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—Despeja tu mente. —La voz de Carr es lo único que llena el silencio—. Imagina tu poder, un núcleo de luz.

Respiro profundo, viendo como una enorme bola de luz dorada se forma frente a mi, brillando con tal fuerza que ilumina todo.

»Ahora, comprímelo—ordena—. Siente como la fuerza corre por tu cuerpo y úsala para obligar a tu poder a comprimirse.

Lo intento, sintiendo que un cosquilleo me recorre de pies a cabeza mientras veo como el núcleo se vuelve pequeño, más pequeño y...

»¡No!—el grito de Carr me hace abrir los ojos cuando el núcleo vuelve a su tamaño y dirijo la vista al enorme hueco en la tierra justo a su lado.

Mierda.

—Lo siento, yo... es demasiado fuerte—explico y él suspira, lanzándome una mirada exhausta.

—Inténtalo de nuevo.

Asiento.

Vuelvo a cerrar los ojos, imaginándome en una habitación completamente a oscuras antes de que un pequeño núcleo de luz aparezca frente a mi flotando.

Inhalo y concentro toda mi atención en él, envolviéndolo en un campo de fuerza blanco esta vez para obligarlo a encogerse.

El núcleo se vuelve cada vez más y más dorado, mi cabeza comienza a doler y mis extremidades a arder por el esfuerzo que requiere mantenerlo ahí y no soltar una onda de poder que pueda asesinar a alguien.

Siento el sudor bajar por mi espalda y mis extremidades arder cada vez más.

Deja que el poder llene tu cuerpo poco a poco o vas a desmayarte—instruye Adhair.

—Ahora suéltalo—ordena Carr.

Hago lo que me dijo mi dragona, manteniendo aún los ojos cerrados y dejando que un poco de ese núcleo en forma de estela fluya hacia mi pecho, sintiendo como el repentino golpe de energía llena mi cuerpo.

Abro los ojos y canalizo mi poder por mis extremidades, moviendo mis dedos en dirección a un árbol detrás de car.

Una estela de poder sale desde mis dedos y sigue el camino hacia la copa del árbol que cae cuando la luz lo golpea.

El ruido hace eco en el lugar y tanto Carr como yo tenemos los ojos fijos en el árbol ahora completamente quemado.

Bueno, al chico no lo carbonizaste—dice Adhair y ruedo los ojos—. Quizás usaste demasiado del fuego.

—Mucho fuego—dice Carr y aprieto los labios—. Tu poder debe usarse con el balance correcto entre los elementos que lo componen, Satori.

Si. Mi poder es un punto medio entre el fuego y el aire. Según las clases de Carr, no es un poder que proceda de la magia natural, lo cual es completamente extraño pero no totalmente desconocido.

Alguien, hace al menos seiscientos años, tuvo el mismo poder y fue registrado en un libro de magia superior.

Ahora, tal como dijo Xaden, estoy bajo el ojo de todos. El portador anterior de este poder era el más poderoso entre los jinetes debido a la magnitud del mismo, pero el ego que eso le dió lo perjudicó puesto que murió al creer que podía usarlo sin límite y terminó consumido por su poder. Y su dragón murió con él.

Así que soy vigilada por los profesores, específicamente por quien debe enseñarme a manejarlo para "evitar que termines muerta" según las palabras de la General Sorrengail en la reunión de esta mañana.

¿Estaba yo en esa reunión? No, pero los dragones se encontraban con ellos y Adhair si estaba presente por alguna razón que todavía no termino de comprender.

Love Scales [Liam Mairi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora