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Ellos son polos opuestos que se complementan. Como nosotros. Tan distintos y parecidos. Con la misma sangre, el mismo destino, él tu viva imagen y ella la mía.

Puedo verlo en ella, mi amor. Ella, nuestra hija, nacida en una cuna de poder innegable, será quien selle el destino y haga cumplir nuestra causa.

–Carta enviada por Eirian S.

—¿Qué es esto?—le pregunto a Xaden, parpadeando ante la perfecta caligrafía de mi madre. Esa caligrafía grabada tan profundamente en mi memoria porque siempre me esforcé para que la mía fuera parecida a la suya.

—El año anterior a la caída rebelión lo descubrí en la oficina de mi padre—contesta el pelinegro y yo parpadeo sin comprender—. ¿Sabes que mi madre se fue cuando yo tenía cuatro años?

—No. No es que en algún momento me haya interesado tu historia familiar. —Frunzo el ceño—. ¿Por qué me dices esto?

—Hay más de donde vino esa. —Xaden camina hacia mi cama y yo parpadeo, viéndolo agacharse bajo esta y estirar su brazo—. Las escondí aquí porque esta era su habitación y... no lo sé, quería proteger una de las pocas cosas valiosas de ella.

Puedo escuchar sus dedos palpar la madera sin delicadeza alguna, una y otra vez hasta que entonces algo cruje.

Xaden se endereza, tomando una respiración profunda antes de dejar un enorme fajo de lo que parecen cartas en mi cama.

—El día anterior a la ejecución de mi padre, él me habló sobre la ensoñación. —Aún arrodillado en el piso, gira su rostro hacia mi—. Me dijo: no puedes buscarla, no sabrás quién es hasta que eso suceda. Cuando ella caiga en la ensoñación, sabrás que la has encontrado... a tu hermana.

Río.

En serio, suelto una sonora carcajada en la cara de Xaden sin importarme cuán en serio parezca hablar sobre la situación.

Siento que mi corazón late con demasiada rapidez, mi estómago se revuelve mientras río y una extraña comezón comienza a extenderse por mi garganta. Como si quisiera gritar y me estuviera conteniendo.

—Xaden. —Respiro profundo, intentando calmarme mientras me sujeto el estómago—. Yo no soy tu hermana. —Nos señalo—. ¡Mírame! Joder, somos polos opuestos.

Está confundido. Es obvio que está confundido.

Mierda, tiene una hermana en algún lugar. Eso es... genial para él, supongo, pero esa no soy yo.

—¿Y la carta?—cuestiona él y yo trago con dificultad.

«¿Por qué tengo tanta sed? Dioses, necesito un poco de agua»

—Quizás... no lo sé, podría ser alguien con el mismo nombre de mi madre y casualmente la inicial de su apellido es la misma. —Me encojo de hombros—. Pero, sin duda, yo no soy tu hermana. No estamos relacionados biológicamente.

—Entiendo que dudes y te parezca poco creíble, Maeve. Pero hay más de una carta confirmándolo—señala las cartas en la cama—. Y creo en las palabras de mi padre. Nadie, nunca, ha dejado registros sobre la ensoñación; se mantiene en tu línea porque solo quienes portan el sello del control de la magia son llamados ante los dioses para cumplir con su deber. Dichas personas son solo los antepasados de nuestra madre... y ahora tú.

Niego.

No. Mi hermano mayor tiene casi la misma edad de Xaden. Los tiempos no concuerdan, ¿correcto?

—Eso no tiene sentido ¿okey?—Niego—. Killian tiene veintidós, cumplirá veintitrés en unos meses y tú...

—Cumpliré veinticuatro—me interrumpe y frunzo el ceño—. Un año de diferencia. Tu hermano, Alek, es tres años mayor que yo. Y tú tres años menor que yo. Las edades concuerdan con cartas enviadas por tu madre hacia mi padre hablando de su deber como esposa y madre.

Love Scales [Liam Mairi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora