—¿Los seis jinetes más poderosos?—Liam niega y yo suspiro, trazando líneas en mi dibujo del templo mientras la reunión de La Asamblea se lleva a cabo.
La reunión fue convocada desde la llegada de seis de los presentes en esta mesa de intentar encender la enorme piedra de ónix en la ladera de la montaña, oculto por runas para protegerla.
—De todas formas no sirvió—dice Félix—. Tenemos que conseguir la luminaria. Puede que tu poder—me mira— haya servido para la aleación. Pero no servirá para levantar barreras.
Me tenso.
Liam se tensa detrás de mi, y prácticamente puedo sentir como su cabeza y la mía maquinan al compás mientras vemos fijamente a Félix.
–No–gruñe Adhair y me sobresalto ante lo brusca que suena su orden–. No, Maeve. No a ellos. Ninguno de ellos me gusta.
A veces olvido que mi dragona puede saber lo que pienso. Que sabe que, justo después de esas palabras, comencé a preguntarme si tendría que decir la verdad sobre mi. Sobre lo que poseo y sobre mi deber.
—Subestimas el poder de una portadora de luz. —Xaden, a la cabeza de la mesa y a mi izquierda, niega—. No conocemos bien lo que Maeve es capaz de hacer.
«Exacto. Ni siquiera yo conozco bien lo que soy capaz de hacer»
—No hablaremos de mi sello y mis capacidades, ese no es el punto—corto la conversación sin siquiera suavizar mi tono, lo que capta la atención de Xaden y Violet—. Hay un problema, necesitamos una solución. ¿Cuál es el próximo paso?
Me niego a hablar de mi sello en este momento. Me niego a atraer la atención hacia ese tema cuando las peligrosas enredaderas que son los nervios comienzan a enroscarse en mi.
—Iré a negociar con el conde. —Xaden suspira—. Una vez hecho, partiremos de ahí. —Me mira—. Encárgate de que todo se mantenga en orden mientras no estoy.
No es una pregunta. Va a ir.
—Por supuesto. —Me levanto, cerrando mi libreta—. Hay clases a las que los no graduados debemos asistir. —Miro a Vi y ella también se levanta—. Suerte en tu viaje, Xaden.
Prácticamente corro fuera del salón, sintiendo los pasos de Liam demasiado cerca de mi mientras nos dirigimos a nuestra clase.
«Necesitamos hablar. La noche tiene que caer pronto»
***
–¿Crees que yo...?–trago grueso y Liam suspira, viendo a nuestro alrededor mientras caminamos hacia nuestros dragones.
La noche ya cayó, todos los cadetes se encuentran en sus habitaciones. Es el momento perfecto para poder hablar del tema que ha estado rodando por mi cabeza desde hace horas.
–Puede que si, ángel. No es algo que hayas practicado, ¿o si?–Aprieta mi mano, llevándosela a los labios para besar mi dorso suavemente.
Hablar mediante nuestro vínculo es algo que ni siquiera discutimos, simplemente sabíamos que tenía que ser así. No podemos arriesgarnos a ser escuchados, no cuando se trata de algo tan delicado.
La sola idea de que yo sea capaz de hacer tal cosa como levantar unas barreras hace que mi piel cosquillee.
Sabía que mi poder era un faro, del tipo de poder que ponía un blanco en mi frente y me hacía una amenaza. Pero esto... joder, la magia de las barreras es magia perdida. Portarlo sería algo sensacional, pero eso no quita que sea tan grande que lo vuelve... agobiante.
–No. Pero... teniendo en cuenta lo que me dijeron y lo que poseo... ¿quizás pueda?–Miro a Adhair–. ¿Tú que crees?
Para mi tiene sentido. Pero eso significaría que lo que dice el diario de Warrick no es cierto. ¿O lo estamos viendo de la forma incorrecta? «Joder, mi cabeza da vueltas»
–No sé con certeza si puedes hacer eso, pero es una posibilidad. Controlas la magia y la luz, ambas demasiado fuertes. –Acerca su cabeza a mi y yo apoyo mi mano en su hocico, sonriendo cuando me mira con sus ojos dorados–. ¿Pretendes intentarlo?
No puedo negar que estar con mi dragona me ofrece algo de calma. La cantidad justa para que los nervios disminuyan un poco su intensidad.
–No lo sé–admito–. ¿Debería?–Miro a Liam–. Es una posibilidad que pueda hacerlo y... no pierdo nada con intentar.
Lo necesitamos.
Necesitamos esas barreras. Tiene sentido que sea yo, entre todos los jinetes quien puede hacerlo; y si es así, entonces voy a hacerlo.
No dejaré que mis nervios me impidan proteger a Navarra. Mis nervios joden mucho la situación, pero siempre me he negado a que controlen mi vida y esta no será la primera vez que deje que lo hagan.
–Eso no lo sabemos. –Respira profundo–. Tendrías que usar ambos sellos al mismo tiempo, algo que nunca has hecho y, además de eso, tendrás que llevar tu cuerpo al límite. –Aprieta la mandíbula, la negativa a la idea reflejándose en sus ojos–. Podría hacerte daño, Maeve.
Si, podría hacerme daño.
Como dije, la magia usada para las barreras es magia perdida. No hay ningún profesor o manual que me pueda enseñar como hacerlo.
Eso hace que me estremezca.
De hacerlo, necesitaría practicarlo. Todo esto significa ir completamente a ciegas, arriesgarme a que cualquier cosa pase solo para averiguar si en verdad hay forma de que yo pueda crear unas jodidas barreras que nos protejan.
Aprieto los labios, soltando la mano de Liam para acariciar con ambas manos las escamas de mi dragona.
Su piel es caliente. Un tipo de calor soportable gracias a las escamas duras. «A muchos podría no gustarles la sensación pero es usual entre los jinetes amarla por la conexión con el dragón»
–¿Tú que crees?–le pregunto a Adhair.
Ella se levanta un poco, ahora elevando su cabeza hasta la altura de mi rostro, llenándome el rostro con el calor que desprenden sus fosas nasales.
–Creo que eres capaz, Maeve. Pero la decisión es tuya, tú debes confiar en tus capacidades más que nadie.
–Yo también creo que eres capaz, ricitos de oro–las palabras de Deigh me hacen sonreír–. Oh, por fin una sonrisa. Comenzaba a creer que no te gusto.
–Esto es serio–le reprocha Adhair, y casi río cuando Deigh restriega su cabeza contra el cuello de Adhair, como ese método para ablandarla que lo he visto hacer antes.
–Entonces. –Liam rodea mi cintura con su brazo y tira de mi para alejarnos un poco de nuestros dragones–. ¿Lo harás?
–Podríamos... intentarlo–propongo–. Pero no tengo un lugar para practicarlo.
–Podemos alejarnos a alguna parte abandonada del pueblo–propone, acariciando suavemente mi cintura cuando me gira para que estemos frente a frente–. Lo haremos mañana a primera hora, si estás dispuesta a levantarte antes de lo usual, para que tu luz no llame la atención en el medio de la noche.
Asiento.
–Suena bien. –Deslizo mis manos por su pecho, suspirando cuando me recuesto contra él–. Estoy nerviosa. ¿Y si no funciona? ¿Y si algo sale mal? ¿Y si...?
–Es una posibilidad, ángel. –Asiente–. Pero lo resolveremos, ¿si? –Besa mi frente–. Confío en ti, en tus capacidades. Si no funciona, encontraremos una solución. Siempre lo hacemos.
–Si funciona, todos sabrán sobre mi sello–murmuro.
Eso es, de todo, lo que sé que más preocupa a Liam. Puedo verlo en sus ojos, en el brillo de inseguridad y miedo.
Mi sello del manejo de la magia es algo que, sin discusión, no será mencionado. Incluso si hace unas horas estuve tentada a admitírtelo a La Asamblea.
Ser poderosa me pone un blanco por los Venins que buscan tomar mi magia. Pero mi sello del control de la magia me pondrá un blanco por nuestra misma gente; si no como experimento, como amenaza. Por una razón no hay registros de dicho sello.
–Si funciona, encontraremos una forma de ocultarlo–me asegura con tal determinación que hace que mis nervios se aplaquen un poco–. No dejaré que nada te ponga en peligro, Maeve. Te lo juro.

ESTÁS LEYENDO
Love Scales [Liam Mairi]
FanfictionSer jinete de dragón es la meta de todos los de primer año. Pero antes, debemos cruzar un camino lleno de obstáculos y muerte. Liam Mairi es... un golpe que no esperaba. Coqueto, amable, guapo y... nuestros dragones son pareja. Estamos unidos hasta...