5

1.5K 167 22
                                    

—Suavemente—instruye Liam—. No te desesperes, debes tener confianza en tu capacidad para controlar tu poder.

Asiento, tomando un pequeño hilo de mi poder. Dorado como el oro, brillando entre mis dedos mientras lo sostengo frente a mi.

No de forma literal. El poder no es algo que todos puedan tocar, sobretodo si no les pertenece. Pero es algo que hacemos para poder manejarlo con más facilidad, como mis primeras clases para manejar mi sello.

Ahora el núcleo flota abierta y tranquilamente, pero sigo sabiendo que puedo controlarlo y hacerlo parar cuando lo desee, por lo que estoy preparada cuando tiro suavemente y mi poder hace el amago de descontrolarse, obligándome a no dejarlo salirse de control.

Me digo a mi misma que no pasa nada, mi poder afloja tranquilamente y me deja guiarlo en el patrón que Liam ha estado intentando enseñarme desde hace ya horas cuando el sol se puso.

No es fácil hacerlo. Mi poder parece reacio a ser usado en una runa, y sé que es la falta de práctica, pero aún así me tiene tensa mientras trazo el patrón dorado frente a mi por duodécima vez en el día.

Puedo ver como mi poder y la magia flotan alrededor de ella como si de humo dorado se tratase, dejándome claro que no estoy tratando con cualquier cosa. Esto es serio, y tengo que aprender a hacerlas.

Es importante para el futuro, para Liam, que prácticamente irradiaba emoción mientras me hablaba sobre su madre enseñándole de niño, y para mi, porque quiero tener el mayor conocimiento posible de cualquier cosa que tenga que ver con el poder. En caso de necesitarlo más tarde.

—Nunca pregunté para qué es esta runa—le murmuro a Liam, suspirando cuando el poder vuelve a desvanecerse como si nada.

—Oh, es solo una runa de bloqueo. —Ríe—. Te enseñaré a colocarla en tu puerta para esta noche.

Enarco una ceja.

—¿Es necesario?—Respiro profundo—. Estamos seguros aquí, Liam. Y tenemos dos enormes dragones, no creo que alguien quiera atacarnos.

—A mi no. —Niega—. A ti. —Aprieta los labios—. Ahora que les diste una muestra de tu poder, que es incluso mayor que el de una luminaria, debemos tener cuidado y ser precavidos. Por mucho que esos hombres y mujeres sean parte de la asamblea, ambos sabemos que no estamos cien por ciento seguros cuando se trata de ellos.

—¿Crees que Xaden los habría puesto allí si no confiara en ellos?—Me giro para verlo y él respira profundo.

—No, no lo creo. —Se acerca y toma mis manos, llevándolas a sus labios para besar mis nudillos antes de presionarlas contra su pecho—. Pero no voy con juegos cuando se trata de tu seguridad—me dice—. Si se trata de ti, puedo contar con una sola mano en quienes confío. —Señala la casa—. Y ellos no son parte.

Lamo mis labios, apoyando mis palmas contra su pecho, disfrutando de la calma que me trae sentirlo. De lo mucho que me gusta.

—¿Les diremos en algún momento lo que soy?—pregunto en un murmullo tan bajo que sé que solo Liam y nuestros dragones detrás pueden escucharnos. «Y eso solo porque tienen un maldito buen oído»

No seas celosa, ricitos de oro–se burla Deigh–. También harías uso de un oído afinado si lo tuvieras.

Seguro. –Ruedo los ojos.

—Cuando Xaden vuelva—dice Liam—,  porque lo hará, hablaré con él. Por ahora, como ellos no son profesores y no estamos en Basgiath, puedes estar tranquila, nada va a impedirme protegerte. —Acerca sus labios a los míos—. ¿Sabes qué? Miento. Ni siquiera en Basgiath, con todos esos rangos, podrían impedirme protegerte.

Me burlo.

—¿Y qué? ¿Te arriesgarías a nuestra expulsión?—Sonrío cuando acaricia mi mejilla con su nariz, tomando respiraciones profundas.

