"Emboscada"

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En Polonia, en junio, rara vez hace frío, y esta es una de ellas

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En Polonia, en junio, rara vez hace frío, y esta es una de ellas. En esta época debería de estar cálido, pero cada vez más el maldito clima está loco. hace un frío que pela. Se te mete por las capas de la ropa, te cala los huesos, y solo piensas que no volverás a sentir calor en la vida. Polonia nunca ha sido especialmente de mi gusto, y esta visita no hace más que ratificar que no me gusta nada. Congelada. Sucia. Corrupta.

Puedo soportar los dos últimos adjetivos, pero tres ya son muchos. Con razón Peter estaba tan contento de quedarse en la finca. El cabrón sabía perfectamente en lo que me estaba metiendo; me fijé en la sonrisilla que tenía en la cara cuando despegamos. Viniendo del calor tropical de la selva, el frío polar que ha venido haciendo en Polonia en las últimas semanas  hasta duele; igual que duele tener que negociar con el gobierno polaco.

El viaje desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad fue una odisea. El tráfico en Varsovia siempre ha sido una pesadilla, pero esta vez parecía peor que nunca. Las calles estaban atascadas, y cada parada del coche hacía que el frío se sintiera aún más penetrante. Nikolai y yo tuvimos que salir del coche y andar ocho calles. Se nos había congelado hasta el culo. Pero por fin parece que puedo mover los dedos, y que Kaminski está por la labor de hablar de negocios.

Entramos en el edificio donde se llevaría a cabo la reunión. La opulencia del lugar era evidente, con mármoles y dorados en cada rincón. Nos llevaron a una sala privada donde nos esperaban aperitivos y una botella de vodka. La comida no ayudaba mucho a calmar mi irritación, pero sabía que era parte del proceso. Después de casi una hora, diez aperitivos distintos y media botella de vodka, Kaminski por fin empieza a hablar del asunto que me ha traído hasta aquí.

He aguantado toda esta espera porque así me ha dado tiempo a que se me calentaran los pies del todo. El hombre es uno de los funcionarios no oficiales del gobierno, un hombre con una enorme influencia en la Corte Suprema , pero cuya identidad jamás aparece en las noticias. Su poder reside en la discreción y el control tras bambalinas.

—Tengo asuntos delicados que me gustaría comentarte —dice Kaminski, después de que el camarero se lleve algunos platos vacíos. O, más bien, lo dice la intérprete de Kaminski después de que este dijera algo en polaco. Como Nikolai y yo apenas lo entendemos, Kaminski contrató a una chica para que interpretara. Julia zakova es una chica guapa, rubia y con los ojos azules, y parece que solo se lleve un par de años con mi Liliana, pero el agente me ha asegurado que la muchacha sabe ser discreta.

—Continúa —digo en respuesta a Kaminski. Nikolai está sentado a mi lado y se está tomando en silencio su segunda ración de blinis rellenos de caviar. Solo me lo he traído a él a esta reunión; el resto de mi grupo está colocado en una posición cercana, esperando por si sucediese cualquier cosa. No creo que los polacos intenten nada raro ahora mismo, pero uno nunca es lo suficientemente precavido.

Kaminski me dirige un atisbo de sonrisa y responde en polaco .

—Estoy seguro de que conoces las dificultades de nuestra región —interpreta Julia—. Me gustaría que nos ayudes a resolver estos asuntos.

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