018.

194 15 5
                                    

018. M O R S M O R D R E

elaine prewett

El partido había finalizado, sentía la adrenalina disminuir de mi cuerpo. ¡IRLANDA HABÍA GANADO! Con un sólido 170-160.

Me enteré que Fred y George habían apostado con Ludo Bagman una gran cantidad.

—No le digan a su madre que han apostado —imploró a Fred y George el tío Arthur, bajando despacio por la escalera alfombrada de púrpura.

—No te preocupes, papá —respondió Fred muy alegre—. Tenemos grandes planes para este dinero, y no queremos que nos lo confisquen.

Interrogué con la mirada a ambos gemelos pero sólo me sonrieron con genuina felicidad.

Pronto fuimos rodeados por la multitud que abandonaba el estadio para regresar a las tiendas de campaña. El aire de la noche no era tan frío con toda la gente abarrotada y coreando victoria por el camino.

Cuando por fin llegamos a las tiendas, nadie tenía sueño y, dada la algarabía que había en el lugar, lo único que pasaba por mi mente era la victoria de hace unos minutos.

Mi tío consintió en que tomáramos todos juntos una última taza de chocolate con leche antes de acostarnos. No tardaron en enzarzarse en una agradable discusión sobre el partido, yo disfrutaba de mi chocolate caliente en silencio. Mi tío se mostró en desacuerdo con Charlie en lo referente al comportamiento violento, y no dio por finalizado el análisis del partido hasta que Ginny se cayó dormida sobre la pequeña mesa, derramando el chocolate por el suelo. Entonces nos mandó a todos a dormir.

Desgraciadamente me tocaba dormir con Granger y claro, Ginny; vivía dos meses rodeada de varones pero cuando estábamos fuera respetaban la privacidad...

Me quité la chompa de lana que Fred y George me habían obsequiado para apoyar a Irlanda y fui a buscar mi pijama, mientras me quitaba el resto de mis prendas.

—Oh—exclamó Granger. Volteé a mirarla y se había cubierto los ojos. Fruncí el ceño en confusión y miré a Ginny en busca de una explicación pero ella actuaba como si nada—¿No te cubres?

—Ah— envolví la chompa de lana por mi cuerpo y seguí con mi búsqueda. Me había acostumbrado a cambiarme sin pudor. En la madriguera con Ginny incluso nos habíamos llegado a bañar juntas, en los vestidores de Hogwarts podía sentir el aire correr por mi piel mientras me vestía y a parte de todo estaba en ropa interior, no desnuda.

—Soy hija única, no estoy acostumbrada a esto—murmuró ella.

—Entiendo—respondí con simpleza, no era necesario que me contara su vida personal. Quería que me cubra y ya lo había hecho—. Maldita sea.

Había olvidado empacar el pijama.

—¿Que sucede?—preguntó Ginny acobijándose en su cama.

—Me olvidé el pijama—murmuré con ligero enojo.

—Yo siempre traigo uno extra—la tímida voz de Granger me hizo mirarla, rebuscaba dentro de su maleta. No podía creer lo que estaba viendo.

¿Qué le sucedía a toda la gente que empezaba a ser tan amable de repente? ¿Acaso era el fin del mundo?

Un pequeñísimo pijama rosado de conejos, de dos piezas y veraniego apreció frente a mí. A diferencia de Granger, mi cuerpo era más voluptuoso; yo hacía deporte y ella se la pasaba sentada toda la tarde en la biblioteca. Dude mucho que me quedara pero de todas formas lo tomé y me lo probé.

𝐆𝐎𝐎𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐍 𝐆𝐎 -𝗱𝗿𝗮𝗰𝗼 𝗺𝗮𝗹𝗳𝗼𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora