El día ha sido largo pero gratificante. Rosa y yo hemos estado recorriendo la finca, disfrutando de la belleza y tranquilidad que ofrece este lugar. Acompañadas por el murmullo de la brisa y el canto de las aves, nos dirigimos a la escuela. Allí, observamos el proceso de enseñanza que le dan a los niños, la dedicación de los maestros y la alegría en los rostros de los pequeños. Es un alivio ver que, en medio de tanto caos, hay un espacio para la esperanza y el aprendizaje.
Después de presenciar las clases, decidimos ir a la playa. El sol comienza a bajar, tiñendo el cielo con tonos de naranja y rosa. Nos sentamos en la arena, disfrutando del hermoso atardecer. Definitivamente, este lugar es un paraíso. Las playas de República Dominicana son espectaculares, especialmente aquí, donde la paz y la belleza parecen ser eternas.
Pero mientras contemplo el horizonte, mis pensamientos vuelven a lo que Dimitri me contó. Siento una mezcla de miedo y satisfacción. Miedo porque esos hombres, esos monstruos, están en el mismo lugar que yo. ¿Qué pasará si los demás miembros de su organización nos encuentran? Podrían hacerme daño a mí, a las personas que viven y trabajan aquí, o incluso a Dimitri. Y esa idea me aterra más que cualquier otra cosa.
Sin embargo, también siento una extraña satisfacción. Saber que Dimitri está acabando con esos terroristas me da un cierto consuelo. Sé que no es un hombre bueno; por más que ore, por más que desee que cambie, sé que su naturaleza es oscura y peligrosa. Pero hay una diferencia fundamental entre Dimitri y esos hombres: yo lo amo.
Amar a alguien como él no es fácil. Cada día es una lucha entre lo que sé que está mal y lo que mi corazón siente. Dimitri es un enigma, una mezcla de brutalidad y ternura que me confunde y me atrae al mismo tiempo. Sé que ha hecho cosas horribles, y que probablemente seguirá haciéndolas. Pero también sé que, de alguna manera, él me pertenece, y yo a él.
Mientras el sol se oculta en el horizonte, siento la presencia de Rosa a mi lado, un recordatorio de que no estoy sola. La vida aquí es complicada, llena de peligros y secretos, pero también de momentos como este, de belleza y calma. Quizás eso es lo que me mantiene aquí, lo que me da fuerzas para enfrentar lo que venga.
Me levanto, sacudiendo la arena de mis manos, y miro a Rosa con una sonrisa. Ella me devuelve el gesto, y juntas comenzamos a caminar de regreso a la casa. La noche caerá pronto, y con ella, una nueva serie de desafíos.
Llegamos a la casa justo cuando la noche ha caído por completo. La brisa marina ha refrescado mis pensamientos y me siento algo más serena. Sin embargo, al entrar en la casa, me encuentro con una escena que rápidamente disipa cualquier tranquilidad.
Sergei está hablando con Dimitri en la sala. La expresión de Dimitri es dura, y al verme, su mirada se torna aún más severa.
—¿Dónde estabas? —me pregunta con un tono que no deja lugar a dudas sobre su enfado.
—Estaba con Rosa en la playa —respondo, tratando de mantener la calma.
En ese momento, Rosa entra detrás de mí y el semblante de Dimitri cambia, relajándose ligeramente. Sergei me saluda con una sonrisa.
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ÉXTASIS
RomanceEn un mundo donde la pureza se entrelaza con la crueldad, la historia de Liliana y Dimitri se teje en una telaraña de contrastes y pasiones prohibidas. Liliana, una joven criada en un convento rodeada de la paz y la bondad de las monjas, irradiaba d...