho un excelente trabajo y había seguido las indicaciones del joven a la perfección.

- Me sorprende que no usara una joya familiar.- Murmuró Robert sin dejar de ver el anillo.- pero esto no le hace juicio a nada, definitivamente es especial.- Dijo sonriendo.

- Como la situación lo amerita.- Contesté con amargura.

- Aún así, usted es un caballero, y esa joya es muy personal, no tiene nada que ver con lo que se viene viendo en su familia.

- No seré como mí padre, Robert.

Miré fijamente al viejo Robert, quién me observaba con ojos dulces pero tristes, quién me había acompañado desde mí nacimiento hasta ahora, había sido mí sombra, mí amigo, consejero, mí molesto acompañante pero también como un abuelo.

Una parte de mí quería salir corriendo, mis ojos me traicionaron y de desviaron a la puerta de mí habitación.

- Usted será el mejor rey de ésta familia, no tengo ninguna duda, solo mí total certeza joven príncipe.

Mis ojos volvieron a su rostro, y lo observé, por un momento deseé que fuese mí padre quien me dijera esas cosas, pero la vida aveces no es justa, sin embargo puede enviarnos a alguien como Robert que nos acompañe o levante cuando nos caemos y estaba realmente agradecido por eso.

Robert apoyo su mano en mí hombro y sonrió con amabilidad.

- Y créame que la jovencita lo ha pasado mal también.

Fresias y coronas. (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora