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—Puedes cambiar de opinión. —Escucho el susurro de Dain mientras camino detrás de Violet.

Ruedo los ojos, prácticamente mordiendo mi lengua para no soltar algún comentario mordaz en su dirección.

Estoy cansada de escucharlo intentar mandar a Vi al Cuadrante de Escribas mientras ella sigue insistiéndole que no.

Las prácticas en el Guantelete no han ido muy bien para algunos del escuadrón, pero sin importar todo eso hoy es el día y tenemos dos opciones: vivir o morir.

—Y elijo quedarme. —Escucho a Violet y no puedo evitar que una pequeña sonrisa se deslice por mis labios.

Dain necesita confiar en las capacidades de Vi. Puedo entender que esté preocupado, pero hay que saber cuando simplemente aceptar la decisión de los demás y confiar en que saben lo que hacen.

Joder, entiendo su miedo. Puedo entenderlo, pero él no entiende a Violet y eso me disgusta.

—No seas... —Se corta a sí mismo y deja caer mi mano—. No quiero enterrarte, Vi.

—Es inevitable que uno de nosotros tenga que enterrar al otro—le contesta y respiro profundo. «Eso es un hecho. La vida es así de jodida»

—Sabes lo que quiero decir. —La luz se convierte en un arco de tres metros de altura que nos lleva a la base del Guantelete.

—Por favor, no hagas esto —suplica Dain, sin molestarse en bajar la voz esta vez mientras salimos.

—Bien, joder—hablo, llamando la atención de ambos—. Entiendo que quieras hacerla de príncipe azul, Dain, pero Violet te ha dicho repetidas veces que no. ¿Qué tal si aprendes a callarte un poco y confiar en sus capacidades?—Lo miro con clara molestia—. Si vas a ser un llorón, selo en otro lado que lo que ninguno de nosotros aquí necesita es escuchar a un maldito líder de Escuadrón intentar convencer a una cadete de abandonar.

—Una cadete—me recuerda y enarco una ceja. «¿Quiere hacer uso de su poder? Bien»

—¿Qué tal si se lo comento al Líder de Sección?—propongo y se tensa, mirándome con tanta molestia como la que yo siento hacia él en este momento—. Cumple con tu trabajo o cállate y vete. No necesitamos esto ahora. Ninguno—señalo a Vi y luego al resto— de nosotros.

Me adelanto en el camino para alejarme de él antes de que pueda decir algo que no le guste a Violet y paso frente a una Rhiannon sorprendida y un Ridoc divertido, dirigiendo mis ojos hacia el valle para buscar un poco de relajación.

La vegetación parece extenderse interminablemente hacia el sur, con grupos aleatorios de árboles achaparrados entre coloridas laderas de flores silvestres. Miro el Guantelete tallado en la cara del acantilado y respiro profundo.

De todas las prácticas que hicimos solo fallé una vez, y fue en la jodida rampa. Tuve que tomar una de las cuerdas para evitar caer y morir.

Y, por supuesto, Killian me hizo trabajar en mi impulso todas las noches después de eso. «No me quejo. Después de todo, es mi vida la que está en riesgo»

***

—¡Vamos, Maeve!—grita Sawyer un par de horas después, cuando ya he cruzado toda la pista y solo me queda subir la chimenea y la rampa.

Mis extremidades arden, se quejan por el esfuerzo que he hecho después de haber entrenado toda la noche de ayer ignorando el consejo de mi hermano de descansar.

Quiero esto, quiero ser jinete y descansar no es una opción cuando me sentía un poco insegura sobre qué tan bien me iría cruzando el Guantelete.

Sé que lo he hecho bien. Obligué a mi cuerpo a mejorar la rapidez durante los entrenamientos y no he parado ni un solo segundo desde que comencé la pista.

Love Scales [Liam Mairi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora