032.

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032. T H O U G H T S

elaine prewett

Las palabras escritas por mi madre retumbaban mi cabeza. Era sábado y no me había levantado de mi cama desde que desperté.

La luz del día se reflejaba en el fondo del lago negro.

—Vamos, no alcanzarás a desayunar—exhortó mi amiga jalando mi pie bajo las sábanas.

Gruñí y cubrí mi rostro con la almohada. Mi estomago rugía pero estaba cómoda en cama. Mis pulmones se sentían pesados y mi cabeza dolía.

—Ten, tomate esto con tu desayuno y estarás como nueva—Michelle dejó sobre la mesita un frasco cilíndrico.

—¿Qué es eso?—pregunté descubriendo mi cara de mi esponjosa almohada.

Michelle se encogió de hombros y se colocó el suéter de nuestra casa.

—Me lo dio un chico de séptimo ese día de la reunión... Me dio varios de hecho. Sólo sé que te quita la resaca.

Apreté los ojos con fuerza y me levanté de la cama de golpe. Un mareo inmediato me abordó.

—Ahg, mierda ¿Cuándo me acostumbraré a esto y dejará de doler tanto la cabeza después de beber?—pregunté levantándome de la cama y abriendo mi armario, aún seguía en ropa interior.

Escuché a Michelle reír, yo tomaba la ropa que me pondría después de ducharme.

—Eso nunca desaparece —la escuché decir antes de cerrar la puerta del cuarto de baño, detrás de mí.

Me quité la ropa interior y dejé que el agua caliente cayera por mi pelo hasta chorrear por el resto de mi cuerpo.

Mi madre.

Su carta me dejó un amargo sabor, me aclaró que la razón del porqué hechizo la carta fue por la intervención de correo que hacían últimamente. Cosa que me pareció muy absurda... Si Michelle lo pudo descifrar, ¿qué le impedía a un señor con mucha más experiencia descifrarlo también?

En su carta no hizo más que decirme que estaba bien y que no estaba enterada del ataque en los mundiales y que huyó cuanto antes; que no me preocupara por ella, que se encontraba sana y salva retomando sus labores en el mundo muggle.

A mí aún no me cuadraba que su letra fuera tan prolija y que me hubiera llamado: »Elaine«.

Los golpes en la puerta me hicieron sobresaltar.

—¡Anda, date prisa! ¡Se acaba el agua!

Bufé y rápidamente tomé un poco de shampoo en mis manos para masajear mi cuero cabelludo.

Adoraba el aroma a manzanas. Ma Molly sabía hacer muchísimas cosas y una de esas era hacer jabones y shampoo. Con tantos en casa, le resultaba mucho más económico hacer unos artesanalmente.

Michelle seguía retumbando la puerta y me enjuagué rápidamente. Me cambié aún con mi cuerpo mojado y lancé un "Ventus" a mi pelo para secarlo parcialmente.

—Listo—dije saliendo del cuarto de baño.

Llevaba la ropa de siempre: un suéter tejido por Ma Molly, mis jeans y tenis.

𝐆𝐎𝐎𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐍 𝐆𝐎 -𝗱𝗿𝗮𝗰𝗼 𝗺𝗮𝗹𝗳𝗼𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora