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Lo siento. —La voz de Maeve se filtra en mi cabeza mientras yazco sentada en la cama, trazando con mi lápiz la forma de una nariz.

¿Lo sientes?—pregunto, sin dejar de dibujar.

Por haberte hecho sentir mal—suspira—. Eres una gran jinete, una guerrera, y sé que habrías hecho lo correcto de saber la verdad. Debí decirte, creí que lo mejor era no causarte pánico.

Miedo. —Respiro profundo—. Maeve, sentí aún más miedo de lo desconocido. De no saber cómo actuar ante la presencia de un Venin, de un... wyvern.

Lo sé. —Parece reacia, y sé que no es parte de la naturaleza de los dragones disculparse—. ¿Aceptas mis disculpas o no?

«Con ese nivel de dulzura...»

¿Hay algún otro secreto que deba saber?—cuestiono.

Nada que sea de la incumbencia de los humanos—contesta y aprieto los labios, dejando de dibujar un par de segundos mientras lo pienso.

Si, supongo que hay cosas que simplemente no pueden saberse sin importar qué tan estrecho sea el lazo entre un jinete y su dragón.

Te disculpo. —Sigo con mi dibujo y la escucho suspirar aliviada. Sonrío.

Te dije que no iba a estar enojada toda la vida—dice Deigh y ruedo los ojos. «Dragón entrometido»

Oye, Deigh.

¿Si, ricitos de oro?

Cállate y déjame concentrarme en mi dibujo.

Uh, disculpa, ¿te distraigo del retrato de tu príncipe?—se burla y ruedo los ojos, perfeccionando el puente de la nariz de Liam. «¿Qué? Me gusta dibujarlo»

Si, lo haces.

Él ríe, y es estruendoso. Extrañamente masculina para ser un dragón, pero al mismo tiempo profunda y podría ser escalofriante para quien nunca haya escuchado a uno.

¿Estás dormida?—Ahora es la voz de Liam la que llena mi cabeza.

Estoy dibujando, no puedo dormir—confieso, y pronto la puerta de mi habitación se abre, revelando a Liam vestido con una camiseta blanca y pantalones de pijama grises.

Luce tenso mientras cierra tras él, sumergiendo la habitación en una leve oscuridad gracias a que las luces están apagadas y las cortinas de las ventanas están abiertas para dejar entrar la luz de la luna.

Y, por supuesto, la pequeña bola de luz que flota sobre mi cabeza gracias a mi sello. «Necesitaba luz cercana para ver mejor mi dibujo, no me culpen»

—¿Te sientes bien?—Frunzo el ceño viéndolo acercarse a paso rápido.

Quiero levantarme, quiero abrazarlo y... «Joder»

—Solo... te necesito. —Se sienta a mi lado y levanta su mano para rodear mi cuello con ella, inclinándose para apoyar su frente en la mía—. Necesito sentirte, tenerte cerca. Después de tanto tiempo yo...

—Entiendo. —Levanto mi mano y acuno su mejilla, acariciando suavemente su piel con mi pulgar—. Está bien, estoy aquí.

—Estaba aterrorizado, ángel—confiesa, tomando varias respiraciones profundas—. No podía ver tus ojos, no estabas cálida y... no podía escuchar tu voz.

Mi pecho se aprieta. «Mientras él sufría, yo estaba allá entrenando, tranquila. Joder»

—No creí que estarías tan mal, Liam. —Me subo a su regazo, rodeando su cuello con mis brazos—. Lo siento muchísimo.

Love Scales [Liam Mairi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora