Capítulo 33.

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Eileen pov.

Sacó una pierna y luego la otra, cada movimiento fríamente calculado y perfecto.

Su traje era completamente negro con botones de plata, y la insignia de su reino, un dragón en medio de una estrella.

Recordé las palabras del libro que había leído hace unas horas.

"Sólo una persona en el mundo lleva la insignia de la estrella, y ese es el Rey de las sombras, no se sabe lo que significa precisamente, se especula que es un distintivo que hace referencia a todas sus batallas ganadas, otros dicen que es algo referido a sus capacidades mágicas y que aún así nada de sabe de ellas, lo cuál podría decirse que es su mejor arma guardada."

Un carraspeo me trajo a la realidad de vuelta y me encontré con unos penetrantes ojos dorados mirándome, tragué con nerviosismo y sonreí.

- Magestad.- Me apresuré a decir, pero cuando iba a hacer una reverencia me detuvo con la mano.

- Por favor, no es necesario, en todo caso usted es la dama.- Se agachó con habilidad y deslizó su mano en el aire esperando la mía, sus ojos causaban en mí un sin fin de sensaciones, las ignoré completamente y le di mí mano.

La beso rápidamente y sin despegar sus ojos de los míos se puso de pié.

Se dirigió a Zackary con el gesto tan duro como el de mí esposo.

- Rey Hellwitch de Arlem, nos volvemos a ver.- tendieron sus manos y se dieron un fuerte apretón.

- Es un placer que haya decidido venir, sin dudas es un honor para nosotros.- haciendo un gesto hacia mí, me presentó.- Ella es mí esposa, la Reina Eileen Good de Arlem.

- Nos conocíamos.- Dijo él alzando una ceja, su mandíbula seguía tensa, no se porque pero se me ocurrió que quería reírse.

- ¡Vaya! He llegado tarde entonces.

- Como cuando dejó ir a su Reina sola en medio de la noche.- Espetó él con una amarga sonrisa, el rostro se Zackary se transformó.

- Mantente en tus asuntos, Maxon.- Masculló y dio un paso al frente.

El Rey Maxon que le quitaba por lo menos media cabeza lo miro con desprecio.

- Soy perfectamente capaz de protegerme, Magestad, de hecho me salvé de un dragón.- Contesté con suficiencia y seriedad.

El Rey Maxon volteó a mirarme con una media sonrisa torcida.

Santo, Dios. ¿Cómo es posible que alguien se vea así al sonreír? Me sentí una criatura ordinaria.

- ¿Cómo era ese dragón, Magestad?- Preguntó un poco más interesado, cruzó sus brazos en su pecho esperando.

- Negro como la noche, con fuego blanco en su cola, jamás en la vida había visto un dragón, y menos uno así, es una criatura maravillosa.- Sonreí recordando a Saegentyal.

- Es realmente interesante, ya que lo único que suelen hacer es comer todo lo que camine.- Comentó Zackary.

- Los dragones manejan sus propias leyes  Hellwitch, tengo entendido que es usted una bruja- Dijo haciendo un gesto con su mano.- Ellos son seres mágicos también, probablemente su poder les atrae, y no se sorprenda si más criaturas aparecen.

Con ese último comentario una sombra pasó por sus ojos y su rostro volvió a ser de piedra.

- La reina tiene poderes a la altura.- Remarcó Zackary posando su mano en mí espalda.

- No lo dudo.- Volvió a mirarme con una amable sonrisa.

- Por favor pase.- Le pedí haciendo un gesto con mí mano que mí esposo también acompañó.

Fresias y coronas. (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora