Mi mente se despeja lentamente, tratando de procesar todo lo que ha ocurrido. Siento que estoy ardiendo en el infierno, Dimitri me suelta y se aleja de la cama, permitiéndome finalmente levantarme. El aire fresco choca contra mi piel y me estremezco, abrazándome a mí misma, buscando un poco de protección y calidez, siento dolor y vergüenza, pero sobre todo culpable.
La habitación se siente fría y extrañamente silenciosa, con la única excepción de nuestras respiraciones entrecortadas y erráticas. Mi cuerpo todavía está procesando la mezcla de emociones que sentí: el miedo, el dolor y esa desconcertante ola de placer.
La culpa me consumía, carcomiendo los cimientos de mi fe, esa fe que siempre había sido mi guía. Dimitri, con su presencia arrolladora, desde el momento en que lo conocí, había desencadenado en mí una tormenta de sentimientos prohibidos, una batalla entre el deseo y el deber que me había dejado exhausta y confundida. Ahora con lo sucedido, mi mente está jugando una mala partida.
Dimitri permanece de pie junto a la cama, con la mirada fija en mí. Es difícil leer lo que está pasando por su mente. Por un momento, nuestros ojos se encuentran, y un silencio pesado cae entre nosotros.
Finalmente, me levanto de la cama, agarrando la manta para envolverme en ella. Sin decir una palabra, salgo de la habitación, ansiosa por alejarme de él y de lo que ha ocurrido. Cada paso que doy es un recordatorio de la noche pasada, pero necesito encontrar un lugar seguro para llorar y procesar mis sentimientos.
Al llegar al baño, me encierro, dejándome caer al suelo mientras las lágrimas fluyen libremente. Los eventos de la noche anterior se reproducen en mi mente una y otra vez. A pesar del trauma, no puedo dejar de pensar en la extraña ternura que Dimitri mostró al final. Eso solo añade a mi confusión.
Después de lo que parecen horas, finalmente me levanto y enciendo la ducha. Dejo que el agua caliente caiga sobre mí, intentando lavar todas las emociones y recuerdos, aunque sé que las cicatrices permanecerán.
El agua caliente de la ducha no solo acaricia mi cuerpo, sino también mi alma herida. "señor perdona mis pecados" A medida que las lágrimas se mezclan con el agua, intento purgar todas las emociones contradictorias que me asaltan. Cierro los ojos y trato de encontrar un sentido en todo este caos, pero las respuestas siguen siendo esquivas.
Dimitri se fue, y eso es lo único que sé. No sé si volverá o si tengo que temer por mi vida. Solo puedo pensar en las personas que amo. ... Todos ellos están en mi mente, y me invade la angustia de lo que podrían estar pasando, sin saber dónde estoy ni qué ha sucedido.
Después de la ducha, me envuelvo en una toalla y deambulo por la habitación, tratando de encontrar ropa. Pero no hay nada, ninguna señal de mis pertenencias. Me siento desnuda, tanto física como emocionalmente. Y lo peor de todo, sé que esta vulnerabilidad es exactamente lo que Dimitri quería.
La cama, testigo mudo de lo ocurrido, me invita con sus sábanas todavía revueltas. Sin saber qué hacer, vuelvo a acurrucarme en ella, esta vez envuelta en las sábanas. Las lágrimas no cesan, y mi mente es un torbellino de pensamientos.
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ÉXTASIS
RomanceEn un mundo donde la pureza se entrelaza con la crueldad, la historia de Liliana y Dimitri se teje en una telaraña de contrastes y pasiones prohibidas. Liliana, una joven criada en un convento rodeada de la paz y la bondad de las monjas, irradiaba d...