"Odio"

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Temblando de la cabeza a los pies, miro a Dimitri y el dolor me oprime el pecho

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Temblando de la cabeza a los pies, miro a Dimitri y el dolor me oprime el pecho. Lleva en el hombro un vendaje mal puesto y sucio por el que cala la sangre; su cuerpo desnudo es una masa de cortes, heridas y rasguños. La cara está todavía peor. Bajo la venda desgastada que le cubre la frente no queda un hueco que no esté manchado o hinchado. Sin embargo, lo más horripilante de todo es la gran hendidura sangrante que le recorre la mejilla izquierda y que asciende hasta la ceja, un puñado de carne andrajosa en el lugar donde tenía el ojo.

«En el lugar donde tenía el ojo».

Le han sacado el ojo.

Ahora mismo no puedo ni quiero pensar en ello. Por ahora, Dimitri está vivo y es lo único que importa. Está amarrado a una silla de metal, tiene una pierna atada a cada pata y los brazos sujetos en la espalda. Le noto la conmoción y el horror en la cara ensangrentada mientras asimila mi presencia y me gustaría decirle que todo va a salir bien, que esta vez soy yo la que lo salve a él, pero no puedo. Todavía no. No hasta que Peter logre llegar aquí con los refuerzos.

Me palpita el pómulo magullado donde me han atizado y la herida abierta del antebrazo izquierdo me arde de dolor. Me quitaron toda la ropa y me arrancaron el implante anticonceptivo mientras estaba inconsciente, quizá temiesen que fuera un rastreador o algo así. No me lo esperaba; imaginaba, en todo caso, que encontrarían alguno de los rastreadores de verdad, pero ha funcionado incluso mejor de lo que esperaba.

Después de cortar el implante y ver que no era nada más que una varilla de plástico, han debido de descartarme como amenaza pensando que soy justo lo que estoy intentando hacerlos creer: una niña inocente que ha ido a ver a sus padres, que no sabe que pudiera haber peligro alguno. Me alegro de haber tenido la previsión de dejar el brazalete rastreador en la finca y no levantar sospechas.

Creo que no me han tocado, aparte de cachearme, porque no noto nada por el estilo, y eso me alegra. No siento molestias, ni noto nada pegajoso entre las piernas y no me duele nada. Me hierve la piel al saber que me han desnudado, pero, sin lugar a dudas, podría haber sido mucho peor.

Cuando desperté ya llevaba la camisa de alguien y mis botas Ugg. Deben de estar esperando a estar delante de Dimitri para montar el espectáculo. Peter pensaba que esta era la parte más peligrosa de mi plan: el periodo de tiempo entre mi captura y la llegada a su escondite

«Flashbacks

—Sí, lo sé, Peter. —Le esbocé una sonrisa seria—. Lo entiendo perfectamente, pero no nos queda otra. Los rastreadores son pequeños y las heridas de la inserción ya casi no se ven. Pueden encontrar uno o dos, pero dudo que encuentren los tres y, si lo hacen, en el tiempo que tardarán, seguro que te las ingenias para encontrar su ubicación.

—Tal vez —dijo, su mirada gritaba lo que opinaba sobre mi cordura—, o tal vez no. En el periodo de tiempo que pase entre que te cojan y te lleven hasta Dimitri pueden salir mal cien cosas.

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