20

1.5K 176 12
                                        

—Es mi hermano. —La garganta me arde mientras pronuncio las palabras, bajando la última de las cartas antes de mirar a Liam.

El sol que sale, asomándose por las ventanas de nuestra habitación, ilumina el rostro de mi prometido, que luce agotado por el desvelo.

Me siento mal. El dolor en mi pecho es algo que ha persistido desde mi discusión con Xaden, y ni con todo el llanto y gritos he logrado deshacerme de él.

—¿Y cómo te sientes sobre eso?—la pregunta era suave.

Juro que jamás había amado tanto a este hombre como en este momento. Viéndolo sentado frente a mi en el piso, rodeado de cartas que ambos leímos durante toda la noche y yo, en una ligera bata que me puso luego de que él mismo me aseara.

Desbordo amor por este hombre. Lo amo de una forma que jamás podré explicar con palabras, pero puedo sentirlo en mi latiendo fuerte y enorme.

—Me siento... vacía, Liam—confieso, sintiendo como mis ojos se llenan de lágrimas—. Todo lo que creía de mi madre se vuelve polvo en mis propias manos.

¿Mi padre? O, supuesto padre. Bueno, él no era un problema. Podría desligarme de él y estaría jodidamente feliz de alardear que ese hombre no tenía nada que ver con mi creación, sabiendo que el día que el maldito se enterase iba a arder por dentro por la vergüenza que significaría que mi madre le haya visto la cara de estúpido.

Pero mi madre... nunca la conocí así. Era fuerte y determinada, pero también frágil y se doblegaba fácilmente ante mi padre.

No me dolía no ser hija de mi padre, me dolía la situación. Me dolía como la imagen que tenía de mi madre se desmoronaba porque ahora no sabía absolutamente nada de ella con certeza, me dolía el hecho de que la mujer más buena que había conocido también había dejado a un pobre niño atrás para que viera a su padre morir; y todo por... Navarra, según parece.

Me sentía usada. Fen y mi madre, padres nuestros o no, nos habían usado como... armas. Y quizás lo éramos pero ¿nuestros padres no deberían preocuparse más por nuestro bienestar?

Me habían separado de un hermano, de un padre; un padre bueno. Me habían mentido toda mi vida y eso... me hacía querer vomitar.

¿Descubrir que mi madre era una rebelde y se había suicidado para protegernos? Eso era algo con lo que podía lidiar. Pero ¿un amor secreto, un matrimonio falso y hermanos separados usados como arma por el futuro de navarra? Eso dolía más que nada había dolido antes. Dolía mucho.

—Oh, ángel. —Liam levanta su mano y suavemente limpia las lágrimas que caen por mis mejillas—. No eres un arma, ¿me entiendes?—Se inclina y roza sus labios contra mi frente—. Eres la mujer más poderosa en el maldito continente, pero no eres un arma, eres una mujer con un enorme corazón y una enorme preocupación por los inocentes.

–Eso es lo que eres–la voz de mi dragona solo hace que más lágrimas resbalen por mis mejillas–. Eres una humana muy poderosa, eres quien controla la magia existente en la tierra. No eres un arma, eres la esperanza de este continente.

—Puedo entender que querían salvar a Navarra. Yo también quiero. —Me llevo la mano al pecho para señalarme—. Pero hacer todo esto... hacernos pasar por todo esto. —Niego—. ¿Cómo, por los dioses, podría alguna vez perdonarlos? ¿Cómo podría perdonar a mi madre por quitarme el tener a un buen padre que me amara y a Fen por dejar que Xaden creciera sin una madre amorosa a su lado? ¿Y la mentira que le hicieron vivir a mis hermanos? Se llevaron tantos inocentes por delante... dioses. —Me cubro el rostro con las manos.

Y sé, muy en el fondo, que ella nunca iba a decírmelo. ¿Por miedo? ¿Por Navarra? No lo sabía. Pero mi madre tuvo la oportunidad de decírmelo y no lo hizo.

Love Scales [Liam Mairi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora