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016. T R A V E L E R S

elaine prewett

Frotaba mis ojos somnolientos mientras tomaba una exquisita taza de chocolate caliente. Escuchaba a mi tía tararear a la par que removía el contenido de una olla puesta sobre el fuego, y mi tío, sentado a la mesa, comprobaba un manojo de grandes entradas de pergamino.

Mi vista se alzó inconscientemente al igual que la de él. Vi a todo el grupo a los pies de la escalera; mi tío extendió los brazos para que pudieran verle mejor la ropa. Llevaba lo que parecía un jersey de golf y unos vaqueros muy viejos que le venían algo grandes y que sujetaba a la cintura con un grueso cinturón de cuero.

—¿Qué les parece? —preguntó—. Se supone que vamos de incógnito... ¿Parezco un muggle, Harry?

—Sí —respondió Potter, sonriendo—. Está muy bien.

—¿Dónde están Bill y Charlie y Pe... Pe... Percy? —preguntó George, sin lograr reprimir un descomunal bostezo.

—Bueno, van a aparecerse, ¿no? —dijo Ma Molly, cargando con la olla hasta la mesa y comenzando a servir las gachas de avena en los cuencos con un cazo—, así que pueden dormir un poco más.

Sabía sobre ese término desde temprana edad, me parecía tan sorprendente que era lo único que me agradaba de cumplir la mayoría de edad.

—O sea, que siguen en la cama... —dijo Fred de malhumor, acercándose su cuenco de gachas—. ¿Y por qué no podemos aparecernos nosotros también?

—Porque no tienen la edad y no han pasado el examen —contestó bruscamente—. ¿Y dónde se han metido esas chicas?

Salió de la cocina y subió la escalera. Yo me había despertado para ir al baño y el delicioso olor a chocolate me guió hasta la cocina... Aquí llevo desde entonces; Ginny y Granger seguían durmiendo plácidamente en el cuarto de arriba.

—¿Hay que pasar un examen para poder aparecerse? —preguntó Tonto Potter. Me resistí de responder "¿Pues qué escuchaste?" Era muy temprano para discutir con alguien.

Mi atención recayó especialmente sobre mi cazo de avena y mis esfuerzos por seguir despierta.

Se oyeron unos pasos y Granger y Ginny entraron en la cocina, pálidas y somnolientas.

—¿Por qué nos hemos levantado tan temprano? —preguntó Ginny, frotándose los ojos y sentándose a la mesa.

—Tenemos por delante un pequeño paseo —explicó su padre.

—¡George! —exclamó bruscamente Ma Molly, sobresaltándonos a todos.

—¿Qué? —preguntó George, en un tono de inocencia que no engañó a nadie.

—¿Qué tienes en el bolsillo?

—¡Nada!

—¡No me mientas!

Vimos como mi tía apuntaba con su varita al bolsillo de George y dijo:

—¡Accio!

Varios objetos pequeños de colores brillantes salieron zumbando del bolsillo de George, que en vano intentó agarrar algunos: se fueron todos volando hasta la mano extendida de mi tía.

—¡Les dijimos que los destruyeran! —exclamó, furiosa, sosteniendo en la mano lo que, sin lugar a dudas, eran más caramelos longuilinguos—. ¡Les dijimos que se deshicieran de todos! ¡Vacíen los bolsillos, vamos, los dos!

Fue una escena desagradable. Evidentemente, los gemelos habían tratado de sacar de la casa, ocultos, tantos caramelos como podían, a menos escuchaba como ambos se quedaban despiertos toda la noche y ahora sabía el porqué; mi tía tuvo que usar el encantamiento convocador para encontrarlos todos.

𝐆𝐎𝐎𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐍 𝐆𝐎 -𝗱𝗿𝗮𝗰𝗼 𝗺𝗮𝗹𝗳𝗼𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora