"Costumbre"

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Estoy en mi estudio, pintando

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Estoy en mi estudio, pintando. Llevo una camiseta larga y estoy perdida en mis pensamientos, tratando de liberar las emociones que aún se agitan dentro de mí. Las pinceladas en el lienzo son un reflejo de mi confusión y mi lucha interna. Me detengo de repente al recordar que no he llamado a Emily desde que me fui sin decirle nada. Respiro hondo, dejo el pincel y busco mi iPhone.

Marco el número de Emily con dedos temblorosos, y después de unos minutos, ella contesta la llamada. Al oír su voz, me quedo en silencio, sin saber qué decirle. Emily no sabe que soy yo. Finalmente, lo único que me sale es pedirle perdón.

—Emily... —digo con voz entrecortada—. Soy yo, Liliana. Perdón... perdón por no decirte nada antes de irme.

El silencio al otro lado de la línea es ensordecedor. La preocupación me invade, esperando su respuesta.

De repente, Emily explota, su voz llena de rabia y dolor.

—¡¿Cómo pudiste, Liliana?! ¡Te fuiste con él, con ese monstruo! ¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! ¡Me abandonaste sin una explicación!

Su grito me atraviesa el corazón. Las lágrimas empiezan a caer por mi rostro mientras intento encontrar las palabras adecuadas para responder.

—Emily, en verdad lo siento... No era mi intención abandonarte, pero las cosas se complicaron. Dimitri... Él Esta vivo, mi amor esta vivo. Por favor, perdóname.

Ella guarda silencio nuevamente, pero puedo sentir su respiración entrecortada al otro lado de la línea. No sé si puede perdonarme, pero tengo que intentarlo.

—Emily, te necesito. Eres mi mejor amiga...

La línea permanece en silencio por un momento que parece eterno. Finalmente, escucho su voz, mucho más enojada.

—Debiste pensarlo antes, sabes que Liliana.....vete al diablo.

La línea queda en silencio. Siento el peso de sus palabras como un golpe en el pecho. Y con eso, cortó la llamada. Me quedo mirando el teléfono en mi mano, sin saber qué hacer. Emily es mi amiga más cercana, la única persona que siempre me apoyaba. Ahora, me siento más sola que nunca.

Dejo el teléfono sobre la mesa y me abrazo a mí misma, sintiendo una ola de desesperación. Trato de concentrarme en la pintura frente a mí, pero mis manos están temblando demasiado para sostener el pincel. Me levanto y camino por el estudio, tratando de calmarme.

Miro por la ventana y veo el cielo gris, reflejando mi estado de ánimo. Todo se siente sombrío. Respiro profundamente y trato de encontrar algo de fortaleza en medio de este desastre acabo de perder a mi amiga.

Decido salir del estudio y caminar por la casa, esperando que el movimiento me ayude a aclarar mis pensamientos. La culpa y la tristeza se mezclan dentro de mí. No puedo cambiar lo que he hecho, pero debo encontrar una manera de seguir adelante. Pienso en Emily y en sus palabras. Quizás, algún día, pueda demostrarle que no soy la persona que ella cree. Quizás, algún día, pueda recuperar su confianza.

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