Adiós.

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Reina Eileen Good del Bosque Arlem pov.

Dejo las ruinas de mí Castillo atrás, la rabia me envuelve, solo siento odio corriendo por mis venas y dolor...

Pero el dolor es poderoso, el dolor me dará la fortaleza y el coraje necesario para hacer lo que debo.

Me dirijo al Gran Campo, allí en donde sería el duelo en unas horas, pero apuesto a que las cosas se han adelantado, y que hasta podría encontrarme con Myrcella allí también.

-Myrcella...- Mí corazón da otro vuelco, ¿Acaso ella habrá salvado a Zackary? Ella estaba en el momento del ataque, junto con Ethan, ambos luchando codo a codo contra brujas exhiliadas.

Zunilda también peleó contra las brujas negras, volaban de tres por los aires, no había duda de que seguía teniendo un poder impresionante a pesar de haberse retirado y decido el puesto a mí tía.

¿Estarán bien todos? ¿Estará bien Zack? Aunque él también posee poderes ahora y yo no sé de lo que pueda ser capaz.

Mí mente es un torbellino de preocupaciones, llego a las enormes puertas de lo que era mí hogar, no voy a mirar atrás, y me prometo a mí misma que cuando regrese reconstruiré este lugar como sea, así agote la última gota de mí magia.

- Lo prometo.- Susurro para mí misma y con el corazón en la mano.

Inspiro profundamente y pronuncio el conjuro.

- Recoveratio.

Una costilla vuelve a su lugar y por un momento me quedo sin aire, mis heridas se van cerrando, mis pulmones van encontrando alivio, y con cuidado ya puedo erguirme.

Estoy lista, y no voy a morir.

Sé que tuve dudas, he dudado sobre mí, sobre si lo lograría, si sería capaz de lo mismo que mí prima... Ella no dudaría en asesinarme, y yo no puedo ir a luchar a muerte con dudas en mí cabeza, debo ir lista, y lo estoy.

Voy a vencer, mí castigo será terrible sobre aquellos que atentaron la paz de mí hogar y mis seres queridos.

Seres queridos...

Zackary, yo lo quiero, claro que sí, y lo salvaría, el merece que cumpla mí palabra, él se interpuso entre un ataque durante la batalla, no puedo olvidarlo... El modo en que sus ojos se desencajaron al ver qué el fuego casi me toca...

- Reina Eileen...

Esa voz... ¿Acaso me descuidé y me asesinaron? Esa gloriosa voz en medio de este caos infernal es como un bálsamo para el dolor.

Busco su rostro y allí, saliendo de las sombras está el Rey Maxon Lexostor, tan pálido como la luna, pulcramente vestido de negro, su ropa tiene detalles plateados, parece un uniforme de guerra, no es como sus vestimentas usuales.

Abro mí boca pero no puedo decir nada, mis ojos pican y frunzo el ceño.

Súbitamente está frente a mí, su mano fría roza mí mejilla, sus ojos de miel me observan atormentados y percibo dolor en su mirada. ¿Y a él qué le ha pasado?

- ¿Qué le ha pasado?- Susurro incapaz de levantar la mano, aunque el deseo de tocarlo quema en las yemas de mis dedos, mí cerebro no responde.

- ¿A mí?- Una sonrisa incrédula y amarga se extiende por su perfecto rostro anguloso, y sé que no es de las buenas, pero incluso esa le queda malditamente perfecta.- Nada, nada me ha sucedido, respira.- Me calma y me ordena, y automáticamente exhalo aire, no había notado que contenía mí respiración, y es que ante su presencia no estoy consciente de muchas cosas, me abruma.

Fresias y coronas. (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora