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Dos meses después...
Liam.

Respira, joder, que parece que vas a orinarte en los pantalones–se burla Deigh y yo trago grueso.

No me digas eso cuando estoy a punto de casarme–gruño y mi dragón se burla. Creo que incluso Adhair lo hace.

Lo hago. Es patéticamente adorable–dice.

Resoplo, ajustándome las mangas del traje blanco bajo las miradas divertida de mis cuñados. Killian y Xaden se están burlando de mi por mis actos, pero no puedo evitarlo.

—Deja de actuar como si te casaras con una desconocida—se burla Killian—. Te casas con mi hermana, la misma mujer a la que solo te faltó regalarle la luna para demostrarle que la amas.

—No se trata de eso, es que... joder, quiero verla ya. Estoy ansioso, no nervioso—explico, rodando los ojos.

—Bienvenido al club. —Killian me palmea el brazo, y casi río al recordar como fue su boda con Amaya, la media hermana de Halden y Aaric.

Al principio, aceptó tranquilamente para compensar a su hermana por todas las mentiras que le dijo, ya que él aún no se disculpaba con ella. Dijo que cumpliría, era su deber también como hermano y jinete dar un paso al frente para cualquier trato.

Pero el día de su boda, cuando vió a Amaya, casi se desmaya por el nerviosismo. «¿Quién iba a pensar que él ya la conocía de alguna anécdota sobre perderse en el campo?»

Y la chica es de armas tomar, lo hizo ponerse nervioso porque su personalidad es empujar a Killian hasta obtener una reacción de su parte. Así se enamoraron.

—Dije que no estoy nervioso. —Frunzo el ceño y él se carcajea, encogiéndose de hombros antes de encaminarse hacia donde se encuentra su esposa charlando con Aaric y Rhiannon.

—¡Aquí estoy!—Violet se apresura hacia nosotros y yo respiro profundo—. Bien, es hora de esperarla dentro. —Me sonríe—. Se ve preciosa, créeme, vas a necesitar esto. —Me entrega un pañuelo antes de empujarme hacia el templo.

Yo río, pero me lo guardo en el bolsillo, acomodándome los gemelos de oro del traje y sacudiendo cualquier pelusa de mi pecho.

Llegamos al interior del templo, donde nuestros amigos y familiares ya se han ubicado dejando un pasillo amplio para que ella pase cuando llegue.

Ridoc, que está en la primera fila como testigo de Maeve, me da una sonrisa de felicidad que correspondo.

—Más vale que tengas algo muy romántico para ella—me advierte y yo río.

Violet se ubica detrás de mi como mi testigo.

Miro de nuevo a nuestros amigos, cuyas sonrisas no se molestan en ocultar. Sawyer y Jesinia uno junto al otro, Rhiannon, Garrick, Bodhi, Imogen, Mira, Sloane, Aaric, Killian, Amaya y Brennan. Todos vistiendo de celeste tal como Maeve lo pidió.

El templo está decorado con flores por todos lados. Los pilares, ambos lados del pasillo que las personas han dejado e incluso sobre mi cuelgan un par que Ridoc y Rhiannon se apañaron para colocar.

La suave melodía de las arpas comienza a sonar y una avalancha de sentimientos cae sobre mi, obligándome a apretar las manos en puños en un intento de tranquilizarme.

Mantengo mi mirada en mis pies, sabiendo que ella no quiere que la vea hasta que se acerque por el pasillo.

—Mírala—dice Violet y de inmediato levanto la mirada, siendo atraído por ella como el metal a un imán.

Me quedo sin aliento cuando la repaso de pies a cabeza. La hermosa corona de rosas blancas y lisianthus en su cabello, que cae en sus suaves hondas naturales; sus hombros descubiertos por el vestido de mangas de encaje y la seda que cae suavemente ajustándose a sus curvas.

Love Scales [Liam Mairi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora