"Oscuridad"

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Cuando recupero la consciencia, me encuentro en un lugar horrible

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Cuando recupero la consciencia, me encuentro en un lugar horrible. El hedor es lo primero que me golpea, una mezcla de podredumbre y sangre que me hace dar arcadas. Apenas puedo ver en la penumbra, pero distingo ratas corriendo por el suelo y manchas de sangre en las paredes y el suelo. Un escalofrío me recorre la espalda y mi corazón se acelera mientras intento procesar dónde estoy.

Me siento débil y mareada, mi cuerpo duele y mi cabeza late con un dolor sordo. Trato de levantarme, pero las fuerzas me fallan y caigo de nuevo al suelo húmedo y sucio. La desesperación se apodera de mí, y empiezo a respirar con dificultad, al borde del pánico.

Intento calmarme y pensar con claridad. Recuerdo lo que pasó: el tiroteo en la clínica, los hombres armados, el hombre con cicatrices y el pañuelo impregnado con algún tipo de químico. ¿Dónde está Dimitri? ¿Dónde están mis padres? ¿Y Rosa?

Me esfuerzo por recordar cada detalle, tratando de encontrar alguna pista sobre mi paradero. Pero todo es confuso. Solo sé que estoy en peligro y que necesito encontrar una manera de salir de aquí. Me aferro a la esperanza de que Dimitri esté buscándome, que no me haya abandonado.

Miro a mi alrededor, tratando de encontrar alguna señal de escape o al menos algún lugar seguro donde pueda refugiarme. Mis ojos se acostumbran lentamente a la oscuridad, revelando más detalles de este lugar infernal.

No tengo muchas opciones, pero debo mantenerme fuerte. Dimitri vendrá por mí, tengo que creer eso. Mientras tanto, debo encontrar la manera de sobrevivir.

Pasan las horas y nadie aparece. Estoy sola en esta oscuridad, cada vez más aterrada y desesperada. No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado, pero el hambre y la sed comienzan a hacerse insoportables. Me siento impotente, sin saber qué hacer. En medio de mi desesperación, me pongo a orar, pidiendo a Dios que me dé fuerzas y que me ayude a salir de esta pesadilla.

Justo cuando empiezo a sentir que la desesperación me consume, la puerta se abre de golpe, haciendo que me sobresalte. Un hombre entra con una bandeja de comida, aunque lo que trae apenas califica como tal: un pan duro y una pequeña botella de agua. Me lanza una mirada fría antes de dejar la bandeja en el suelo y cerrar la puerta tras de sí sin decir una palabra.

Me arrastro hacia la bandeja, sintiendo que la poca energía que tengo se va agotando. A pesar de lo miserable que es la comida, me obligo a comer y beber, sabiendo que necesito mantenerme lo más fuerte posible. Cada bocado del pan duro raspa mi garganta, y el agua sabe a metal, pero no tengo otra opción.

Mientras como, trato de pensar en alguna manera de salir de aquí. Dimitri debe saber que he sido secuestrada y estará haciendo todo lo posible por encontrarme. Me aferro a esa esperanza, tratando de no dejarme vencer por el miedo.

Las horas pasan lentamente y la soledad pesa cada vez más. Me recuesto contra la pared fría, cerrando los ojos y tratando de mantener la calma. Mi mente divaga entre recuerdos y planes de escape, aunque cada vez es más difícil mantener la esperanza.

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