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047. H E ' S B A C K

elaine prewett

Mis ojos se cerraban y mi cabeza caía sobre el hombro de Draco, después de todo tenía razón: Nuestras manos estaban entrelazadas bajo su abrigo. Nadie más que nosotros podía notarlo y eso estaba bien.

Me había aburrido absolutamente de todo. Desde l banda cantando hasta mis primos haciendo que las cigarras bailaran al compás de la música.

El público entero se sobresaltó cuando de un golpe seco, Potter cayó de bruces sobre el césped frente a nosotros.

Sus manos se aferraban con fiereza a la Copa de los tres magos y a Cedric acostado junto a él, parecía desvanecido. No me imaginaba el tipo de cosas que hubieran dentro como para derribarlo y para que Potter estuviera tan aterrado.

Todo el mundo empezó a moverse y a bajar de las tribunas. Ya teníamos ganador del torneo, o bueno, ganadores.

Solté la mano de Draco, poniéndome de puntillas para poder observar sobre el remolino que gente que se había formado al rededor de Potter y Diggory.

—¡Harry!, ¡Harry!—se escuchaba clamar al profesor Dumbledore. Fruncí el ceño y bajé dispuesta a enterarme de todo lo que estaba pasando; mis amigos me siguieron el paso.

—¡Dios... Dios mío, Diggory! —exclamó Cornelius Fudge—. ¡Está muerto, Dumbledore!

Mi cuerpo entero se paralizó a la mitad de la penúltima grada.  Aquellas palabras se reprodujeron, la gente a nuestro alrededor se removía sin poder creer lo que estaban escuchando, y luego otros las gritaron, las chillaron en la noche: «¡Está muerto!», «¡Está muerto!», «¡Cedric Diggory está muerto!».

Mi respiración se entrecortó y mi cuerpo entero vibró, sentía que me resbalaría en cualquier momento. La gente moría con regularidad en el torneo, ya sea por las criaturas o pruebas imposibles pero Potter había salido ileso y la única imagen que tenía en mi cabeza era mi madre siendo la culpable, pero estaba claro que no. Ella no era la única que pertenecía a ese bando, eso era lo que más me preocupaba.

El firme agarre de Draco en mi brazo me tomó por sorpresa, pero me dejé caer a su merced. Confié todo mi peso en él, olvidándome de la existencia de la gravedad. Era irreal.

Había visto a ese chico sonreír hace unas horas y ahora ¿Estaba muerto? Toda la gente a su alrededor no me permitía ver su cuerpo yacer en el pasto y lo agradezco.

A nuestra izquierda aquel señor que hace un año se presentó como "Amos Diggory" corría a toda velocidad, saltándose las tribunas como si no tuviera su edad.

Dumbledore salió de la multitud que rodeaba la escena y se acercó a Amos Diggory, llevándolo lejos de allí a pesar de los empujones que daba para llegar a dónde se encontraba su hijo.

—¡Tendrán que llevarlo a la enfermería! —dijo Fudge en voz alta—. Está enfermo, está herido...

El Profesor Snape junto con los demás jefes de casa nos exhortaron que volviéramos a las salas comunes.

No estuve segura de cómo llegue a mi cama ni de como Michelle fue capaz de ponerme el pijama, pero a pesar de estar resguardaba bajo mis mantas en el castillo no podía dejar de sentirme en peligro.

Las múltiples teorías de la razón de la muerte de Cedric se fueron creando a medida que la semana pasaba y el fin de curso se acercaba.

Draco, Theodore y yo sabíamos que eso no había sido causado por un Escreguto de los que criamos en clase. De todas formas, ninguno fue capaz de tocar el tema.

𝐆𝐎𝐎𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐍 𝐆𝐎 -𝗱𝗿𝗮𝗰𝗼 𝗺𝗮𝗹𝗳𝗼𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora