023.

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023. F R I E N D

elaine prewett

Las clases pasaron la normalidad de siempre, nuestra primera clase de DCAO el profesor Moody se encargó de hacer la vida imposible a Draco, quien tenía que aguantarse en silencio. Su padre había recibido la noticia de su mal comportamiento y aunque probablemente por privado su padre lo felicitó por agredir a Potter, frente a todos los demás Lucius Malfoy era un padre ejemplar.

—Te juro que ese maldito viejo va a pagármelas—murmuró al término de una de las clases.

—Shh—pidió Michelle alterada mirando a todos lados, Moody se caracterizaba por tener ojos y oídos en todas partes. Michelle se había ganado decenas de castigos gracias a él y en cierta parte había adquirido un trauma de hablar cuando él estaba cerca.

—Tranquila, no está aquí—le dijo Theodore tomándola del brazo con suavidad.

Draco me miró y fingió una arcada. Ellos dos se la pasaban rozando sus manos o dándose pequeños cumplidos en todo el día, me alegraba ver el brillo en los ojos de Michelle cada que Theodore se ofrecía cargar sus libros.

Por otro lado, Draco se había alejado de mí otra vez. Como si mi presencia le fastidiara, en el momento que nos encontráramos solos se paraba e iba en busca de Crabbe y Goyle; a mí no me molestaba en lo absoluto. Solía ir al lago negro a pasar mis tardes... Extrañaba el Quidditch.

—Hola—su voz a penas y se escuchó. Mis pies descalzos jugaban con el agua, levanté la vista y me encontré con el granoso rostro de Longbottom que lo cubría una maraña de pelo castaño y rizado.

—Hola—respondí restándole importancia y volviendo a mis pensamientos. Me di cuenta que ya no sería posible imaginar escenarios ficticios donde ganaba el mundial de Quidditch, en el momento en que él se sentó junto a mí—. Eh... Si recuerdas quién soy ¿verdad? Slytherin... Amiga de Malfoy... ¡Bu!

Longbottom me miraba algo incómodo con un libro sobre sus piernas.

—Sí... pero no siempre actúas así de extraño.

Rodé los ojos y apoyé mi cabeza en mis rodillas.

—¿Puedo ayudarte en algo?—pregunté algo cortante al sentir su mirada en mí, quería seguir compartiendo mi soledad con los pececillos entre mis dedos.

—El profesor Moody me entregó este libro—dijo, clavé mi mirada en el título »Las plantas acuáticas mágicas del Mediterráneo y sus propiedades«—. Me lo entregó después de... su clase.

Lo miré extrañada, ya no apartaba la mirada cuando lo veía a los ojos.

—¿A qué va todo esto, Longbottom?—pregunté algo incómoda. Si bien soportaba que me hablara en clase de Herbología y se copiara de mis apuntes, no me apetecía conversar con él como si fuéramos grandísimos amigos.

—Te veo aquí todos los días... sola—murmuró torpemente.

Mi rostro se tintó de carmesí y miré en otra dirección ¿Acaso sentía lastima por mí? ¿El Gryffindor más tonto venía a decirme que me veía sola?

—Si estoy sola es porque así lo quiero. Si sabes que tengo amigos ¿No?

Él me miró algo avergonzado, me molestaba lo cerca que estaba de mí.

—Sí, bueno. Creí que tal vez podríamos hablar de plantas y eso... Yo también paso las tardes solo. Perdón si te molesté—Se puso de pie junto con ese pesado libro y cerré los ojos con fuerza. Me iba a arrepentir demasiado por lo que iba a decir:

—Puedes quedarte.

Su rostro giró en mi dirección con vigor. Una ligera sonrisa se formó en rostro.

𝐆𝐎𝐎𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐍 𝐆𝐎 -𝗱𝗿𝗮𝗰𝗼 𝗺𝗮𝗹𝗳𝗼𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora