Eileen pov.
La lluvia no paraba de caer, el pobre chófer estaba empapado al igual que los caballos, y por mucho que lo intentara no podía evitar que la lluvia pare un poco, había cosas que simplemente sucedían y no tenía el control absoluto sobre ellas.
En un punto nos paramos a un lado del camino, ajuste mí capa y salí afuera a ver el estado de los caballos.
El chófer trató de convencerme de que volviera adentro pero le dije que no se preocupara, la lluvia no me mataría.
Con cuidado me acerqué a Camaleón y toque sus crines empapadas tratando de calmarlo, estaba extrañamente inquieto.
Me posicioné frente a los seis caballos y murmuré un conjuro de protección, la lluvia al caer no los mojaría más así que pronto se sacarían.
Mí capa estaba muy pesada por toda el agua que había acumulado y debajo tenía lodo.
Volví a mirar a mí compañero y seguía nervioso.
"¿Qué sucede?" Le pregunté en mis pensamientos.
"Algo anda mal, hay algo en el aire, o cerca, algo los acecha." Su voz grave me hizo preocupar.
Miré al cielo pero la oscuridad no me brindaba una buena vista, no sabía que hacer, por otro lado un hechizo de luz podría ofrecerle nuestra ubicación exacta a cualquiera que ande por allí.
Pero un trueno...
Sin dudas podía invocar un trueno, y quizá en ese breve lapso de luz pueda ver algo.
Me alejé de los caballos hasta adentrarme más en el camino, no creía que estuviésemos muy lejos del Castillo Negro pero no estaba segura.
- Caelum lux. (luz del cielo).- Grité fuerte y claro y unos segundos después un enorme rayo cruzo el cielo y mí respiración se fue.
Mí sangre dejó de correr y retrocedí con cuidado si levantar la cabeza.
Si levanto la cabeza sin su aprobación me la cortará, o peor, seré el postre de un solo bocado.
Sin luz no podía volver a verlo, pero no hacía falta, podía sentir el aire caliente saliendo de sus fosas nasales y golpeándome con fuerza en la cara y el cuerpo.
Ya había llegado a Camaleón y le rogué mentalmente a él a los demás caballos que cierren los ojos hasta nuevo aviso.
No podía llorar, tenía tanto terror, pero no podía llorar, se acercó más, podía oír el sonido de su boca que se abría.
Traté con mucho esfuerzo de hacer memoria, sé que Myrcella me había hablado de ellos alguna vez, debía recordar ahora o moriría aquí.
"Son seres tan antigüos como este mundo, entonces los rigen otras cuestiones, al igual que los vampiros, son más... Más aristocráticos y amantes de los buenos modales, definitivamente aman la etiqueta."
Las palabras de Myrcella llegaron a mí como una catarata y trate de ordenar mí cerebro para que coordine con mí cuerpo.
Con la lentitud de una tortuga comencé a arrodillarme, tan lentamente que sentí el calor de sus enormes fosas más cerca, estaba esperando el mínimo error para rostizarme.
Una vez que mí rodilla llegó al suelo incliné mí cabeza, estiré mí mano derecha y la otra la lleve a mí corazón. Ese era el antiguo saludo de la corte del Reino Blanco, y si mí tía estaba en lo cierto, el animal estaría feliz de verlo.
Súbitamente el calor se fue, en su lugar sentí como la garganta del enorme dragón de escamas negras lanzaba una llamarada blanca al cielo, era fuego blanco.
Me permití un mísero segundo para admirarlo y mí cabeza volvió al suelo, aún impactada por su enorme poder me concentré en respirar y no sonreír.
No importara cuantos libros leía, la magia me sorprendía siempre.
Sentí el calor de nuevo golpeando mí frente, estaba completamente seca y en algún momento había parado de llover, a lo lejos se oía algún grillo y algunas gotas que caían.
El dragón me seguía acechando, estaba frente a mí y yo aún no podía ver nada, primero porque era grosero ver sin su permiso, y segundo porque estaba demasiado oscuro.
"Puedes mirarme bruja." Su voz sonó tan fuerte como el trueno y llena de poder.
Lentamente subí la mirada y esta vez pude verlo con detenimiento ya que había llevado su cola flameante hacía adelante para que pueda verlo con claridad.
Había oído historias pero nada se comparaba a ésto, su poder parecía palpitar debajo de la tierra, sus escamas negras eran preciosas y dependiendo del ángulo algunas eran tornasoladas.
Su boca estaba llena de enormes y afilados dientes, su rostro era alargado, como esculpido por el viento, su cuello era largo y sus alas se apoyaban sobre el camino como enormes puentes.
- Es un verdadero placer.- Contesté con honestidad, muriera o no, era un ser espléndido, era magia antigua e impresionante, debería tener el tamaño de cuatro carruajes con seis caballos, y aún así quizá le calculaba mal.
- Saegentyal, ese es mí nombre, puedes llamarme así.
Asentí y observé sus enormes ojos dorados con betas negras.
- Es un gusto Saegentyal, mí nombre es Eileen Good, bruja y Reina del Bosque Arlem.
Se acercó a mí y pareció olisquearme.
- Las noticias vuelan, por eso he venido a conocerte.- Sentí un escalofrío en la nuca, su voz era envolvente y grave, pero no debía temer, no iba tan mal, o eso sentía.- Vengo en representación de los demás.
- Espero haber estado a la altura de las expectativas.- libero una pequeña sonrisa nerviosa y se acerca un poco más.
- Eso no lo sabremos aún, tiempos negros se avecinan, pero quería verte por mí mismo, no puedo confiar en el juicio de otros dragones.
- Entiendo, eso está muy bien, es realmente astuto de tu parte.
- El destino ya comenzó a enredar los hilos, debes estar atenta a las señales, Eileen.- ¿Acaso me estaba ayudando? ¿Que sabía este dragón del futuro?
- Lo estaré y estoy realmente agradecida contigo, mí casa es de ustedes, son bienvenidos cuando lo deseen.- Nuevamente me agaché y repetí la vieja reverencia.
- Lo mismo digo, pero para eso deberías desaparecer de aquí y adentrarte demasiado en el Norte, y casi llegar al Reino de las Sombras...- Una luz que no distinguí apareció en sus enormes ojos.- Hacía siglos que no veía ese saludo, es un placer ver que dichos valores no han desaparecido.- Su voz se sentía satisfecha y hasta alegre.
- Tengo una instructora muy detallista, insiste mucho en la historia como en los...- El dragón terminó la frase por mí.
- Como en los cimientos para el futuro.- Creí escuchar una carcajada pero no podría apostarlo.
Asentí con una sonrisa y retrocedió un poco.
- Lamento haberte acechado, pero tienes un poder extraño que atrae.- De disculpó agachando su enorme cabeza.
- Lamento el clima, de no haberme deprimido quizá lo hubiese visto antes, no estaba ignorándote.
- Ya veo...- cerró los ojos y estiró sus enormes alas negras dándome una mejor perspectiva de su cuerpo, era enorme, imponente.- Cuentas con mí apoyo Eileen Good del Bosque Arlem, si algún día me necesitas llegaré a ti.
Sin poder agradecerle a tiempo, desplegó sus alas y con un enorme impulso se largo a volar.
El viento sacudía mí cabello y los árboles de alrededor, y así sin más, Saegentyal se hizo uno con el cielo y desapareció.
¡Oh, si! Aquí hay dragones, vampiros y podemos seguir. 🌝❤️
Se viene lo bueno.✨🖤
ESTÁS LEYENDO
Fresias y coronas. (Libro 1)
Teen FictionEileen Good es la descendiente de las primeras brujas del mundo, la magia corre por sus venas así como la maldición de llevarla. Zackary Williams es el príncipe de Hellwitch, su destino es perseguir a las brujas y darles caza hasta acabarlas todas. ...