028.

181 14 2
                                    

028. C H A M P I O N S

elaine prewett

Sentía la mirada de mis amigos sobre mí y sobre Draco en toda la cena. A pesar de la expectativa y la emoción que sentía a mi alrededor por la selección de los jugadores del torneo... Mi mente vagaba, como la mayoría de veces en este año.

El olor a pollo ahumado me levantó un poco de mi ensimismamiento, noté que en mi plato vacío alguien había dejado ese pedazo de pollo.

Alcé mi mirada hacia Michelle. Abrí la boca para decirle que no tenía hambre cuando Draco depositó un cucharón de puré de espárragos.

Volteé a mi derecha, ni siquiera me miraba. Me mordí la lengua, era pure de espárragos... Mi favorito.

Michelle tenía una pequeña sonrisa en su rostro que ocultaba a medida que masticaba los champiñones sazonados de su plato.

No hablé y comí un poco en silencio. El collar que colgaba de mi cuello me hacía cuestionarme demasiadas cosas ¿Cómo es que mis padres se habían enamorado? ¿Mi madre cuándo y por qué se unió a los mortifagos? Una simple carta preguntándole podría calmar de una vez por todas esas preguntas que no me dejaban en paz pero si ni siquiera había respondido mi última carta.

Tal vez no supo que responder, pensé.

La comida frente a mí desapareció con un ruido seco, a penas había comido tres cucharadas de mi puré...

Se produjo cierto alboroto en el comedor, que se cortó casi instantáneamente cuando Dumbledore se puso en pie. Junto a él, el profesor Karkarov y Madame Maxime parecían tan tensos y expectantes como los demás. Ludo Bagman sonreía y guiñaba el ojo a varios estudiantes. El señor Crouch, en cambio, no parecía nada interesado, sino más bien aburrido.

—Bien, el cáliz está casi preparado para tomar una decisión —anunció Dumbledore—. Según me parece, falta tan sólo un minuto. Cuando pronuncie el nombre de un campeón, le ruego que venga a esta parte del Gran Comedor, pase por la mesa de los profesores y entre en la sala de al lado —indicó la puerta que había detrás de su mesa—, donde recibirá las primeras instrucciones.

Una chispa de emoción se encendió en mí y me acomodé para ver mejor hacia el cáliz de fuego.

Tal vez este maldito espectáculo podía distraerme de mi madre y sus problemas.

Dumbledore ejecutó un amplio movimiento en el aire con su varita. De inmediato se apagaron todas las velas salvo las que estaban dentro de las calabazas con forma de cara, y la estancia quedó casi a oscuras. No había nada en el Gran Comedor que brillara tanto como el cáliz de fuego, y el fulgor de las chispas y la blancura azulada de las llamas casi hacia daño a los ojos.

De pronto, las llamas del cáliz se volvieron rojas, y empezaron a salir chispas. A continuación, brotó en el aire una lengua de fuego y arrojó un trozo carbonizado de pergamino. La sala entera ahogó un grito.

Dumbledore cogió el trozo de pergamino y lo alejó tanto como le daba el brazo para poder leerlo a la luz de las llamas, que habían vuelto a adquirir un color blanco azulado.

—El campeón de Durmstrang —leyó con voz alta y clara— será Viktor Krum.

Solté un pequeño suspiro de asombro... Tal vez había sido mala idea darle el autógrafo a Ron ¿Y si era el ganador del torneo?

Una tormenta de aplausos y vítores inundaba el Gran Comedor. Vimos a Krum levantarse de nuestra mesa a unos asientos de nosotros y caminar hacia Dumbledore. Se volvió a la derecha, recorrió la mesa de los profesores y desapareció por la puerta hacia la sala contigua.

𝐆𝐎𝐎𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐍 𝐆𝐎 -𝗱𝗿𝗮𝗰𝗼 𝗺𝗮𝗹𝗳𝗼𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora