"Lecciones"

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Han pasado dos días desde que Dimitri se fue de viaje nuevamente, dejándome sola en esta isla que, aunque hermosa, se siente como una prisión dorada

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Han pasado dos días desde que Dimitri se fue de viaje nuevamente, dejándome sola en esta isla que, aunque hermosa, se siente como una prisión dorada. La ansiedad crece en mi pecho con cada minuto que pasa sin noticias de las hermanas del convento ni de Emily, ni de hablar de Lucas. ¿Estarán bien?

Camino de un lado a otro en mi habitación, incapaz de calmar los pensamientos que se arremolinan en mi mente. Las paredes parecen cerrarse sobre mí, y la sensación de estar atrapada se vuelve insoportable. Intento distraerme con libros y música, pero nada funciona. Necesito saber que ellas están bien, necesito sentir que aún tengo algún control sobre mi vida.

La puerta se abre suavemente y Rosa entra con una bandeja de comida. Su presencia es un pequeño consuelo en medio de mi tormento.

-Liliana, traje algo de comer -dice con su habitual sonrisa cálida.

-Gracias, Rosa -respondo, aunque la comida es lo último en lo que pienso.

Ella deja la bandeja sobre la mesa y me mira con preocupación.

-Pareces muy ansiosa. ¿Qué te preocupa? -pregunta, aunque ya debe intuir la respuesta.

-Necesito saber de las hermanas del convento y de Emily. No he tenido noticias, y Dimitri no me dice nada. Me siento impotente, atrapada aquí sin poder hacer nada -digo, mi voz temblando de frustración.

Rosa se acerca y me toma de las manos, intentando tranquilizarme.

-Liliana, estoy segura de que están bien. -dice, su tono calmado intentando infundir paz en mi corazón.

Pero la desesperación se ha arraigado demasiado profundamente. Miro a Rosa, y una idea loca se forma en mi mente.

-Rosa, por favor, ayúdame a escapar de esta isla. No puedo quedarme aquí sin saber nada. Necesito volver a mi vida-le suplico, mi voz cargada de urgencia.

Rosa me mira con tristeza y niega con la cabeza.

-Liliana, eso no puede ser. No puedes irte de aquí sin el permiso del señor Dimitri. Es demasiado peligroso -responde con firmeza.

La frustración y la desesperación me nublan la razón. Sin pensarlo, me lanzo sobre Rosa, intentando forzarla a ayudarme. Pero ella es más fuerte que yo y me detiene fácilmente, sujetándome con firmeza pero sin lastimarme.

-¡Basta, Liliana! -exclama, tratando de calmarme-. Entiendo que estás ansiosa, pero esto no es la manera de resolverlo.el señor se enfadará si te haces daño.

Lucho contra ella, pero mis fuerzas pronto me abandonan y me dejo caer al suelo, sollozando de impotencia. Rosa se arrodilla a mi lado, abrazándome suavemente.

-Tranquila, todo estará bien. Confía en mi. Tú eres lo más importante para él -dice con ternura.

Me aferro a Rosa, dejando que mis lágrimas fluyan libremente. La ansiedad sigue ahí, pero su consuelo me ayuda a soportarla un poco más. Solo puedo esperar que Dimitri vuelva pronto y pueda suplicarle que me saque de aquí, aunque se que es en vano.

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