"Marcando Territorio"

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El sonido de voces y pasos fuera de la habitación indica la llegada de las personas que Dimitri mencionó para arreglarme

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El sonido de voces y pasos fuera de la habitación indica la llegada de las personas que Dimitri mencionó para arreglarme. Mientras me preparo mentalmente para enfrentar la fiesta, me invade una sensación de intriga y nerviosismo. No tengo idea de dónde será la fiesta, pero la cantidad de ropa y accesorios que traen consigo sugiere que es un evento de gran importancia.

Las mujeres que entran son expertas en su trabajo, moviéndose con gracia y eficiencia mientras seleccionan diferentes conjuntos y joyas. Intento relajarme mientras me visten y maquillan, pero la tensión persiste en mis músculos.

Las mujeres continúan su labor con una destreza que denota años de experiencia en el mundo de la moda y el arreglo personal. A pesar de mi creciente ansiedad, me dejo llevar por sus manos expertas, confiando en que me presentarán de la mejor manera posible en la fiesta de los Vasiliev.

Mientras me visten y maquillan, noto que las conversaciones entre ellas se desarrollan en ruso. Aunque no entiendo el idioma, percibo la seriedad en sus tonos y la rapidez de sus intercambios. Me siento como una extranjera en mi propia piel, ajena a las palabras que fluyen a mi alrededor.

De repente, una de las mujeres se detiene y se acerca a un armario, sacando un vestido azul imperial. Sus ojos brillan con un brillo de admiración mientras sostiene la prenda, como si fuera algo especial.

—Este vestido lo eligió el señor Ivanov para usted,—me informa en español, su voz suave pero con un matiz de respeto hacia Dimitri.

Me deslizo dentro del vestido azul, sintiendo su suavidad y elegancia envolverme. Aunque estoy agradecida por la atención y el cuidado que las mujeres han puesto en mi arreglo, una sensación de inquietud persiste en mi interior, como si estuviera a punto de adentrarme en un mundo aún más desconocido y peligroso.

Salgo de la habitación con el vestido azul imperial abrazando mi figura, sintiendo su suavidad y elegancia envolviéndome. Aunque estoy agradecida por el cuidado que han puesto en mi arreglo, una sensación de inquietud persiste en mi interior, como si estuviera a punto de adentrarme en un mundo aún más desconocido y peligroso.

Desde lo alto de la escalera, envuelta en un vestido azul que parecía fundirse con la noche, descendí con la gracia de quien sabe que cada paso es una historia por contar. El suave roce de la tela contra mis piernas añadía un ritmo delicado a mis movimientos, mientras mis pensamientos danzaban entre la emoción y la incertidumbre.

Al llegar abajo, me encontré con Dimitri, Sergei y Viktor. Dimitri, esta ajustaba con elegancia los gemelos de su camisa, un gesto tan familiar como misterioso. Cuando sus ojos encontraron los míos, no hubo palabras de bienvenida, solo la invitación silenciosa de sus manos extendidas.

Sin titubear, tomé su mano, un gesto que parecía trascender el espacio y el tiempo, guiándonos hacia la salida. El aire fresco de la noche acariciaba nuestros rostros mientras avanzábamos hacia el pequeño aeropuerto que esperaba en los terrenos de la mansión, un refugio privado para nuestros momentos más íntimos y secretos.

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