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Dos días después...

—Joder, Eve—se queja Ridoc cuando lo derribo en la colchoneta—. ¿Sabes la definición de práctica?

—¿La sabes tú?—Le extiendo la mano y él la toma, permitiéndome ayudarlo a levantarse mientras nos movemos hacia los bancos para tomar nuestras cantimploras—. Se supone que estamos aquí para mejorar. Tienes que caer para levantarte, Ri.

—Vaya que lo creo. —Inhala profundamente cuando acaba de tomar su agua—. Entonces... anoche no te vi en tu litera.

—Mhm, estaba bajo la ciudadela paseando. —Me encojo de hombros y él me mira con una ceja enarcada—. ¿Qué?

—Estuve con una chica de la sección Cola—tararea y yo ruedo los ojos, ajustando mi coleta mientras veo de reojo a Garrick levantar pesas en las maquinas de madera y metal—. Dijo que Mairi no estaba en su litera y Dain lo regañó esta mañana por salir después del toque de queda.

—Mmm. —Tomo las vendas, preparándome para ir al saco.

—Ay, Eve, ya suéltalo. —Me toma de los hombros y yo río—. ¿Estuviste con él? ¿Se besaron?—entrecierra los ojos—. ¿Ustedes...?

—Okey, hay cosas que no se preguntan, Ridoc. —Le tapo la boca—. No nos acostamos. Le estoy enseñando historia para la clase de Devera porque no es muy bueno.

—Entonces se besaron—dice, pero apenas puedo entenderlo porque sigo tapándole la boca con la mano. Levanta las cejas de forma sugerente—. ¿Estuvo bien?

—Nos besamos—acepto, soltándolo para comenzar a vendar mis nudillos—. La primera noche nos besamos durante un largo rato—mis mejillas se calientan bajo su mirada llena de interés y picardía—. Estuvo... bien—me encojo de hombros.

—¿Bien?—se carcajea y Garrick mira en nuestra dirección con una ceja enarcada—. Te estás sonrojando y estuvo...

—¡Ridoc!—Le tapo la boca mientras sigue riendo—. Baja la voz—siseo—. ¿Qué tal si dejas que yo decida si los demás lo saben o no? Deja de gritar.

—Lo siento, lo siento. —Toma mi rostro entre sus manos—. Pero estás toda sonrojada, te ves graciosa y tierna—se burla y lo empujo, rodando los ojos mientras él ríe.

Me encamino al saco, terminando de vendarme los nudillos antes de comenzar a golpear.

»¿Entonces?—baja la voz, sosteniendo el saco para mi—. Parece que te gustó más de lo que quieres admitir.

Respiro profundo.

—Es complicado, Ri. —Le doy una serie de golpes al saco, casi riendo cuando veo su rostro enrojecerse por el esfuerzo que necesita para sujertar el saco en su lugar—. Ya me enamoré una vez y aprendí una clara lección; —Dejo de golpear el saco para mirar a Ridoc—. No hay lugar para el amor cuando la muerte nos respira en la nuca.

—Eso es duro, incluso para ti—dice Garrick, tomándome por los hombros antes de tirar suavemente de mi cabello—. Si te sirve, él es un completo imbécil.

—Lo es. —Mi hermano entra con los brazos abiertos y una expresión de felicidad—. Aún disfruto presionarlo...

Sigo golpeando el saco, recordando la razón de la molestia de mi hermano. «Verme llorar por ese idiota»

—Deja de abusar de tu poder—lo regaño, viendo a Garrick tomar la máquina a mi lado para hacer un poco de piernas—. Ya lo superé.

En realidad lo superé. Tenía quince años cuando comenzamos a salir y para cuando terminamos yo estaba enamorada y acostumbrada a él.

Love Scales [Liam Mairi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora