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033. D E T E N T I O N

elaine prewett

—¡Elaine, esto es enserio! Ayúdame, por favor—suplicó mi amiga.

Su pelo aún mojado caía por sus hombros. No llevaba más que su brasier y una falda de mezclilla.

Dejé de jugar con mi varita y la miré de cabeza. Me encontraba acostada en mi cama, boca arriba.

Mi amiga sostenía dos blusas en su mano: una negra y otra blanca.

Entrecerré los ojos, tratando de imaginarme a mi amiga con ambas opciones, y señalé la blusa blanca.

La vi colocarse la blusa manga larga de seda, semi traslúcida. Su falda estaba adornada con una delgada correa negra a juego con sus tacones planos y bajos del mismo color. Llevaba pantimedias del mismo color de su piel, casi imperceptibles.

Tomó una diadema y se la colocó frente al espejo. Tomé mi varita y apunté hacia ella.

—¡Ventus!—susurré. Michelle se sobresaltó al sentir una ráfaga de aire y volteó a verme alarmada.

Sonreí con inocencia y mi amiga siguió mirándose al espejo. Eran casi las tres de la tarde y mi castigo era a las tres y media, mientras que la salida a Hogsmeade era a las cuatro.

—Aún te queda una hora. ¿Por qué te apresuras?—sobé mis pies; la tela suave de mis medias me reconfortaba.

—No quiero hacerlo esperar—murmuró, delineándose la línea de agua.

—Mhmm—me puse de pie con cuidado de no marearme y me estiré hasta alcanzar la cajetilla que tenía mi amiga sobre la cama, junto con su encendedor.

Saqué uno y lo encendí sin miedo. Sentí su mirada por el espejo.

—Debería dedicarme a venderlos—bromeó—. Tendría a mis dos compradores estrella.

Reí a la par que exhalaba el humo y me senté con las piernas cruzadas sobre la cama. Llevaba el mismo jean que el día anterior, pero esta vez mi camiseta era una caffarena; el clima estaba más soleado.

—¿Sabes si alguien más, a parte de ti, tiene de estos?—pregunté.

—Oh, querrás decir: quién no tiene... Cualquier estudiante de nuestro grado para arriba te puede decir. El prefecto de Ravenclaw consigue cientos de cajetillas por correo.

Abrí los ojos sorprendida. Mi madre tenía que poner un estúpido hechizo en sus cartas y un compañero recibía Marlboros en el desayuno.

—¿Consigues de ellos?—volví a preguntar. Michelle se dio la vuelta y ya estaba maquillada; tenía la mirada dulce y no llevaba la pinta de siempre.

Se sentó frente a mí con la espalda recta; me enderecé automáticamente al verla.

—Claro que no, el precio está por las nubes... prefiero robar unos de mi padre—a mi mente volvió lo que Theodore me había contado. No quería preguntarle, pero a la vez sí quería.

—Uhm, ¿y no se da cuenta de que le hacen falta muchas cajetillas?—pregunté.

Mi amiga se removió en su asiento con una sonrisa incómoda.

—Creo que sí lo ha notado. De todas formas no pienso volver a casa en verano —murmuró acomodando su falda para disimular el nerviosismo.

La miré algo confundida.

—¿Y dónde planeas...?

—Theodore me ofreció quedarme con él; también he pensado conseguir algún empleo y tal vez buscar un lugar donde pueda rentar...

𝐆𝐎𝐎𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐍 𝐆𝐎 -𝗱𝗿𝗮𝗰𝗼 𝗺𝗮𝗹𝗳𝗼𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora