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Esta mañana, todos vestimos en negro jinete, y hay una única estrella plateada de cuatro puntas en mi clavícula, la marca de un estudiante de primer año, y un parche de la Cuarta Ala en mi hombro. Ayer recibimos uniformes estándar, túnicas, pantalones y accesorios ajustados para el verano después de que el Parapeto terminó, pero no cueros de vuelo. «No entregarán esos porque la mitad de nosotros no llegará a la Trilla en Octubre»

—Primer año, al menos uno de ustedes debería haber memorizado su horario académico cuando se entregó ayer. —La voz de Dain resuena sobre nosotros cuando acaban con la lista de muertos—. Permanezcan juntos. Espero que todos estén vivos cuando nos encontremos esta tarde en el gimnasio de entrenamiento.

Tenemos el gimnasio dos veces por semana y se acerca el Guantelete, la carrera de obstáculos verticales que nos dijeron que tendríamos que dominar cuando las hojas cambien de color en dos meses.

Si lo completamos, iremos al campo de vuelo para la presentación para que los dragones que desean unirse vean por primera vez a los cadetes. Y dos días después, la Trilla ocurrirá en el valle bajo la ciudadela.

—¿Y si no lo estamos? —pregunta Ridoc delante de mi y aprieto los labios para no reírme.

—Entonces no tendré que preocuparme por aprenderme tu nombre, ya que se leerá mañana por la mañana —responde Dain, encogiéndose de hombros. «Bueno, eso es cruel»

Una estudiante de segundo año delante de mí suelta una carcajada, el movimiento hace tintinear dos pequeños aretes de aro en su lóbulo izquierdo, pero la de cabello rosado permanece en silencio.

—¿Sawyer? —Dain mira al de primer año a nuestra izquierda.

—Los llevaré allí. —El cadete alto y nervudo, cuya tez clara está cubierta con un puñado de pecas, responde con un firme asentimiento. «Es uno de los repetidos, un cadete que no se unió durante la Trilla y ahora tiene que comenzar todo el año de nuevo»

—Adelante —ordena Dain, y nuestro Escuadrón se separa casi al mismo tiempo que los demás, transformando el patio de una formación ordenada a una multitud de cadetes que charlan.

—Tenemos unos veinte minutos para llegar a clase —grita Sawyer a los ocho de primer año—. Cuarto piso, segunda habitación a la izquierda en el ala académica. Recojan sus cosas y no lleguen tarde. —No se molesta en esperar para confirmar que lo hemos escuchado antes de dirigirse hacia el dormitorio.

—Oye, Ridoc—me adelanto y entrelazo mi brazo con el suyo—, ¿qué tal tu primera noche?

—Buena pregunta, teniendo en cuenta que mi compañero de litera ronca como un oso—bromea y río—. Te vi con la chica Sorrengail, son amigas, ¿no?

—Desde que nacimos, prácticamente—suspiro—. Nuestros padres trabajan juntos, mi madre la cuidaba cuando sus padres no podían y su padre nos cuidaba cuando los nuestros no podían. Somos prácticamente familia.

—Lo imagino, ¿qué tal tu noche? ¿Algo divertido para contar?—levanta las cejas y ruedo los ojos—. Tomo eso como un no. No hay actividades buenas por aquí.

—¿Oh? ¿Dragones quemando cadetes te parece aburrido?—ruedo los ojos y él ríe—. Como sea, necesito a alguien para entrenar, ¿te sumas?

—¿Quieres que te enseñe a entrenar?—cuestiona y resoplo—. Disculpa, a veces olvido que tus hermanos son dos de nuestros mejores jinetes. Claro que sabes de combate.

—Oye, me haces sonar como una niña mimada—arrugo la nariz y él me empuja suavemente, pero sosteniéndome para que no tropiece.

—No lo eres, puedo verlo en tus ojos—me aprieta contra su costado—. Pero sin duda tienes el ego de un jinete y aún no lo eres.

Love Scales [Liam Mairi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora