015.

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015. M O R N I N G

elaine prewett

Me desperté y sentí el calor de verano yéndose, a mi derecha divisé a mi prima, solté un suspiro e hice una coleta con mi largo cabello; me coloqué el -incómodo- brasier, odiaba tener que usarlo pero mi cuerpo había cambiado, no mucho, pero lo necesario para tener que usarlo día a día mucho más por el hecho de que la casa era el 90% hombres. Normalmente sólo lo usaba cuando estaba en hogwarts o fuera de casa pero con lo mucho que comí la temporada pasada de quidditch había ganado más masa... especialmente en esa zona.

Bajé las escaleras de nuestra gigantesca casa y lo primero que vi fueron a mis dos primos saludar a Potter. Era increíble, primera hora en la mañana y ya se había amargado el día entero.

—Buenos Días —me saludó Bill, mi primo favorito por si me preguntan. No sé si sea porque no lo veo mucho o en verdad es agradable.

—Hola—le saludé con una sonrisa y corrí a darle un beso en la mejilla. Despeiné el cabello de Ron al igual que el de George y miré a Potter—Hola... tú.

Potter parecía haber visto un fantasma ya que ni siquiera parpadeaba al verme, ni me respondió. A su costado estaba Fred y lo saludé con la mano.

—Uhm, Elaine ¿No te parece que no es la ropa adecuada para recibir visitas?—había estado ignorando la presencia de Percy pero tenía que lanzar uno de sus típicos comentarios.

Bajé mi mirada a mi atuendo, llevaba una musculosa blanca, los tirantes de mi brasier se llegaban a ver ligeramente y mi pantalón era de una pijama de cuando tenía once años y mis pantorrillas se apreciaban un poco.

—Tu te vistes siempre como un payaso y nadie te dice nada—murmuré tomando asiento junto a Bill. Charlie rió a causa de mi comentario.

Justo en el momento que me acomodaba en la silla, se oyó un pequeño estallido y mi tío Arthur apareció de pronto al lado de George. Se veía realmente enfadado, las veces que lo había visto así podía contarlas con los dedos de la mano.

—¡No ha tenido ninguna gracia, Fred! ¿Qué demonios le diste a ese niño muggle?

—No le di nada —respondió Fred, con otra sonrisa maligna—. Sólo lo dejé caer... Ha sido culpa suya: lo cogió y se lo comió. Yo no le dije que lo hiciera.

—¡Lo dejaste caer a propósito! —vociferó mi tío—. Sabías que se lo comería porque estaba a dieta...—¿Cuánto le creció la lengua? —preguntó George, con mucho interés.

—¿Qué sucedió?—pregunté interesada levantándome ligeramente de mi silla—¿Lo probaron?—la mirada juguetona de mis primos aumentaba mi intriga.

—Cuando sus padres me permitieron acortarle la lengua había alcanzado más de un metro de largo.

Todos en el salón, excepción de mi tío Arthur, reímos.

—¡No tiene gracia! —gritó él—. ¡Ese tipo de comportamiento enturbia muy seriamente las relaciones entre magos y muggles! Me paso la mitad de la vida luchando contra los malos tratos a los muggles, y resulta que mis propios hijos...

—¡No se lo dimos porque fuera muggle! —respondió Fred, indignado.

—No. Se lo dimos porque es un asqueroso bravucón—explicó George—. ¿No es verdad, Harry?

—Sí, lo es —contestó Potter seriamente.

—¡Ésa no es la cuestión! —repuso enfadado mi tío—. Ya verán cuando se lo diga a su madre.

—¿Cuando me digas qué? —preguntó la dulce y agua voz de Ma Molly, tenía los ojos entornados revelando su curiosidad —¡Ah, hola, Harry! —dijo sonriéndole al advertir que estaba allí. Luego volvió bruscamente la mirada a su mando—. ¿Qué es lo que tienes que decirme?

𝐆𝐎𝐎𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐍 𝐆𝐎 -𝗱𝗿𝗮𝗰𝗼 𝗺𝗮𝗹𝗳𝗼𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora