Rey Maxon L., tres meses antes de su viaje a Hellwitch, en el Sur.
"Despertó" golpeando el cabezal de su cama una vez más.
Otro más que habría que cambiar, el profundo hueco de su puño en el roble negro había dejado astillas que por un milésimo de segundo lo lastimaron, pero luego, como si nada, su mano estaba exactamente igual.
Era siempre la misma pesadilla, Elena agonizando y él tomando su mano sin poder hacer nada, ni todo el poder que poseía fue suficiente para salvarla de la muerte.
Tomó su rostro entre sus manos, si pudiera llorar, llenaría una habitación de lágrimas, y aunque ya habían pasado 198 años la herida en donde había estado alguna vez su corazón, le dolía como como ayer.
Salió eyectado de la cama, se vistió completamente de negro y se puso su insignia en el pecho, no había espejos en su habitación, en su lugar, era su memoria fotográfica la que lo ayudaba a recordar como hacerlo.
El día transcurrió como muchos otros, reuniones, papeleo, acuerdos, tratados con otras especies habitantes del Norte, y finalmente la noche.
Para su fortuna dejaría el Castillo, La fortaleza Negra, y se iría hacia la frontera en el sur para sacar de allí a los invasores de Hellwitch, gente desesperada por salir del reino que intentaba irrumpir en sus tierras.
Para el Rey Maxon la piedad no existía cuando se trataba de su reino, sin importar si eran gente de bien o no, apenas cruzaban la línea cortaba sus cabezas, la dureza de la vida le había enseñado a no confiar en las apariencias.
Se subió a su caballo tan negro como sus sombras y salieron a toda velocidad, el animal lo entendía a la perfección, la conexión que compartían era impresionante, se sincronizaban solo con una mirada, o aveces solo bastaba con que el monte la silla, y éste ya sabía a dónde ir.
Al llegar al campamento, los soldados lo recibieron de rodillas, una enorme fogata estaba encendida al final del recorrido, y a orillas de la espesura del bosque, también había una enorme tienda de campaña tan elegante como la armadura que portaba.
Apenas se acomodó en sus aposentos el Capitán llamó desde afuera.
- Pasa Fenebrick.
El capitán Joseph Fenebrick apareció haciendo a un lado la cortina de tela, era enorme, tan alto como él, un hombre fornido y rudo, letal en el campo de batalla, su cabello corto al ras y su cicatriz en el ojo lo hacían ver aún más temible.
- Magestad, son pueblerinos de Hellwitch, nuevamente huyendo de allí.
Maxon suspiró agobiado, si el desgraciado de Edward Hellwitch se ocupara de su reino como debiese, su gente no cruzaría al suyo.
- ¿Informaste al Rey Hellwitch?
- Si, hemos avisado pero no ha habido respuesta, como de costumbre.
El Rey de las Sombras negó con la cabeza y la mirada perdida en un punto fijo de la tienda.
- Ya sabes que hacer si cruzan, sin piedad, Fenebrick.
El Capitán asintió y abandonó el lugar, el Rey Maxon podía oír las órdenes, y luego de unos minutos el sonido de muchos jinetes partiendo hacia la frontera.
Quizá la soledad de la noche le ayudara a aclarar sus ideas.
Se sentó con calma frente a la enorme fogata, era curioso como el tiempo se había vuelto insignificante a través de las décadas, su euforia por la vida de había ido apagando, la tragedia de la muerte de sus padres, y luego de su hermana Elena lo habían transformado, ahora solo era la promesa de mantener el Reino del Norte y aquella otra promesa...
El viento frío sopló su rostro y como un rayo, tan rápido como la luz, de acercó a Sarah Good y la tomo por el cuello.
La desgraciada anciana se veía como una asquerosa rata en su mano, su cuello arrugado y seco le recordó a un cardo del desierto.
- Dame una buena razón para no mandarte al infierno del que saliste.
La voz de Maxon destilaba odio y repugnancia y apretó su garganta un poco más.
Detestaba las brujas, cuando sucedió aquello con su hermana, su magia no sirvió de nada para ayudarla, aún peor, cuando confesó sus sospechas sobre el Rey Edward, fueron Sarah y las otras dos ancianas asquerosas las que le negaron toda ayuda.
- Se que te debo, lo sé.
La voz de Sarah era un susurro lamentable mientras sus piernas se movían hacia adelante y atrás tratando de bajarse.
La arrojó con rabia hacia el suelo, pero para su mala suerte, jamás cayó y en su lugar se compuso en el aire.
Tosía con fuerza y al cabo de unos segundos estaba como si nada.
- El abuso de tu poder si re la magia es asqueroso.
La anciana le dedicó una amarga sonrisa.
- Cada quien aprovecha lo que tiene.
- Tienes dos minutos, o ésta vez te separaré la cabeza del cuerpo, y sabes que puedo hacerlo.- La sonrisa de Maxon era aterradora, la forma en que sus ojos dorados brillaban eran una promesa.
La bruja endureció el gesto, la naturaleza antigua del Rey le ponía la piel de gallina, su instinto le gritaba que podía acabarla sin esfuerzo, y qué era, resultaba ser uno de los grandes misterios de los Reinos, y el mejor guardado también.
- Nadeznha ha manipulado la magia de unión y te ha robado algo.- Le lanzó sin preámbulos.
Maxon la miró con más desprecio si es que eso era posible, y se acercó solo un poco a ella para estudiar sus facciones, aveces podía saber si mentían, solo con estudiarles la piel.
Detestaba admitirlo, pero al parecer no mentía.
- Y supongo que tu buen corazón te guió a hacer el bien, ¿Verdad?- La sorna le salía por los poros, pero aún le quedaban un minuto con cinco segundos para terminar de hablar y ya quería descuartizarla.
- Todos los Reinos están entrelazados, lo que uno toca, el otro lo siente, y Nadeznha te ha robado.
- Nada me falta, dudo que me haya robado algo entonces.
- ¿Que me dices de tu promesa? Aún no puedes cumplirla.
Las sombras salieron de todos los rincones del bosque y comenzaron a alzarse sobre el Rey y encima de Sarah como gigantes dispuestos a aplastarla.
Parpadeó nerviosa y comenzó a hablar con rapidez.
- Nadeznha manipuló a mí nieta para que reclame a Zackary Hellwitch.- Los ojos de Maxon se fijaron en ella con escepticismo.
- Te quedan cincuenta segundos.- La amenazó y las sombras se cirnieron más sobre ella, aunque no la tocaban.
- Mí nieta resultó ser la Reina del Norte, quien gobernará contigo, por eso estoy aquí.
Omg 👀 Miren lo que acabamos de descubrir!!! Entre otras cosas, además el desgraciado de Edward es un incompetente 🤔
Ahora sí que Eileen estará entre dos fuegos, o entre fuego y hielo 🤭🌝
Los/as leo! Gracias por su apoyo!!! 🖤
ESTÁS LEYENDO
Fresias y coronas. (Libro 1)
Teen FictionEileen Good es la descendiente de las primeras brujas del mundo, la magia corre por sus venas así como la maldición de llevarla. Zackary Williams es el príncipe de Hellwitch, su destino es perseguir a las brujas y darles caza hasta acabarlas todas. ...