—Nadie podría expulsarnos. Diríamos que son peticiones de los dragones. —Mira sobre mi hombro a Deigh y Adhair—. Y ningún humano podría oponerse.

Justamente, Mairi. –Adhair concuerda.

***

—Extraño a Vi—murmuro, trazando las marcadas líneas de un rostro en mi dibujo mientras Liam me abraza por detrás, acariciando mi cintura perezosamente.

—Yo también—admite, dejando un beso en mi hombro—. Los extraño a todos. Me... mata saber que ellos están allá, sin saber si volveremos a vernos, inciertos sobre nuestro estado.

Respiro profundo cuando se me forma un nudo en la garganta y a este le sigue una presión molesta en el estómago.

Ellos... pueden creer que estamos muertos. Estoy segura que Xaden le dijo eso a quienes no pueden saber sobre lo que pasa.

Eso se traduce a: mis hermanos, Ridoc... y probablemente Violet.

La idea de que ellos piensen que estoy muerta es dolorosa. Porque me imagino mi dolor si creyera a mis amigos muertos, me los imagino sintiendo lo mismo que yo sentí cuando Brennan murió.

Y, si algún día nos volvemos a ver, la confusión mezclada con el alivio y el enojo al saber que en realidad estoy bien. Que no estoy muerta. Que no estamos muertos.

—¿Por qué Xaden nos trajo aquí en lugar de llevarnos de vuelta?—pregunto, y Liam respira profundo.

Llevarnos a Basgiath quizás habría facilitado todo.

O no, porque, ahora que lo pienso, se supone que no debo confiar en ninguno de los profesores. Lo que significaba que estar tanto tiempo en una ensoñación habría sido malo, habría puesto todos los ojos sobre mi y Liam.

—No lo sé con certeza, pero supongo que en el momento en que los dragones le explicaron lo que pasaba, supo que no era buena idea que volviéramos. —Apoya su barbilla en mi hombro—. De haber vuelto, nos habría puesto bajo el ojo de todos. Te habrían hecho exámenes uno tras otro, usándonos como experimentos. —Besa mi mejilla—. Y también los habría puesto a ellos bajo vigilancia, lo cual no se pueden permitir si queremos seguir con la revolución.

Por supuesto.

Tenerme a mi bajo el ojo de los altos mandos significaría que Liam también lo estaría y, por consiguiente, Xaden y el resto de los marcados.

—Mhm—tarareo en afirmación, siguiendo con mi dibujo—. Eso es un buen punto. —Respiro profundo—. Supongo que ahora solo nos queda esperar y ayudar en lo que podamos.

No hay nada para hacer aquí más que ayudar a preparar a los habitantes. No hay armas, no hay negociaciones en las que podamos participar, y volar por cualquier lado llamaría la atención hacia nosotros porque ¿cómo se supondría que hay dos dragones emparejados aquí si sus jinetes murieron?

—Así es. Por eso mañana ayudaremos a entrenar a un par de chicos, van a necesitarlo en caso de tener que luchar cuerpo a cuerpo contra algún atacante externo. —Cierra mi libreta y yo enarco una ceja, girando mi rostro para verlo mientras él la deja a un lado—. Por eso, quiero pedirte que me des un poco de tu atención. Estaremos ocupados mañana.

—Oh, ¿y cuando lo consultaste conmigo?—me burlo y me da una sonrisa inocente, lo que me hace rodar los ojos—. Bien. Pero debemos seguir practicando el vuelo con Adhair y Deigh. Y, oh, ¿tienen una biblioteca aquí? Necesito actualizarme en la historia.

—La tienen. —Asiente, levantándome para girarme y sentarme en su regazo—. Ahora somos estudiantes independientes.

Me burlo, inclinándome para dejar un casto beso en sus labios.

—No es como que tuviéramos opción. —Deslizo mis manos por sus hombros, bloqueando el vínculo con Adhair.

Liam lleva una de sus manos a mi nuca mientras la otra permanece en mis caderas, tira suavemente de mi cabello para levantar mi rostro y yo gimo cuando une nuestros labios en un beso.

Love Scales [Liam Mairi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora