022.

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022. H U R Ó N

elaine prewett

Cuando llegué al vestíbulo, vi a mucha gente abarrotada que hacía cola para entrar a cenar. El pelo mojado chorreaba en mi camisa y buscaba a mis amigos con la mirada.

No encontré a ninguno hasta que Michelle me gritó desde lejos.

—¡Aquí!—se encontraba sola a la mitad de una fila, obviamente muchos se quejaron cuando me introdujo en la cola.

—Cállense, la comida es infinita—murmuré ante los reclamos.

—¿Que tal todo?—preguntó mi amiga dulcemente tomando un mechón de mi pelo húmedo.

—Bien, Theodore es una desastre jugando—comenté.

Michelle rió y un escalofrío recorrió mi cuerpo, hizo aquel movimiento de ojos y postura de como cuando empezaba a hablar de uno de los chicos con los que se obsesionaba.

Mis amigos habían pasado parte de las vacaciones juntos y sí la verdad no me importaba que hubiera pasado entre ellos pero sabía lo poco que le importaban a Michelle las relaciones.

Cuando estuve a punto de indagar más, oí una voz estridente rebotar por el pasillo a mis espaldas:

—¡Weasley! ¡Eh, Weasley!

Draco, Crabbe y Goyle estaban frente al trío de amigos, muy contentos por algún motivo.

—¿Qué? —contestó Ron lacónicamente.

—¡Tu padre ha salido en el periódico, Weasley! —anunció Draco, blandiendo un ejemplar de "El Profeta" y hablando muy alto, para que todos en el vestíbulo pudieran oírlo—. ¡Escucha esto!

MÁS ERRORES EN EL MINISTERIO DE MAGIA
Parece que los problemas del Ministerio de Magia no se acaban, escribe Rita Skeeter, nuestra enviada especial. Muy cuestionados últimamente por la falta de seguridad evidenciada en los Mundiales de quidditch, y aún incapaces de explicar la desaparición de una de sus brujas, los funcionarios del Ministerio se vieron inmersos ayer en otra situación embarazosa a causa de la actuación de Arnold Weasley, del Departamento Contra el Uso Incorrecto de los Objetos Muggles.

Draco levantó la vista.

—Ni siquiera aciertan con su nombre, Weasley, pero no es de extrañar tratándose de un don nadie ¿verdad? —dijo exultante.

Mi mandíbula se tensó y Michelle apretó mi mano, la miré y ella hizo lo mismo pero con una mirada suplicante. Ella odiaba verme discutir con Draco y la verdad nunca entenderé el porqué. Con un floreo de la mano, Draco volvió a alzar el periódico y leyó:

Arnold Weasley, que hace dos años fue castigado por la posesión de un coche volador, se vio ayer envuelto en una pelea con varios guardadores de la ley muggles (llamados «policías») a propósito de ciertos contenedores de basura muy agresivos. Parece que el señor Weasley acudió raudo en ayuda de Ojoloco Moody, el anciano ex auror que abandonó el Ministerio cuando dejó de distinguir entre un apretón de manos y un intento de asesinato. No es extraño que, habiéndose personado en la muy protegida casa del señor Moody, el señor Weasley hallara que su dueño, una vez más, había hecho saltar una falsa alarma. El señor Weasley no tuvo otro remedio que modificar varias memorias antes de escapar de la policía, pero rehusó explicar a "El Profeta" por qué había comprometido al Ministerio en un incidente tan poco digno y con tantas posibilidades de resultar muy embarazoso.

—¡Y viene una foto, Weasley! —añadió Draco, dándole la vuelta al periódico y levantándolo—. Una foto de tus padres a la puerta de su casa... ¡bueno, si esto se puede llamar casa! Tu madre tendría que perder un poco de peso, ¿no crees?

𝐆𝐎𝐎𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐍 𝐆𝐎 -𝗱𝗿𝗮𝗰𝗼 𝗺𝗮𝗹𝗳𝗼𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora