17

1.4K 173 5
                                        

—¡Si mi tío hubiera sabido que nos atarías una mano a la espalda, nunca habría hecho ese trato!—el grito de Cat me hace rodar los ojos.

Bien, nadie se toma bien el hecho de saber que para que podamos levantar las barreras probablemente necesitemos de sus grifos. Y necesitarlos de forma... demasiado literal.

De hacerlo, según Violet, los aviadores ya no podrán blandir.

—Contrólate, Cat. —Bragen mantiene el tono, levantándose para detener a Cat y que no avance hacia nosotros—. ¿Cuánto falta para que se levanten?

—En cuanto le diga a la Asamblea lo que he encontrado.

—¿Y cuándo vas a hacer eso? —chasquea Cat.
   
—Si no estuvieras aquí, ya estaría hecho —replica Violet. Sé que La Asamblea va a estar en desacuerdo y vamos a tener una enorme discusión, pero lo que haya que hacer lo haremos—. Pero tú estás aquí. Tú sí importas.

Maren, a un lado de Violet, se remueve.

Todos actuamos por instinto. Liam lleva su mano a su daga al mismo tiempo que Ridoc y yo simplemente me levanto, comenzando a dejar deslizar estelas de mi sello por todo el lugar.

Los jinetes, todos, me miran con sorpresa. Incluso mis amigos. «Bien, ya no debemos guardar secretos ¿no? Perfecto. Aquí tienen una verdad»

Me importa una mierda que sepan sobre mi primer sello. Después de todo, ya todos saben cuales son los de Vi, Xaden y Dain. El mío no es excepción.

Al menos no este.

—Si alguno de ustedes intenta algo—los miro a todos antes de fijar mi atención en Cat—, mueren. No me importa quienes sean, jinetes o no, alianza o no, si intentan siquiera tocar sus dagas para atacar a Violet... les daré una muerte dolorosa.

Extrañamente, disfruto del miedo que llena los ojos de la Aviadora que retrocede un paso mientras sus compañeros me miran como si fuera una amenaza a considerar.

—¿Y cuánto tiempo nos das? —me pregunta Bragen, inclinando la barbilla y dejando al descubierto las cicatrices plateadas verticales que le bajan por el cuello y desaparecen en su collarín.

Todas las miradas se dirigen hacia Violet.

—No mentiré a Xaden. En cuanto esté en casa, tendré que decírselo —admite—. Pero también le diré que creo que deberíamos retrasarlo todo lo posible para darte la oportunidad de decidir si aún quieres quedarte, sabiendo que no podrás canalizar.

—Y crees sinceramente que te escuchará. —Cat se lleva las manos a los costados.

Ruedo los ojos.

—No. —Vi sacude la cabeza—. Creo que actuará en el mejor interés de Tyrrendor. Y querrá que suban lo antes posible, pero aún puedo intentarlo.

—No somos buenos para nuestra gente si no podemos canalizar —dice Maren, mirando más allá de Aaric hacia la ventana y tamborileando con los dedos sobre la mesa.

Si, es una decisión complicada. Pero es eso o morir y, si tengo que elegir, voy a elegir proteger a los jinetes de dragón. Siempre.

—Sí, bueno, tampoco les sirves de nada si estás muerto —replica Imogen, sin perder de vista a Cat—. Y al no levantar esas protecciones ahora mismo, estamos exponiendo a toda Aretia, las revueltas, las cuadrillas, bueno, a todo Tyrrendor más allá de las protecciones de Navarra, a un peligro que ya no es necesario. Así que será mejor que decidas si estás dispuesto a quedarte, sabiendo que puede ocurrir en cualquier momento, o si es mejor que te refugies en Cordyn, donde tendrás poder y magos oscuros.

—Y si te quedas, no te dejaremos impotente. —Violet saca una bolsa de cuero de su mochila y respiro profundo, recordando una de las pocas lecciones que recibí de Félix en los primeros meses aquí—. Resulta que la aleación no es lo único que podemos imbuir. —Saca seis conductos.

Love Scales [Liam Mairi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora