𝐆𝐎𝐎𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐍 𝐆𝐎 -𝗱𝗿𝗮𝗰𝗼 𝗺𝗮𝗹𝗳𝗼𝘆

053.

053. I   S A I D:  ¡Y E S!

Disclaimer: los acontecimientos de este capitulo no los estoy normalizando ni recomendando!! Sé que lo he aclarado varias veces a lo largo de la historia, pero nunca está de más. Si a alguien le puede llegar a incomodar el vocabulario o la crudeza, puede continuar al siguiente capítulo, ya que los hechos se volverán a mencionar de forma más leve en un futuro.
Ahora sí, disfruten la lectura ^^

elaine prewett

La dichosa fiesta de Halloween había llegado. ¿Emocionada? Tal vez. Si no fuera por que esa maldita...

Subí mis guantes con más fuerza de la que quería, pero gracias a Merlín no se hicieron daño. Suspiré y miré mi silueta frente al espejo del baño; el vapor ya casi se había desvanecido pero mi pelo sufría las consecuencias de la humedad.

El vestido negro pegado a mi cuerpo hacia resaltar cada una de mis curvas, que no era muchas... No estaba subiendo de pesos tanto como los años anteriores. Los huesos de mi cadera se notaban y me sentía vulgar, una zorra... tal como ella me lo dice, tal como ella me lo hace recordar cada que veo mi mano sin ningún guante que la cubra.

Michelle tocó la puerta y me hizo volver a la realidad.

—La gente está llegando y no hay ni las luces de nuestra preciosa anfitriona —gritó al otro lado de la puerta.

Sonreí por su comentario.

Odiaba sentirme tan insuficiente o grotesca, llevaba unos cuantos días (o semanas) sintiéndome así y ni siquiera estaba siendo una buena capitana con mi equipo, ni una buena alumna, ni una buena amiga.

Michelle movió el cerrojo de la puerta indicando que quería que abriera.

Me miré por ultima vez, mis pechos aún se veían grandes y mucho más con el escote en "V" del vestido que Michelle había escogido para mí. El collar obsequiado por mi madre caía por mi pecho, mi brazalete sonaba al arreglarme el pelo y mis aretes bailaban con cada movimiento de mi cuello.

Me estiré lo mejor que pude sin desestabilizarme sobre los tacos 6 que -adivinen- Michelle me prestó. Abrí la puerta y el fuerte aroma de mi amiga se hizo presente.

Su pelo brillaba a pesar de la escasa luz y su sonrisa lo hacía igual. Sus uñas rojas llamaron mi atención a lo que me estaba brindando. Sonreí aún más y tomé un cigarrillo para colocarlo entre mis labios.

—Deberías pagarme por elegirte los mejores atuendos –bromeó la rubia, bombeando el encendedor para que el cigarrillo ardiera.

Reí por lo bajo y di la primera calada. Ya no hacía ningun tipo de caras por el sabor, y al contrario, era satisfactorio el sonido del cigarrillo quemándose y el humo entrando por mis pulmones.

Admito que me hace mierda, ya no resisto tanto tiempo jugando al quidditch; pero seguía siendo la mejor jugadora de este maldito colegio.

—Vamos. La música esta buena—murmuró mi amiga, moviendo sus caderas al ritmo de la música amortiguada. Sonreí y le seguí el juego.

Su vestido de seda rosado, se notaba casi del color del mío a causa de la notable luz verde que nos proporcionaba la sala común. Tenía maquillaje al rededor de su rostro simulando escamas, por lo que me había contado días atrás: Estaba disfrazada de una sirena del lago negro, pero bonita.