—Es hermosa. —Me arrodillo detrás de Liam sentado a la orilla de la cama y acaricio la reliquia que le otorgó su dragón.
Es la silueta de Deigh con las alas abiertas y la reliquia ocupa la mitad de su espalda, con la cabeza del dragón entre sus omoplatos, todo en el color rojo de las escamas de Deigh resaltando en la piel bronceada de Liam.
—¿Dónde está la tuya?—pregunta y respiro profundo.
—En un lugar al que podrás acceder solo si me quito la blusa—contesto, y él me mira sobre su hombro, con su cuerpo tensándose repentinamente.
»¿Quieres verla?—murmuro y Liam respira profundo, levantándose y dándose la vuelta para quedar frente a frente.
Sus ojos están fijos en los míos y su pecho comienza a subir y bajar con rapidez como si la idea verdaderamente le gustara.
—¿Puedo?—pide y muerdo suavemente mi labio antes de llevar mis manos al ruedo de mi blusa, jugando con él un par de segundos antes de tirar de la prenda hacia arriba.
La brisa fría que entra suavemente por la ventana me eriza la piel, causando que mis pezones se pongan duros; pero es la mirada de Liam la que me hace tragar grueso.
Sus ojos se oscurecen mientras recorren cada pequeño lugar de mi torso como si intentara grabarme en su cabeza.
Toma mi rostro entre sus manos y se inclina, mirando solo a mis ojos para dejarme ver el deseo ardiendo en ellos antes de que una nuestros labios en un beso.
Su lengua me reclama con deseo, con pasión, calentando mi cuerpo y alborotando mis hormonas bajo las caricias de nuestras lenguas.
—Eres hermosa, ángel. —Sus manos apartan el cabello de mis hombros, bajando por mis costados para acariciar mi cintura y subir de nuevo para acariciar la curva de mis pechos, presionando suavemente mis pezones con sus pulgares.
Tomo una respiración temblorosa, porque su toque solo aumenta mi libido y acelera los latidos de mi corazón, enviando una corriente de placer por mi columna.
Una de sus manos acaricia la reliquia en mis costillas y sonrío al ver el asombro en sus ojos por la silueta azul de Adhair de perfil con las alas extendidas.
—Es impresionante—murmura y asiento—. Adecuado para su portadora.
—Mhm, halagador. —Apoyo mis manos en su pecho y él respira profundo, volviendo sus ojos a los míos—. ¿Estás muy cansado?
—No. —Sus brazos rodean mi cintura, pegándome a su pecho antes de inclinarse y tomar mis labios en un beso.
Mis brazos rodean su cuello y un jadeo se me escapa ante lo bien que se sienten mis pechos desnudos contra su pecho, piel con piel rozándose mientras ambos nos besamos.
Sus manos se deslizan a mis caderas, deslizándose lentamente hasta mi trasero antes de pegarme más a él, presionándome contra su erección. Jadeo, deslizando mis manos por su pecho, sintiendo más satisfacción de la que debería por la sensación de sus músculos desnudos bajo mis palmas, hasta llegar a su abdomen, donde juego con la pretina de su pantalón.
Cuando él no me detiene, deslizo una de mis manos dentro del pantalón, sintiendo su piel lisa contra mis dedos hasta envolverlos alrededor de su polla, dura y grande en mi mano.
Liam suelta un gemido ronco que aumenta mi deseo y sus labios se alejan de los míos para dejar un camino de besos por mi cuello, acariciando con sus labios antes de morder suavemente en una mezcla que me arranca gimoteos encantados.
Acaricio su polla con suavidad, deslizando mi mano por toda su longitud y sintiendo como la humedad se acumula en mis bragas ante la idea de tenerlo dentro de mi.
Liam suelta un gemido cuando aprieto mi agarre, aumentando la velocidad con la que lo masturbo mientras sus músculos se tensan, dejándome admirar con fascinación cómo su cuerpo reacciona ante el placer.
—Quiero tocarte—murmura contra mi piel.
—Entonces hazlo. —Suena más como una súplica, y eso parece encantarle, porque muerde suavemente mi piel como recompensa, arrancándome un gemido.
La mano de Liam se desliza dentro de mi pantalón y suelto un suspiro ruidoso cuando sus dedos abren mis pliegues, extendiendo mi humedad antes de acariciar mi clítoris con movimientos circulares que envían una corriente de placer por mi cuerpo.
Acaricio su glande con mi pulgar y él aumenta la velocidad de sus dedos, haciéndome estremecer de placer mientras mi mano sigue masturbándolo, disfrutando de los jadeos y gemidos roncos que se le escapan.
—Joder, si—gimo cuando desliza dos de sus dedos dentro de mi, sin permitirme adaptarme antes de comenzar a follarme con rapidez, curvándolos de tal forma que tocan un punto delicioso dentro de mi que me hace blanquear los ojos.
—Si, ángel, tomas mis dedos muy bien—halaga y la forma en la que eso aumenta mi placer, haciéndome desear más, me sorprende.
Mi mano aumenta la velocidad y él se estremece, gruñendo antes de comenzar a follarme más rápido, acariciando mi clítoris con su pulgar mientras bombea sus dedos dentro de mi de tal forma que me causa un delicioso placer.
»Mierda, si sigues así voy a correrme—masculla, presionando mi clítoris y haciéndome gemir de forma ruidosa cuando el placer aumenta—. Mírame.
Fijo mis ojos en los suyos y mi orgasmo me arrastra cuando roza nuestros labios, arrancándome un gemido que ahogo presionando mis labios contra los suyos.
Él suelta un gemido y se estremece, corriéndose en mi mano mientras sus dedos siguen alargando mi placer hasta que no soy más que quejidos y un placer borroso seguido del cansancio llena mi cuerpo.
—Estás cansada. —Besa mi cabeza, deslizando sus dedos fuera de mi antes de levantarme y dejarme suavemente sobre el colchón—. Dame un segundo.
Asiento, lo veo caminar al baño y salir un segundo después con una toalla húmeda que pasa por mi mano para limpiar su semen y luego la tira en el cesto de la ropa sucia antes de meterse conmigo a la cama.
—Voy a irme. —Bostezo—. Solo...
—No, vas a quedarte. —No da espacio a réplica mientras tira de mi cuerpo a su costado, dejando un casto beso en mi frente—. Duerme, Maeve.
—Mhm, me gusta más Ángel—confieso y él ríe, acariciando suavemente mi espalda. Recuesto mi cabeza en su pecho—. Por cierto, ¿leíste sobre los ángeles?
Tararea en aprobación.
—Cuando tenía diez años, una chica que conocí me regaló un libro sobre las historias de nuestros dioses—murmura—. Ahí leí sobre los ángeles.
—Suena bien...—La voz me sale adormilada y escucho el "buenas noches" de Liam antes de quedarme dormida.

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Love Scales [Liam Mairi]
FanfictionSer jinete de dragón es la meta de todos los de primer año. Pero antes, debemos cruzar un camino lleno de obstáculos y muerte. Liam Mairi es... un golpe que no esperaba. Coqueto, amable, guapo y... nuestros dragones son pareja. Estamos unidos hasta...